De las minas antipersonas y sus demonios

De las minas antipersonas y sus demonios

La ofensiva militar del gobierno colombiano contra los grupos armados ilegales, lejos de desalentar su utilización, la ha incrementado

Por: Roberto Trobajo Hernández
mayo 05, 2021
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De las minas antipersonas y sus demonios
Foto: Flickr Martin Garcia - CC BY-NC-ND 2.0

Minar es de cobardes. Criminales entierran minas para atentar contra inocentes porque temen enfrentarse con quienes sí se puedan defender.

Peor pasa cuando se niegan a decir dónde colocaron las minas antipersonas. Cinismo y burlas para las víctimas, a quienes hacen pagar sus derrotas.

Los pueblos de Colombia y Azerbaiyán llevan años sufriendo por muertes y mutilados, personas de bien impactadas por esas traicioneras minas plantadas en los campos de estos países anhelantes de paz.

Miles de colombianos y azerbaiyanos han sido afectados, cobardemente, por salvajes oportunistas que a sabiendas del daño que harán entierran cargas mortificas con las que destruirán cuerpos y enlutarán familias.

En el sudamericano país cafetero, Colombia, las minas antipersonas matan o hieren a unos 1000 colombianos cada año.

El conflicto armado colombiano ha desangrado al país durante más de seis décadas. Las guerrillas y los paramilitares, quienes están en casi todos los departamentos del país, utilizan las minas para evitar avances del Ejército y sobre todo para controlar territorios donde siembran coca que convierten en droga.

La ofensiva militar del gobierno colombiano contra los grupos armados ilegales, lejos de desalentar la utilización de minas, la ha incrementado, pues al ser estos grupos forzados a cambiar constantemente de posición, identificarse campos minados es más difícil; incluso los territorios minados llegan a ser aún más difusos, trasladándose hacia pueblos, aldeas, y vías usadas por civiles, en los que los combatientes no son fácilmente identificables.

Esa existencia de campos minados fomenta miedos. Esta atmósfera de miedo por las minas intimida a miles de colombianos, forzados a abandonar sus tierras y su historia.

En Colombia existe una estrecha relación entre la victimización por minas y el desplazamiento forzado, muchos de los más de tres millones de desplazados colombianos han sufrido por culpa de las minas antipersonales.

Nunca paramilitares extraditados a Estados ni excomandantes de la guerrilla Farc han dicho a las autoridades colombianas la ubicación de las minas antipersonas. Ojalá un día el gobierno les presione para que colaboren, porque al menos tienen la posibilidad de interlocutar con ellos.

Azerbaiyán está peor que Colombia en cuanto al azote de las minas antipersonales, pues el gobierno de Armenia se niega a entregar los mapas que muestran donde plantaron minas.

Durante tres décadas las tierras de Azerbaiyán que fueron ocupadas por Armenia se convirtieron en inmensos campos minados. Amenazas al pueblo azerbaiyano porque ocasionan cruentos crímenes de lesa humanidad. Con esas tantas minas Armenia envenena a la paz.

La lógica armenia es tan sádica como maquiavélica: no dar los mapas perpetúa sus mezquinos intereses de limpieza étnica azerí, de ahí que sigan cometiendo crímenes contra los azerbaiyanos.

Al ocultar los mapas de las zonas minadas, Armenia está obstaculizando el regreso de los azerbaiyanos a sus territorios de donde fueron desplazados casi un millón de personas humiles por la fuerza bruta de despiadados armenios.

Los trabajos de desminado en Azerbaiyán son de los más complejos conocidos porque los armenios han colocado trampas difíciles de eliminar; empero, los azerbaiyanos no cesan de retirar minas y artefactos sin explotar, pues han asumido como prioritario la reconstrucción de los territorios que habían sido robados por Armenia.

El desminado en Azerbaiyán lamentablemente está siendo lento por culpa de la necedad armenia, tornándose en trabajos aún más complicados y muy costosos, pero la voluntad del gobierno azerbaiyano es inquebrantable máxime cuando se trata de devolverles paz y estabilidad a las víctimas de la dura guerra a que abocó Armenia.

En esos territorios Azerbaiyán ya inicia la creación de “aldeas inteligentes” adecuando tecnologías emanadas de exitosas experiencias internacionales.

Es imperativo que la comunidad internacional presione para que Armenia entregue esos mapas, no solo para prevenir más muertes y heridos por culpa de esas minas, sino porque ocasionan graves daños a la vida de personas inocentes que necesitan de infraestructuras: hogares con servicios públicos, escuelas, hospitales, que solo podrán reestablecerse después del desminado.

Tras la última guerra provocada por Armenia, cientos de azerbaiyanos —incluidos niños— han muerto o sido heridos, por culpa de las minas que contaminan los territorios liberados de la ocupación armenia.

A pesar de la muy complicada situación, Azerbaiyán ya ha logrado neutralizar decenas de miles de minas, lo que permite crearse condiciones para el retorno de desplazados azerbaiyanos a sus tierras tras terminarse obras de reconstrucción.

Dada la altísima peligrosidad que reviste el desminado, talentos azerbaiyanos contribuyen con la iniciativa de utilizarse drones para hacerse más eficiente y menos riesgosas las labores del desminado.

Esta novedosa tecnología ya está dando buenos resultados, implementándose a través de la Agencia de Desminado de Azerbaiyán (Anama, por sus siglas en inglés) Este fruto de la creatividad azerí mucho podría aportarle a Colombia.

Sería muy positivo que la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional de Colombia replicara esta creación azerbaiyana.

La Anama podría colaborar a sus pares colombianos, y sería un valioso aporte tecnológico azerbaiyano a los más de 4000 hombres y mujeres retirando minas y destruyendo explosivos en Colombia.

Azerbaiyán y Colombia sufren por el mismo mal, esas inhumanas minas, ambas naciones trabajan duro por erradicarlas, y son países amigos.

Colombianos y azerbaiyanos anhelan vivir en la paz vital que tanto merecen.

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