Hay varias maneras de contar la historia patria, unas desde las versiones de los reaccionarios al servicio del statu quo y el atraso, y otras, narradas objetivamente por quienes están al servicio del pueblo y el avance de las fuerzas productivas. En reunión del 2 de enero pasado, que no duró más de cuarenta minutos, Iván Duque se las tiró de historiador y, para congraciarse con el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, salió con esta perla: “Hace 200 años el apoyo de los padres fundadores de los Estados Unidos a nuestra independencia fue crucial”. La afirmación fue de inmediato refutada por los más serios y connotados historiadores e Iván Duque se vio ridiculizado por decenas de memes.
La obsecuente actitud dejó en claro, de entrada, que el presidente colombiano estaba listo a obedecer la agenda que traía Mike Pompeo sobre la crisis en Venezuela, la política antidrogas y las imposiciones en materia comercial, el punto más importante pero el menos publicitado por los medios.
Pompeo está muy comprometido en fortalecer los lazos comerciales de cooperación entre los dos países, dijo Duque, y agregó: “Estados Unidos tiene una excelente relación económica que ha beneficiado a Colombia, por lo que tocamos el tema de cómo reforzar esta relación, eliminando las barreras comerciales en las industrias de camiones, farmacéutica y cultura” (https://bit.ly/2LRf8gQ).
Con referencia a la industria de camiones, Colombia fue perjudicada desde cuando, por orden de Estados Unidos, los gobiernos sustituyeron los ferrocarriles por camiones fabricados en Detroit. Ahora quiere Washington que le eliminemos las barreras arancelarias, lo que conducirá a un exceso de parque automotor en el país y a una guerra de fletes que terminará quebrando a nuestros camioneros.
Con respecto a la industria farmacéutica, el país del Norte ve la salud como un negocio estimado “en 1,11 billones de dólares en 2017 y se prevé que alcance los 1,43 billones de dólares en 2020, las 10 principales compañías farmacéuticas mundiales generaron ventas por valor de 437.257 millones de dólares, seis de estas son de estados unidos: Pfizer, AbbVie, Johnson & Johnson, Merck & Co, Gilead Sciences, Amgen” (https://bit.ly/2VSX5Lw). Las cifras explican el porqué de la presión del Secretario de Estado para que Colombia sea un peón más a favor en la guerra comercial, para lo cual nada importa la salud del pueblo colombiano.
Pompeo llama a quitar las barreras arancelarias a la industria de la cultura para comercializarla a su gusto. El Diccionario de la Real Academia Española define cultura como “el conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico. / Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social”. El capital financiero vuelve negocio hasta los ideales más altos.
Sin ningún rubor le da a la industria de la cultura el nombre de economía naranja para esconder la intención de feriar el espectro radioeléctrico a extranjeros, golpear la producción nacional de contenidos, establecer nuevas formas de censura, marchitar la televisión pública y hasta golpear los canales de televisión privados nacionales. Las orientaciones de Mike Pompeo, aceptadas por el presidente Duque, fomentan el atraso y le apuestan a cambiar nuestras tradiciones y nuestra identidad cultural. La tal economía naranja no les sirve a Colombia y a su pueblo. No podemos aceptar que mancillen nuestra soberanía económica.
