"Si quieres hacer las paces con tu enemigo, tienes que trabajar con tu enemigo. Entonces se vuelve tu compañero" Nelson Mandela.
Sí se puede. Esto ha conceptuado el Consejo Nacional Electoral sobre la posible inscripción de listas de coalición abiertas, de partidos o movimientos políticos, con personería jurídica, a Asambleas, Concejos, y a JAL, en las próximas elecciones, de acuerdo con la Constitución y en desarrollo de los derechos políticos.
La figura de la coalición de partidos, en listas al Congreso de la República, fue permitida por una sentencia de tutela que, a pesar de generar un fallo entre las partes, sus efectos se extendieron a todo el país, para permitir que los partidos y movimientos políticos con personería jurídica, que sumados hayan obtenido una votación de hasta el 15% de los votos válidos de la respectiva circunscripción, y que cumplan con otros requisitos y condiciones, como en las inscripciones de la pasada elección a Congreso, puedan presentar listas de candidatos en coalición para corporaciones públicas locales y regionales de elección popular.
Se explica lo anterior, en el sistema de partidos y movimientos políticos, con los pactos políticos previos a la inscripción, que permitan señalar un mecanismo interno para efectuar la designación del candidato; construir colectivamente el acuerdo político programático; mostrar las reglas de financiación de las campañas y su distribución equitativa, entre los participantes de la coalición, así como lo correspondiente a la reposición estatal de los gastos, y hasta a los sistemas de publicidad y auditoría interna. De manera que la coalición adquiere un carácter vinculante para los partidos, los movimientos políticos, sus directivas y los promotores —de los casos por firmas— a través del acuerdo político de suscripción. Lo que implica el respaldo hasta el día D, de los integrantes de la coalición, so pena de nulidad o revocatoria de la inscripción de la lista que se apoye, en contraposición a la inicialmente inscrita.
Sería clave resaltar, que continúa la opción de listas cerradas o con voto preferente. Allí, con las listas cerradas se fortalecerían los partidos políticos en su democracia interna y las alianzas, de cara a la coalición, que tendrían que diseñar estrategias propias para escoger, por ejemplo, la posición en la lista, lo que pone en valor la premisa de un ciudadano, un voto por un partido o coalición de partidos, que represente al votante, independientemente, de la figura que llegue a ocupar la curul. Sin embargo, allí la gran pregunta es ¿qué pasa con el ‘plumazo’ del jefe político de turno, que impone el orden en la lista o de los avivatos que las arman a través de esquemas de compra y venta de avales y otros fraudes al elector?
Desde esa perspectiva, a la gran discusión sobre las listas con voto preferente se le baja el calor. Irían candidaturas, con acuerdos previos, entre los partidos y movimientos políticos. El debate dejaría de ser individualizado entre los candidatos de un mismo partido, sin enfrentarse a sus rivales de otras listas, lo que ha llevado a terminar por mirarse la lana en su propio ombligo. En bloque, los integrantes de las listas de coalición podrían enfrentarse a los gladiadores de la política tradicional, con las grandes tulas, en sus campañas multimillonarias, en la arena electoral, que parece tuvieran curules vitalicias —y hasta con sucesión— para quienes las elecciones, en su periodicidad, servirían para refrendar viejas prácticas de exclusión e indiferencia política, que facilitarían que, en vez de gobernar las mayorías, en una democracia, sea una élite, la que se reelija, en forma casi constante, para perpetuar sus privilegios e intereses particulares.
Este escenario político de las listas por coalición es propicio para avanzar en establecer mecanismos para la designación de candidaturas, en unidad de acción, de diversas fuerzas políticas alternativas, en listas de coalición, que posibiliten una convergencia democrática que desde lo local y lo regional, construya las bases para un gran acuerdo político, por la defensa de la paz y la democracia amplia, y con vocación de poder nacional. Ojalá los dirigentes políticos demuestren grandeza e iniciativa, en esta oportunidad.