Sí señores, de malas por el “de malas” que la vicepresidente Márquez ofrece a sus poco inteligentes detractores a sueldo en una entrevista que se le hizo hace algunos días. Fue suave con sus enemigos; de malas si no les ha gustado su sinceridad, finalmente, a veces, el no ser políticamente correcto en el discurso como es este caso, genera más titulares que todo este manojo de proyectos que el gobierno de la Paz Total viene construyendo para sacar a Colombia de la ignominia en la que ha vivido y vive aún.
De malas porque la señora Vicepresidente que pudo contestar de otra manera, respondió como lo merecían sus detractores, que, en su proyecto de desprestigiar y anular a la líder caucana se han sabido pegar de una frase que no es desafortunada como opinó el exsenador Gustavo Bolívar ante Vicky Dávila, sino, ofrecida a unos denostadores profesionales dedicados diariamente a buscar cualquier situación producto de descontextualizaciones con el solo objetivo de erosionar ante la ciudadanía un gobierno popular que hace el trabajo bien hecho en favor de repartir democracia real a Colombia.
Es que donde hay medios cooptados por las élites… es que donde hay élites que se pasean por una realidad virtual sin aceptar su derrota en las urnas aminorando el triunfo de un Pacto Histórico, que, con sus defectos e incongruencias por la variopinta gama de ideologías e intereses, ha podido trabajar en favor de unas reformas necesarias para las ciudadanías libres y no libres; es que en una nación donde la aporofobia, el racismo, el clasismo y todos esos prejuicios que deambulan sin amague de vergüenza desnudando la condición miserable de muchos colombianos que aún anquilosados en el mundo de la Colonia, hay también necesidad de dar respuestas contundentes y sin adornos; el menosprecio a la figura de la vicepresidente es mucho más vil de lo que sus detractores creen de las respuestas suyas a los dolidos denunciantes. No retractarse ni solicitar excusas a los pesarosos es un acto de dignidad y valentía, pues, ellos, que se habían lanzado como buitres, terminaron siendo la carroña devorada por la inteligente y valiente Francia.
Como ser humano, ella llora por los constantes maltratos a que es expuesta, aun así, seca sus lágrimas y sigue adelante; sabe su misión, sabía que no iba a ser fácil, comprendía que, por sus diversas condiciones de mujer, lideresa pobre y negra, la iba a tener bien difícil, y no se equivocó, nadar contra corriente se convertiría en su cotidianidad durante este cuatrienio. La oposición se ha sabido lamer sus heridas atacando sin conmiseración a un ser humano que solo puede generar admiración por su vida y obra. No es para nada menor lo que ha hecho en pro del medio ambiente, de las comunidades negras del Cauca y de Colombia y de su discurso pacifista que tiene como fin supremo, terminar con una guerra que desde mediados de los años ochenta del pasado siglo, ha dejado casi medio millón de víctimas mortales y millones de desplazados.
Es evidente que muchos aman la guerra y la sangre. Hemos crecido en un mar de violencia y eso nos ha llevado a su normalización. Para quienes viven en la ciudad, la guerra es una película que se ve por la tele, y el dolor es un algo exagerado en el libreto donde millones de víctimas han sobreactuado según la opinión de los insensibles y crueles ciudadanos que viviendo en una caverna no logran observar el afuera de la realidad. Una violencia que al no ser directamente de quienes no la han sufrido le ha insensibilizado al punto de llegar a revictimizar a quienes sí han sido perseguidos por el Estado, el paramilitarismo, las guerrillas y un largo etcétera de vilezas inenarrables que se tienen que narrar para no olvidar.
Francia Márquez todos los días es revictimizada por los violentos de este país, ellos se solazan disparando agresiones, no se escuchan y si lo hacen, peor, porque significa que lo disfrutan conscientemente; necesitan herir para sentir saciada su sed, y podrían llegar aún más lejos, desean la eliminación física de una líderesa que ha salido hueso duro de roer para la vil oposición ignara.
De malas señores y señoras que se prestan para atacar a la señora Márquez; el solo hecho de existir se convierte en un sombrerazo para quienes la malquieren; Márquez es su espina, su cardo, su aguijón, porque al enterrarse en la conciencia de esa pobre parte de la ciudadanía violenta, logra desnudar toda la bajeza de sus pasiones más primitivas entre lo primitivo, las del odio, la envidia, el hobby del desprestigio, la cizaña, el insomnio que les causa al saber que son gobernados por un personaje que detestan por sus condiciones étnicas y de género, además de económica, ¡no lo pueden soportar y por eso rastreramente actúan como actúan! Si ellos se observaran en una película al actuar así, se trasbocarían de asco hacia sus acciones antidemocráticas y deslegitimadoras de la igualdad en la que todos estamos insertos por el solo hecho de ser colombianos.
