Soy colombiana y pertenezco a la fase dos de vacunación. Pago impuestos, declaro renta, mensualmente cancelo una EPS mucho más costosa que ir a cirujano plástico a ponerme bótox mes tras mes y, como toda pensionada, este año recibí un incremento de mesada según el sabio IPC, suma muy ofensiva, por cierto. Esto quiere decir que la gran mayoría de los nosotros los arrumbados recibimos un aumento de entre 20 y 40 mil pesos mensuales en promedio; vale decir que la comida de mi perro subió 15 mil pesos, o sea, la mitad de mi incremento. Claro que entendí, eso sí, que la cifra de los huevos se la debió proporcionar al señor Carrasquilla el mismo IPC y de ahí la tragedia.
Mi EPS es Medimás, no por elección, sino porque en esta democracia o mientes o te obligan a pertenecer a la EPS lugareña, así no funcione, esté en liquidación, tenga al representante legal huyendo, o todas las anteriores.
Pero mi suerte como ciudadana no para ahí. Como les contaba, pertenezco o pertenecí, ya ni sé, a la segunda fase de vacunación. Hoy me levanto con grandes titulares que incluso anuncian el trancón que hay en la Autopista Norte de Bogotá, porque la cola de la gente entre 50 y 55 años para acceder a Bima es enorme. Dichosos ellos que son ciudadanos de primera, que no son como yo, de la casta de los intocables.
Vivo en un pueblito de Boyacá que se llama Sutamarchán —proporciono este dato porque creo que el gobierno nacional no lo tiene— con código postal 153867. Eso queda en Colombia, por si acaso, también. Curiosamente la Dian sí sabe dónde ubicarme; los demás, ni pío. Desde que inició la segunda fase de vacunación, léase 16 de marzo de 2021, ando detrás de la vacuna. Voy a la IPS de mi pueblo y a las cercanas como en romería; llamo a la EPS y no consigo nada.
El 13 de mayo, supongo que en honor a la Virgen, recibí un mensaje de Medimás en el que decían que llamara a un número de teléfono (6510777 de Bogotá, porque el gratuito no sirve para celular y los campesinos no tenemos sino eso) para agendar la cita para vacunación. Casi muero de felicidad, ¡por fin! Obviamente me dediqué a marcar y cuando logré que me contestaran, la operadora me dice que no sabe de qué le estoy hablando… las conclusiones y comentarios se los dejo a ustedes mejor.
Hoy, 27 de mayo, cuando han pasado dos meses de que empezara mi fase, a las 12 del día, acabo de regresar de mi IPS. El jefe de enfermería ya me mira con pensar y me dice “no, sumercé, no han llegado vacunas”. Regreso a mi casa, furiosa, triste, discriminada, azotada por la inequidad y solo me queda decir como esos muchachos desesperados en las calles #NosEstánMatado