De llegar a la presidencia, ¿Petro realmente podría gobernar?

De llegar a la presidencia, ¿Petro realmente podría gobernar?

Se ha demostrado que cuando un candidato llega a la jefatura de Estado con el voto del pueblo, pero sin el apoyo del legislativo es factible una situación de ingobernabilidad

Por: Santiago Andrés Nitola Sandoval
mayo 07, 2018
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De llegar a la presidencia, ¿Petro realmente podría gobernar?
Foto: Twitter @PetroGustavo

Su trayectoria política y su obstinación lo convierten en un personaje que, aunque es popularmente amado por sus seguidores, tiene problemas para crear un sistema que le permita gobernar, ya que son más sus enemigos políticos que sus aliados, y al no dar su brazo a torcer en temas coyunturales de la nación solo se convierte en un obstáculo en vez de una solución.

El discurso petrista se fundamenta en un cesarismo clásico de un “mesías” adjudicándose características de superhombre, que en este caso contribuirá a la salvación de Colombia de un aparato corrupto y retrógrado en el que se encuentra hundido, y solo a través de un “verdadero cambio” lograremos construir un modelo de nación equitativo; un país donde la tierra sea para todos, donde haya oportunidades laborales para todos, donde el modelo paternalista Estatal llegue a todas partes de la nación.

Sin entrar a un análisis detallado de las propuestas programáticas del candidato o de su conveniencia para las lógicas colombianas, es necesario recalcar su inexperticia para generar alianzas políticas, lo que le costaría a futuro la gobernabilidad del país. ¿Por qué es tan importante lograr el apoyo de parte del Congreso para llegar a la presidencia? Efectivamente, el deber ser de un presidente es el de representar los intereses del pueblo y por eso se elige a través del voto ciudadano. No obstante, históricamente se ha demostrado que cuando un candidato llega a la presidencia con el voto del pueblo pero sin el apoyo de la rama legislativa se genera una ingobernabilidad en el país.

Este efecto no es un problema de gobiernos de izquierda o derecha, es un efecto que se generalizó en el cono sur y tiene consecuencias devastadoras como la fractura de nación y la latente posibilidad de un juicio político (impeachment), que tiene como fin procesar a una persona con un cargo político alto que incurra en el delito grave de poner en riesgo la gobernabilidad de una nación. Ejemplos de esto son visibles en Argentina con María Perón, Venezuela con Carlos Andrés Pérez, Brasil con Fernando Collor de Mello y Dilma Rousseff y en Paraguay con Fernando Lugo.

Volviendo al caso de Gustavo Petro es visible el apoyo que tiene desde el pueblo y como llena plaza en toda ciudad a la que va, el nivel de fervor que logra en la ciudadanía es comparable a las plazas caudillistas que llenaba Gaitán en sus años de arenga política. Tan visible como cuando se presentó a la candidatura de Bogotá y logró entrar al Palacio de Liévano como Alcalde. No obstante, desde su inicio y a lo largo de su cuatrienio de mandato encontró problemas para lograr sus propuestas. El Consejo —mayormente representado por Cambio Radical— los medios de comunicación y la misma ciudadanía en algunos sectores se dedicaron a trastabillar el proyecto de la Bogotá Humana con intentos de destitución y revocatoria del mandato donde hasta el mismo procurador de ese entonces estuvo involucrado.

Estos cuatro años que significaron grandes cambios para la ciudad como lo fue el programa del mínimo vital de agua o la creación del sistema masivo de movilidad SITP. A su vez, fueron cuatro años de ganar enemigo tras enemigo, tanto en el sector público como en el privado, entorpeciendo su proyecto y volviéndolo el enemigo de unos y el salvador de otros. Con decisiones coyunturales como detener durante su periodo de gobierno la construcción del deprimido de la 93 porque él no le daría a los ricos nada, dándole tilde de fraccionador social y siempre resaltando las diferencias sociales. La pregunta es ¿cuál sería la diferencia de la Bogotá Humana con la Colombia Humana?

Si bien es cierto que desde que comenzó su proyecto de gobierno con miras a la presidencia ha bajado en muchas ocasiones su ego, comunicándose abiertamente a sus contendores de izquierda a que se unan a él y ha demostrado el apoyo que tiene con votos exactos — recordemos la primera consulta entre él y su contendor samario Carlos Caicedo en la Gran Consulta—, no ha tenido ni la delicadeza, ni el apoyo para crear coaliciones políticas que apoyen su proyecto. Tanto así que ni el mismo Carlos Caicedo quiso unirse, hasta el momento solo ha conseguido el apoyo de su vicepresidenta Ángela Robledo, decisión que le significó su filiación en la Alianza Verde.

De igual manera buscó una alianza con el Partido Liberal, el Polo Democrático y la Alianza Verde logrando permear las bases, encontrando apoyo y a su vez fracturando el partido. Lo que no es novedad ya que candidatos como Vargas Lleras han hecho lo mismo con el partido Conservador y el Liberal. Pero, por ejemplo, en el segundo caso si Vargas Lleras llegara a la presidencia tendría el apoyo de medio Congreso, más la cantidad de grupos sociales con su respectivo equipo regional y local que tiene, dándole la posibilidad de gobernabilidad en el país. En el caso Petro, aparte de las pocas curules que ganó en Cámara y Senado, la fractura que ha logrado dentro de los partidos como el Polo o la Alianza Verde que abiertamente le han dado su apoyo a Sergio Fajardo, lo único que ha hecho es generar más odio desde las cabezas del partido hacia él como lo hace Jorge Enrique Robledo.

Para resumir, es necesario que aquel que sigue a Petro también tenga en cuenta su talón de Aquiles y preguntarse si en un contexto de paz y búsqueda de reintegración nacional cabe la posibilidad de un presidente que solo volvería a recalcar la inequidad y el rencor de clases sociales. Un presidente que tiene a más de un enemigo, ya no solo en la capital sino en todo el país y que el congreso ya tiene satanizado desde antes de entrar al rol presidencial. ¿Podría gobernar o estaríamos cayendo nuevamente en un estancamiento de cuatro años, parecido al elefante blanco de Samper, en donde todas las promesas se quedaron a un lado por defenderse ante el país?

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