Aunque poco me interesa el mundo de la farándula y el tema de este título haga referencia a un hecho ocurrido por ahí, en el 2018.
Tengo que reconocer mi profunda satisfacción al saber que la organizadora de Miss Universo en México, la exreina de belleza Lupita Jones, fue reemplazada en su cargo por una mujer que no comparte su visión transfóbica.
Esta exreina, agarrada de un prejuicio ineclipsable, defiende la idea que las mujeres trans no pueden participar en certámenes como Miss Universo.
Lupita cuestiona que en el 2018 Miss Universo concediera cinco minutos para transmitir y dar relieve a una historia nunca antes visibilizada a nivel mundial: la extraordinaria y humanizante vida de un niño que logró exteriorizar a la mujer que llevó siempre en su corazón: Ángela Ponce.
Un camino inusual marcado por el acoso, el desprecio y la exclusión social heteronormadas que deben recorrer las mujeres trans simplemente por existir.