Las librerías son como una trinchera, un espacio de resistencia
Almudena Grandes
Los libreros son los guardianes de la memoria de los pueblos, su labor consiste en divulgar los autores de épocas pasadas y presentes al público de todas las edades (y más allá de su labor comercial), su tarea es más pedagógica porque consiste en encontrar para cada cliente su libro indicado acorde a su perfil, llenar su expectativa cada vez que visite una librería, por eso ser librero es desarrollar una carrera profesional.
A pesar del imaginario del común, de que la gente no lee, y que consume de todo menos libros, es una percepción errada, por el contrario estamos en un momento de boom de la lectura, donde hay demandas de todas las temáticas por todo tipo de publicó, y de diferentes edades.
Donde los clásicos han aprendido a coexistir con influencers y youtubers en la misma estantería de las librerías (eso explica perfectamente el éxito de textos de Wattpad que tanto gusta al público adolescente), quizá estos últimos han sabido llegar a otro tipo de público ignorado por la literatura tradicional.
Donde los temas de emprendimiento, salud y bienestar, superación personal, ángeles y esoterismo abundan cada día más y su consumo es masivo en todas las librerías del país, sean grandes superficies o independientes.
Más allá de falsas posturas pseudo intelectuales, acerca de ser selectos con los temas que se deben leer, lo importante es que la gente lea, no importa sus gustos ni tendencias.
Las librerías son democráticas, y cada quien puede escoger su libro sin temor a la censura y al señalamiento. Pero haciendo un análisis y no quedándose solo en la inmediatez del presente, todavía hay un gran espacio para la filosofía, la historia y la literatura clásica, en las librerías, hay autores y textos que sobreviven al olvido.
Desde Las mil y una noches, hasta los Diálogos de Platón, pasando por las Confesiones de San Agustín, llegando al renacimiento de la Divina comedia y desembocando en autores como Schopenhauer y Dostoievski, donde cada generación le encuentra un significado diferente.
Las librerías son lugares de encuentro, memoria y resistencia, son cátedras abiertas donde uno vive actualizado y no deja de aprender, por eso es impensable concebir un centro comercial sin una librería en estos tiempos, primero por su rentabilidad económica, el “negocio” de las librerías fue uno de los que más creció durante la pandemia, y segundo por su importante conexión con el pasado.
En algún momento se pensó que el libro físico iba a desaparecer y su reemplazo seria el libro digital. Sucedió lo contrario, el libro se ha fortalecido y se encuentra conviviendo con otros medios como el ebook, los Podcast y audiolibros (formatos completamente válidos y acertados para otro tipo de público).
La mayoría de la gente sigue siendo conservadora necesita palpar el libro, olerlo, rayarlo, cargarlo, sentirlo como una extensión de su cuerpo. Vender libros no es un negocio es cumplir una función educativa y social dentro de la sociedad. ¡Qué bello el oficio de ser librero!