Por lo general, los padres que por diversas cuestiones de la vida no logran cumplir sus sueños buscan la forma de que sus hijos sí lo hagan. German Bernal intentó ser ciclista profesional pero no tuvo mucha fortuna ni las capacidades para llegar a serlo, por lo que le transmitió su pasión a su hijo Egan.
Padre e hijo recuerdan ver varias ediciones del Tour de France de la década del 2000, esas en las que Lance Armstrong dominaba –aunque después resultara siendo por dopaje- y en donde el colombiano más destacado era Santiago Botero. Don German le transmitió el gusto a Egan por el ciclismo y sin saberlo, empezaba a formar una estrella mundial.
Cuando Egan pasó de ver el ciclismo a querer practicarlo, la postura de su padre cambió. Por su mala experiencia al intentar llegar al profesionalismo no quiso que su hijo siguiera esos pasos e intentó que no fuera así. Una vez rodaban por las calles de Zipaquirá y vieron unos niños alistándose para una carrera, así que Bernal le insistió a su papá que le pagara la inscripción a la competencia, pero él dijo que no tenía plata. Hoy en día Egan dice que “no era que no tuviera la plata, no quería que compitiera”.
Por fortuna, en aquella ocasión apareció César Bermúdez, amigo de la familia, y les prestó el dinero de la inscripción. Egan cogió su bici, consiguió prestado un casco y ganó la carrera. Tenía 9 años y como premio, el Instituto de Recreación y Deporte de Zipaquirá le dio una beca para entrenar, iniciando su carrera en el ciclismo.
Con 14 años Egan inició su carrera en el ciclomontañismo y logró resultados muy destacados, pero la situación económica no era fácil. En 2014 iba a participar un campeonato mundial junior en Noruega pero no tenía dinero para costearse el viaje. La situación lo obligó a pedir ayuda económica a través de Facebook, publicando un mensaje con la esperanza de recibir donaciones o mensajes de apoyo. “Ayúdenme a hacer estas metas realidad”, decía Egan en sus redes.
Finalmente, Egan logró ir a Noruega y dejó su nombre y el del país en alto, siendo 2° en aquel año. En 2016 el zipaquireño pasó del ciclismo de montaña a la ruta con el equipo italiano Androni, la disciplina que siempre fue su verdadera pasión. En ese primer año ganó una etapa del Tour de Bihor en Rumania y ganó la clasificación de los jóvenes en esa y otras tres competencias. Vestir la camiseta blanca que lo identifica como mejor joven empezó a ser costumbre en su carrera y así siguió al año siguiente.
2017 fue el año de su explosión, donde ganó el Tour de Saboyá en Francia, de Sibiu en Rumania y finalmente el Tour de l’Avenir, la carrera más importante del mundo a nivel juvenil. Su temporada lo puso en el ojo de los equipos más importantes y terminó siendo contratado por el todopoderoso Sky.
Egan inició a lo grande su aventura con el Sky, consagrándose en la primera edición de la Colombia Oro y Paz y siendo un gregario fundamental de Geraint Thomas en el Tour de France.
El equipo le dio a Bernal el liderazgo para el Giro d’Italia 2019, sin embargo una fractura de clavícula antes de iniciar la carrera lo dejó sin opciones. Casualidad o no, producto de esa fractura terminó tomando la salida en el Tour de France donde logró el título, siendo el primer y único colombiano en ganarlo por el momento.
El colombiano estaba listo para defender su título en 2020, pero apareció la lesión de espalda y lo retiró no solo de la carrera francesa, sino de toda la temporada. Una escoliosis que siempre ha sufrido por tener una pierna más larga que la otra lo mantuvo en duda hasta semanas antes de empezar el Giro 2021, su primer asalto a la camiseta rosa.
Han pasado 12 años desde la primera carrera que Egan disputó en las calles de Zipaquirá, esa en donde su papá no quería que participara porque no quería que se dedicara al ciclismo. Sin embargo ahora, con el apoyo de su familia en todo momento, su equipo y todo un país, Egan se consagra en el Giro d’Italia frente a las estrellas más grandes del ciclismo mundial.
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