Siempre se ha dicho que de las cumbres de presidentes, jefes de Estado, primeros ministros, lo más importante es la foto de cierre; ello, por sí mismo es injusto, como cuando vienen los embates y de qué manera sobre el papel de las organizaciones de Estados, sean ellas la ONU o, la subregional OEA; es injusto, por lo menos en el sentido de tomar en cuenta que ellas colaboran al buen suceso mundial o subregional. Veamos: cuando la ONU, en avenencia tramita o aprueba un tratado de Derechos Humanos o, documentos de Derechos Internacional Humanitario o, en protección al medio ambiente o, la muy necesitada igualdad entre los congéneres, sin duda, se trata de avances que no se pueden desestimar; así mismo, cuando producen hechos políticos para impedir persecución por razones de credo, religión o sexo; últimamente, en tratar de erradicar el terrorismo; lo anterior, ni más ni menos evita confrontación y, desde luego, víctimas. ¿Cuántas guerras ha impedido el concierto de las naciones? No sabemos, pero lo que es evidente es que, de no existir el mecanismo, las conflagraciones serían un hecho diario; a nivel subregional algo parecido sucede, recordemos, el tema de la desaparición forzada que resultó emblemático. Desde luego, que han sido aprovechadas por dictadores para fungir de demócratas o, miembros de la seguridad de algún mandatario para hacer y, ahí sí vale la expresión, de las suyas.
También, se ofrecen momentos de dificultad, que pueden resultar de inspiración creadora, en esos epicentros de poder; hoy los temas de mayor significación son, miren ustedes, los desarrollos de las relaciones entre Cuba-Estados Unidos, punto de especial consideración, de tensión, si se quiere.
¿La Cumbre de las Américas será aprovechada para que se desenvuelva tan plausible situación que, desde diciembre pasado, desearon dejar en el pasado los graves señalamientos y las aterradoras decisiones que pusieron en dificultades observables a más de una generación? Es un deseo que se encuentra en la piel de quienes, como observadores, encuentran posibilidad de proyección en esa relación que, siendo bilateral, afecta al hemisferio. ¿Será que allí mismo, se agendará —como ahora se dice—, la situación por la que pasa Venezuela? Una reflexión sobre la situación de derechos humanos, en especial sobre la libertad de expresión, de los derechos de la oposición, de la situación de la economía que, parece, ya se encuentra en economía de guerra, en fin, de la democracia; recuérdese que en medio se encuentra, no solo la supervivencia de los estamentos de diálogo subregional —la OEA, propiamente—, de los organismos de supervisión y control de los Derechos Humanos —Comisión y Corte Interamericana de Derechos Humanos—, sino la misma ‘Carta Democrática’ que constituye el mandato de mayor valía en este momento. En el fondo también está echada la suerte de muchos de nuestros connacionales que, según noticias, han padecido la situación.
No conocemos de la agenda, pero en ambos casos se ha de presuponer la necesidad sentida. Señoras y Señores, no es fácil, pero nada lo es desde la arista internacional; ya se verán, en el primer caso, que el argumento consiste en que la situación EE. UU.-Cuba es atendible solo desde el punto de vista bilateral; en algo hay razón, son muchos los elementos para perfilar, los caminos que pavimentar. Pero en lo que no existe valor diferente a la protección de la democracia es en lo relacionado con Venezuela, por las razones antes citadas, aunque se esgrimirá el argumento de la ‘no intervención’; no obstante, el punto no está allí, sino en la naturaleza, en el mandato de la ‘Carta Democrática’ que no ha sido puesta en relieve, ni recordada por Estado alguno.
Atendible sería una manifestación, un planteamiento en dirección a la protección de los derechos y, por supuesto, de su mandato. Y, como es obvio, a esta hora, los documentos finales de la Cumbre ya estarán en salmuera; no obstante, es relevante el esfuerzo que desde el contorno han hecho expresidentes, ex jefes de Estado, en fin, exmandatarios, para que se observe a Venezuela como una posibilidad de Democracia ubicada en el centro de otras que solicitan su permanencia. Ya veremos…. aunque las crisis dan para todo, hasta para dejarlas profundizar.
