Mientras el gobierno y la Farc libran ese enfrentamiento sangriento con el que buscan inclinar la balanza para imponerse en la negociación, lo que divide al país en uribistas y anti uribistas, entre los que quieren la paz y los que añoran la guerra, la Copa America ejerce ese movimiento de cohesión social que une las diferencia alrededor de la selección Colombia.
Y este escape emocional de la realidad de nuestro país, se encuentra con el reto de Caracol de obtener una magnífica audiencia con la transmisión exclusiva de la Copa América, para lo cual compra unos derechos y debe, a través de la publicidad, no solamente recuperar esa inversión, sino obtener jugosos ingresos con las transmisiones, es entonces cuando lo emocional, lo emotivo es el objetivo fundamental de la cadena, que con fuertes dosis de patriotismo nos hace sentir los seres más orgullosos del continente y el mundo.Y no es para menos, si el árbitro en el pasado mundial avala el gol de Yepes y no pita una falta inexistente que generó el gol de Ruiz, sin duda Colombia estaría de finalista contra Alemania y hasta por primera vez campeón del mundo.
Qué berraquera, tuvimos en James el mejor jugador del mundial, que a la vez
fue el goleador y quien además nos hizo olvidar las oraciones, el deseo y nuestro peregrinaje al Cerro de Monserrate, así como las misas en la catedral del Señor de los Milagros y la campaña del "yo creo", precisamente para que Diosito nos hiciera el favor de recuperar a nuestro ídolo Falcao García, quien hoy debería estar de suplente, pues en menos de un año pasó de ídolo a ser humano. Así somos nosotros.
Y entonces Caracol se lleva todo su equipo técnico, logístico y periodístico para transmitir la Copa América y se le olvida de mandar un corresponsal al mundial femenino. Y como era de esperarse los patrocinadores empiezan a soltar sorteos y comerciales llenos de alta dosis de emotividad -porque yo sí quiero mi selección-, entonces no hallamos la hora del primer partido, pues todo el mundo se tiene que esconder debajo de la cama, ya que somos los favoritos a ganar la copa América, sin jugarla. Al menos lo dijo Messi, Mourinho y hasta un brujo.
Qué nos importa que Méjico no le pudo ganar a Bolivia, Uruguay a duras penas triunfó sobre el desconocido Jamaica, Brasil le ganó en tiempo extra a Perú, Paraguay le empato a la gomosa Argentina de Messi,Tévez, Mascherano, Di Maria. Lo que para otros significa que hoy en el fútbol las diferencias se Acortan, pues no es nuestro problema porque sin duda vamos a ser campeones y pasaremos por encima de Venezuela.
Empieza el partido, Venezuela estuvo en el primer tiempo más cerca del gol, James no aparecía, Falcao y Baca no producían nada, Que va¡ Eso en el segundo tiempo lo arreglamos y estamos listo para la caravana y a mamar ron, pues esa cervecera es el principal patrocinador.
Segundo tiempo: Rondón avisa dos veces y nadie hace la lectura de lo que buscaba Venezuela. Fácil, centre que el negro la emboca. Y así fue.
Terminó el partido. No se a quien se le ocurrió meter a ese Falcao, James está crecido, Teo no debe estar en la selección, ese Zapata es una maleta. Si eliminan a Colombia que saquen a PEkerman, pues quién nos manda a contratar extranjeros.
Ecuador perdió con Bolivia, Méjico a lo mero macho le hizo partido al anfitrión, mientras nosotros debemos ganarle a Brasil pues somos los campeones que aunque sólo hemos ganado una Copa América, tenemos una obligación a nuestras espaldas, ganar la del 2015. Aquí más que Chile, la obligación es para Colombia, pues somos los favoritos por encima de Argentina, Brasil y Uruguay y James debe ser la figura o sí no lo linchan en Colombia, válgame Dios.
Nos conviene a todo Para darle rienda suelta nuestra emotividad y el Presidente sin duda estará rezando para que nuestra selección clasifique pues una eliminación afectaría su bajo nivel de popularidad. La Copa es una obligación histórica. De lo contrario volvemos a la triste realidad que a diario nos agobia.