Marquetalia, aquel lugar emblemático donde el comandante Manuel Marulanda armo un puñado de campesinos para darle vida a las Farc , queda a una hora a pie de la finca de Astrid Medina. Un predio que su familia trabajo durante años y que ella antes que abandonar en los tiempos duros de la guerra transformó en una siembra de café que tuesta con esmero gasta asegurar una óptima calidad. Quiso bautizar la marca con su propio nombre café Astrid Medina para diferenciarse de las 6.000 productores que hay en Gaitania, el pueblo al que llegan todos a vender sus productos.
En 2015 consiguió el apetecido premio a la Mejor taza de café colombiano que otorga la Federación nacional de cafeteros y esto le abrió las puertas a los mercados de Japón, Alemania y Estados Unidos, a donde exporta el 90% de la producción de su finca de 12 hectáreas.
Astrid Medina aprendio a trabajar la tierra con su de la mano de su papá, uno de los hombres más fuertes de la región. Él era quien tenía que intermediar con la guerrilla y el Ejército para que dejaran en paz a los campesinos. Poco a poco se convirtió en una incomodidad y las Farc lo asesinaron. En vez de huir, Astrid se sentó con sus hermanos y les propuso que en la finca siguieran sacando café. Pero no todos se quisieron sembrar, y ella quedó como la líder del proyecto. En 20 años pasó de tener común a ser reconocida en todo el mundo por la calidad de su café.
