Últimamente se han incrementado las visitas y residentes, de latinoamericanos al Viejo Continente, concretamente a España, donde encontramos un número significativo de venezolanos y colombianos, por diversas razones, muchas por motivaciones laborales (proveedores de mano de obras que no asumen los europeos).
Hay diversas maneras de llegar a diferentes destinos del mencionado continente, usualmente lo hacemos a través de agencias de viaje.
Naturalmente estas son un negocio, las cuales organizan paquetes turísticos que incluyen hoteles, transporte y tours. Sin desmeritar el servicio de estas, no es este el mejor sistema para conocer y adquirir un concepto objetivo de las diferentes manifestaciones culturales y sociales que tiene para mostrarnos el Viejo Mundo.
Una de las limitantes que se nos presenta con las Agencias es que la agenda programática la hacen ellas, es decir, las visitas a los diferentes lugares históricos y culturales lo determinan dichos negocios. Siempre contra el tiempo, visitas rápidas, acompañados de un guía que ilustra el recorrido. Son guías cultos, hablan varias lenguas, pero la brevedad y superficialidad sobre los temas no permite adquirir conceptos claros de los mismos.
El primer recorrido que hice por varios países de Europa fue utilizando estos servicios, un recorrido de diecinueve días. Fue un recorrido acelerado, deprisa, por Suiza, Italia, España y Francia. Aunque visite museos y castillos medievales, no me fue posible dialogar con la gente, intercambiar ideas, conocer sus inquietudes, etc. Creo que esta es la mejor manera de tener una percepción objetiva de dicha sociedad.
Pues bien, teniendo claro lo anterior, decidí, en compañía de mi esposa, hacer un recorrido de treinta días durante la actual primavera por varias ciudades de España; iniciamos en Madrid, continuamos con Barcelona, seguimos con Marsella (única ciudad fuera de España que visitamos), Valencia, Granada, Málaga, Cádiz y, por último, con la cálida Sevilla.
Todas tienen su encanto, vasta historiografía, belleza arquitectónica, exquisita gastronomía, excelente movilidad, diversidad de museos, múltiples librerías, óptima seguridad. Donde mejor nos sentimos fue en el sur, su gente, a diferencia de la del norte, es accesible, abierta, cálida, similares a los caribes.
Nuestra llegada a Sevilla coincidió con la tradicional Feria de Abril, se trata de una festividad que data de mediados del siglo XIX; la ciudad y su gente se engalanan, hombres de trajes y corbatas y mujeres con sus hermosos vestidos flamencos y una flor en el cabello, asisten a los diferentes eventos durante ocho días. Entre los eventos más populares se destacan los bailes flamencos. Son ciudades para caminar, el peatón tiene prelación, existe una red de transporte masivo donde predomina el metro y los trenes, evitando así trancones como los vividos en Colombia.
Dialogué con todo el transeúnte posible, libreros, comerciantes, taxistas, etc., percibí madurez en los interlocutores, conocedores de su historia, claros políticamente, críticos.
Me queda el convencimiento de que la extrema derecha, representada en Vox, en los actuales momentos no tiene posibilidad alguna de gobernar por vía democrática. Me queda la sensación de que ideológicamente en el colectivo ibérico predomina la socialdemocracia. En verdad sentí un rechazo unánime hacia el exdictador Francisco Franco. Ese es el triste final de los dictadores de derecha.