De malas para quienes van a seguir disparando desde las redes, desde los medios tradicionales e inclusive, a aquellos que autoproclamándose liberales y alternativos se prestan para la desdichada cruzada contra el gobierno actual; de malas para aquellos que en las calles, cantinas, clubes, parques, hogares se sienten humillados por tener una vicepresidente negra, pobre y mujer, razones palpables para mantener una visión excluyente-discriminadora hacia la actual vicepresidente de la república; de malas, muy de malas porque la valentía y el valor de Francia Márquez no va a dejar que ella salga huyendo de la fatal ignorancia plasmada en los ataques, inclusive, la meta no es solo mantenerse en pie y en sublime estado ataráxico, es que entre más le hacen la guerra, mayor ejemplo para las generaciones jóvenes que, estoy seguro, ven en ella a una adalid de la democracia y los derechos fundamentales; la historia premiará a las nuevas generaciones y condenará irremediablemente a aquellos que aún con mentalidad esclavista, siguen viendo a los pueblos nativos como homúnculos, al más reprochable estilo de Ginés de Sepúlveda, o animalizando a los pueblos afrocolombianos para justificar un supuesto grado de inferioridad, apostándole a la justificación de la colonización, la minoría de edad y la “merecida” condena bíblica del hermano siervo de sus otros hermanos.
Defender un sistema democrático real tiene como ingredientes la defensa de derechos fundamentales, estos que, a toda luz se han consagrado en una Constitución que si bien iluminan la Carta de navegación colombiana, no ha quedado más que en palabras bonitas y huecas. El papel debe cobrar vida, no se puede legitimar más lo que el exsenador Robledo calificó como democracia de papel.
Los derechos fundamentales que conciernen a todos los seres humanos no dependen de si la ciudadanía más retrograda acepta o no que parte de la población colombiana pudiese o no tener acceso a ellos. Parte de esa ciudadanía que tiene como tarea diaria deshumanizar a ciudadanos, producto de prejuicios decimonónicos tendrá, tarde o temprano que entender, gústele o no, que los derechos son inherentes a la persona humana, y que la persona humana está definida para TODOS los individuos de esa especie más allá de sus rasgos físicos y/o étnicos, culturales, políticos, ideológicos, económicos etcétera. Es que, incluso, esos derechos no dependen de sí algunos ciudadanos o, incluso el Estado, los quieran o no reconocer, por esa razón, es vital juzgar a los Estados y ciudadanos que se atrevan a violentarlos, por eso mismo, nuestros hermanos venezolanos, guste o no, están cobijados por los derechos fundamentales, las poblaciones indoamericanas y afrodescendientes, también; las mujeres, los hombres, las ciudadanías no-binarias, niños y niñas, igual. Aquí prevalece LO HUMANO, LA HUMANIDAD, por encima de concepciones artificiales-accidentales como es la nacionalidad, la religión que se profesa, la ideología política a la que se adscribe, la cosmovisión sobre la sexualidad etcétera. Antes de lo culturalmente aceptado se es humano.
Es en ese orden de ideas que el “de malas” de la Vicepresidenta cobra un valor político importante, porque, sí, muy “de malas” que aquellos que solo exigen derechos para sí, no puedan, por más que lo deseen, anular el derecho de la doctora Márquez, un derecho a su seguridad con toda la infraestructura que el Estado posee, para, como dice ella, poder cumplir con las funciones que democráticamente se le ha confiado; nunca nadie puso en tela de juicio el uso de la infraestructura del Estado de parte de los anteriores vicepresidentes, sin embargo, sí de la actual, igualmente elegida con el favor de las urnas.
Un mensaje final: no van a lograr su oscuro objetivo de la desestabilización, el presidente Petro y la vicepresidenta Márquez van a terminar el cuatrienio, si las reformas que la dupla pretende llevar adelante se materializan o no, no es cuestión solo del ejecutivo, el legislativo también tiene mucho qué decir; la ciudadanía es responsable de que Petro gobierne en coalición con partidos tradicionales, pues, su voto para el Congreso fue un voto de los mismos con las mismas, así que, nada se puede endilgar a un gobierno que administra a la nación con lo que tiene, un congreso tradicional y unas reformas que han debido ser tímidas para lograr al menos avanzar en algo en favor de las ciudadanías libres y no-libres.
Sí señores de la oposición, de malas por el “de malas” de la Vicepresidenta, y de malas, porque estén seguros de que se intentará, con todas las herramientas que ofrece la democracia, velar por la seguridad de nuestra dupla del Ejecutivo, no podrán ustedes, como parecieran desear, eliminarlos ni física ni políticamente, y sólo será válido que los venzan en franca lid, a través de las urnas.
ADENDA: Invitar a hacer una oposición seria e inteligente es invitar a fortalecer la democracia, pues, no se pretende desde el gobierno del Cambio un absoluto unanimismo, ya que ello sería un golpe certero al corazón de la democracia; haciendo uso de un lema de los contrarios al gobierno Petro: “Oposición sí, pero no así”.