Interesantísimos los resultados de la Gran Encuesta presidencial realizada por Invamer para Caracol. Blu y Semana. A continuación, algunas reflexiones para tener en cuenta en el partidor de la campaña presidencial.
El candidato de la región Antioquia y Eje Cafetero es, a un año de la campaña en firme, Sergio Fajardo. En la encuesta total, que lo compara con los otros candidatos, obtiene el 28,8 % del total de la intención de voto en la región, seguido por Luis Alfredo Ramos, reconocido alfil del uribismo y también exgobernador, quien registra el 18,3 %.
Lo que esto implica es que el candidato uribista no consolida aún su supremacía en su propia casa y que los votantes de esta decisiva región ven con mucha simpatía al exgobernador – profesor, quien realiza una campaña centrada en los valores de la educación y la reconciliación.
Resulta claro también que los escándalos de corrupción que ha protagonizado su partido aún no le hacen mella en el Caribe a Vargas Lleras, quien es el dominador de la intención de voto con un 33,4 % en el agregado regional. En preferencia lo sigue Gustavo Petro, quien tiene una importante base electoral en la Costa Atlántica y ha mantenido una participación muy relevante desde la primera vuelta presidencial del 2010.
Por el contrario, los candidatos anticorrupción, como Claudia López y Sergio Fajardo, tienen un muy pobre desempeño en el total regional. 1,9 % Y 3,6 % son sus magras cifras. La alianza entre los Char y Vargas Lleras y la apuesta por Barranquilla es, sin duda alguna, su gran impulso en la región. Va a ser muy difícil mirar para otro lado a la hora de escoger candidato vicepresidencial. El cachaco manda entre los costeños.
Bogotá es el bastión de la izquierda nacional.
Clara López Obregón y Gustavo Petro suman entre los dos
el 43,9 % de los votos de la capital
La tercera gran conclusión es que Bogotá es el bastión de la izquierda nacional. Clara López Obregón y Gustavo Petro suman entre los dos el 43,9 % de los votos de la capital, señalando la importancia que tiene la agenda de derechos y la preocupación por los asuntos sociales en el mayor conglomerado urbano del país.
Finalmente, el análisis regional requiere señalar que es en la región suroccidente en donde los políticos antisistema tienen más acogida. Las cifras de Jorge Enrique Robledo, que son del 8,8 % y de Claudia López, del 10,9 %, confirman el hastío de la población con prácticas corruptas y tradicionales.
Las diferencias por ruralidad, estrato socioeconómico y género muestran algunos comportamientos que bien vale analizar. Por un lado, se nota con claridad que las agendas de Petro y Fajardo son primordialmente urbanas, mientras que Germán Vargas Lleras, Luis Alfredo Ramos y Martha Lucía Ramírez tienen una mayor acogida proporcional en el área rural.
Los candidatos cuyas simpatías están inclinadas hacia los estratos altos son
Alejandro Ordóñez y Claudia López,
mientras que son las mujeres la base electoral de Clara López
En paralelo, los candidatos cuyas simpatías están inclinadas hacia los estratos altos son Alejandro Ordóñez y Claudia López, mientras que son las mujeres la base electoral de Clara López en su aspiración presidencial. En su caso, la proporción de hombres que declara su intención de voto es menos de la mitad que el de las mujeres. Tal comportamiento se da a la inversa, es decir con predominio masculino, en el caso de Alejandro Ordóñez.
El dominio inicial de Germán Vargas Lleras es indiscutible en esta primera medición. No sólo gana en todos los escenarios de primera vuelta, sino que vence también en las combinaciones de segunda vuelta, dejando en claro que sus competidores más fuertes serían Sergio Fajardo o Clara López. En el caso de enfrentarse con Humberto de la Calle o con el candidato del uribismo, su triunfo parecería avasallador.
Germán Vargas Lleras es indiscutible en esta primera medición.
No sólo gana en todos los escenarios de primera vuelta,
sino que vence también en las combinaciones de segunda vuelta
Cosa distinta sucede con Gustavo Petro, quien se ubica en segunda posición en los resultados generales. En los escenarios de segunda vuelta, Petro es derrotado por todos sus contrincantes, mostrando que su lugar de privilegio en la medición general se debe más a la variedad de candidatos que a su potencial para agregar intereses diversos.
La encuesta también refleja el muy mal clima de opinión pública en general y el pesimismo en torno al proceso de paz. El 74% de los colombianos y colombianas cree que el país va por mal camino y el 65,2% piensa lo mismo del proceso de paz.
En general, la violencia armada y los temas de paz no son una prioridad en el imaginario colectivo, y han sido desplazados por las preocupaciones en torno al desempleo, la salud y la educación. Los encuestados señalan, con cifras inquietantes, que no creen que el Gobierno o las Farc cumplirán lo pactado, al tiempo que aseguran que no se generarán cambios sustanciales en el país por la implementación del acuerdo ya en marcha.
Un éxito prematuro de quienes se esforzaron por descentrar la agenda política de los acuerdos de paz y duro trabajo para quienes quieren llegar a segunda vuelta haciendo énfasis en esta agenda. El flaco desempeño de Humberto de la Calle a lo largo de toda la encuesta confirma este panorama. Tal parece que no es necesario “hacer trizas” el acuerdo. Más bien corresponde al siguiente presidente, si esa es su intención, re-valorizarlo frente a una opinión pública escéptica y cansada.
Dos asuntos para finalizar. Primero, parece que a los colombianos no les interesa tanto el tema del narcotráfico como lo pretende señalar la oposición. En efecto, en el listado de prioridades para los ciudadanos, el tema se ubica en la posición 16 de 19, reportando sólo un 0,7% de frecuencia. Los temas de delincuencia urbana y la reactivación de la economía están más arriba en las prioridades de un país que anhela más oportunidades y crecimiento.
Finalmente resalta que en un clima de opinión tan desmotivado las opciones políticas más valoradas por el conjunto de los votantes, es decir la de Germán Vargas y Gustavo Petro, tienen en común su carácter confrontacional y su inmensa habilidad para cazar y matener peleas.
Una vez más pareciera estar posicionándose la idea de que el mejor capitán en tiempos difíciles es aquel que se sabe imponer sobre los demás. Al parecer, los colombianos seguimos creyendo que la solución a las crisis se encuentra en la mano dura y la aspereza, y no en el diálogo y la concertación.
Se trata de un rasgo muy propio de esa cultura machista que impregna desde las sábanas hasta las urnas.