El autor de esta nota tuvo oportunidad de revisar la vergonzosa votación de la OEA en contra de la convocatoria que había hecho Colombia. Cuatro países votaron abiertamente en contra nuestra: Ecuador, Haití, Nicaragua y Bolivia y ello era de esperarse ya que estas naciones son rehenes, por no decir lacayas, de Maduro. No sorprende las 17 naciones que se abstuvieron. Primero, porque 11 de esos 17 países son o pequeñas islas o enclaves caribeños o vecinos de Venezuela como Surinam y prácticamente todos ellos reciben petróleo subsidiado de Venezuela, combustible que a su vez pagan con sus votos en los organismos internacionales. Por vergüenza o la más elemental decencia han debido manifestar que su voto era cautivo. El caso de Panamá es más sorprendente, pero hay que entender que este país se encuentra renegociando una enorme deuda que de forma irracional contrajo con Venezuela. Adicionalmente, nuestro vecino debe seguir resentido con el mal trato que funcionarios segundones, como el antiguo director de la Dian, le dieron a Panamá amenazando a esta nación soberana con ponerla en la lista negra si no cumplía con las exigencias de Colombia. ¡Imperialismo criollo!
En una nota en Las 2 Orillas’ ¿Y si Maduro tiene razón?, el señor Andrés Gil, vocero de la Marcha Patriótica, hace una enconada defensa del Nicolás Maduro y de las medidas fronterizas que ha adoptado el gobierno de Venezuela. Antes de entrar a rebatir varios de los puntos que trae a colación el señor Gil, cabe preguntar si ¿la ‘Marcha Patriótica’ ha recibido o recibe fondos del Gobierno Venezolano ya sea directamente o a través de grupos allegados a la Marcha Patriótica y a Venezuela, como son las Farc o el ELN?
El señor Gil estigmatiza a los medios colombianos diciendo que poco espacio le han dedicado al complejo problema fronterizo y que a Maduro lo presentan como lunático, bruto y ordinario. En relación a esto último, es oportuno recordarle al señor Gil que esta caracterización de Maduro no es solo de los medios colombianos sino de los medios globales, incluyendo los venezolanos. Maduro, hombre profundamente ignorante que prácticamente pasó de chofer de bus a presidente, se ha ganado su reputación de lunático afirmando que habla con ‘pajaritos’; y de bruto e ignorante cuando se refiere a ‘milímetros de tiempo’, ‘millones y millonas’ y otras barbaridades.
En relación con el problema fronterizo, concretamente el contrabando, el señor Gil afirma:“Un millón diario de galones de gasolina sale de Venezuela hacia Colombia, ¿pueden creerlo? ¿Y quiénes se nutren del meganegocio de traer clandestinamente gasolina a $200 galón (la más barata del mundo) a Cúcuta donde el galón vale de 4.000 a 5.000? ¿Los pimpineros? No, hablamos de un negocio más rentable que el mismo narcotráfico y que obviamente controlan las mafias que el gobierno llama bacrim, es decir, bandas paramilitares.”
No existe en la práctica mayor diferencia entre bandas criminales como ‘Los Úsaga’, las Farc y el ELN: todas tres tienen sus tentáculos en los negocios ilegales como el narcotráfico, la minería ilegal, y el contrabando de gasolina. Hay que ser un redomado tonto para pensar que solo son los colombianos los únicos involucrados en el negocio del contrabando de gasolina, actividad de la que aparte de las bacrim, las Farc y el ELN, por supuesto involucra a venezolanos, especialmente aquellos vinculados con las Fuerza Armadas. ¿O es que el contrabando es una vía en la que participan exclusivamente los que reciben la mercancía y no los que la entregan?
Pero tal vez el argumento más débil de Maduro y de Gil es que los colombianos nos estamos aprovechando de los alimentos subsidiados de los pobres venezolanos. En Venezuela hay un agudo desabastecimiento, no porque la comida y los elementos esenciales de limpieza se trasladen a Colombia como contrabando, sino porque el demencial control de cambio, aunado a una persecución irracional al sector productivo, ha hecho polvo al sector industrial y agrícola venezolano. Los problemas de abastecimiento del ‘Socialismo del siglo XXI’, gústele o no al señor Gil, son casi exclusivamente producto de las idioteces económicas de Maduro y su equipo.
Para ilustrar la bellaquería de Maduro, y lo equivocado que se encuentra el señor Gil, es pertinente referirse al reciente editorial del diario El Espectador: “No, presidente Maduro, no es pisoteando a humildes e inermes ciudadanos colombianos, para expulsarlos de Venezuela y generar una crisis humanitaria en la frontera, que va a crear nuevas cortinas de humo y así ocultar la grave crisis por la cual atraviesa su país. Su estrategia de endilgar a otros las responsabilidades de la debacle venezolana es querer tapar el sol con un dedo. Difícilmente sus disparatados discursos logran ocultar el mal gobierno de los últimos 16 años.”