Para quienes creían que la tanga narizona era lo más atrevido, lobo y si se quiere grotesco que se había creado en materia de vestidos de baño para hombres, están muy equivocados. Llegó el penekini, una diminuta prenda que raya entre el exhibicionismo, el ridículo y el mal gusto, pero eso sí, da mucha risa… O si no miren la foto. Como dijo un amigo mío: La depilada es lo de menos, pero eso queda como un carro sin una rueda.
No tienen que detallar mucho, ¿no? Aquí no expresaríamos que todo está dicho, sino que todo está mostrado. Le apuesto a que usted reaccionó como casi todos: miran, fruncen el ceño, inmediatamente se ríen y ahí sí comienzan a hacerse preguntas; ¿pero cómo se sostiene?, ¡con un ventarrón se cae!, hay que apretar nalga para que se sostenga, ¡uy, hay que depilarse (¡y sí!, si así pelado se ve feo, imagínense al natural).
Todo surgió porque El Universal de Cartagena preguntó en su versión online si esta moda que es la sensación en Europa y Brasil, se impondría en las playas de La Heroica. No logré establecer de dónde viene, pero sí me tropecé con una columna sobre la tanga narizona, muy apropiada para el penekini, escrita en 2003 en la revista SOHO por Isabella Santo Domingo. En ella no sabía…
…si atribuirle a Tarzán esta moda tan criminal, aunque él tenía al menos la decencia de ponerse un taparrabos holgado y aparentemente cómodo. Aunque muchos le siguieron el paso a través del Hall de la Infamia: Kapax, Supermán, Batman, Robin y, por supuesto, Oswaldo Ríos, una cosa es andar en ropa interior ajustada salvando al mundo y otra muy distinta pasearse por un balneario piscinero con tan patético atuendo sin siquiera darse cuenta del ridículo que se está haciendo. Una tanga narizona, en resumidas cuentas, no es más que un calzoncillo ajustado de tela barata que se usa chiquito para que aquello se les vea grande”.
Busqué opiniones anoche con mis amigos en Facebook y personalmente con compañeros de trabajo, familiares y cercanos.Hacía mucho tiempo que no me reía tanto, no solo porque mi imaginación es más rápida que la velocidad con la que me salen la risa y las palabras, sino por lo que todos ellos expresaron:
- Me da menos pena salir viringo.
- Desnudos no gastan tela; piénsenlo, es mejor.
- ¡Esa hamaca du peloteiros se ve horrible! Mejor en pelota, así no se ahorcan.
- He reído hasta donde no más... ¡Gracias por hacer mi cierre de noche muy divertido!
- Le veo problemas: Si lo deja muy suelto, se sale; y si le aprieta mucho, se ahorca.
- ¿Será que viene en colores para que salga con el gorro de baño?
- En lugar de sentir emociones, me daría un ataque de risa…
- Eso es para caminar lento y no meterse donde haya olas, porque se llevan esa bendita curita al fondo del mar. Mejor para nosotras, más risa nos da....
- No es ni chicha ni limoná
- ¡Sencillamente matapasiones!
- ¿Serán como los calzoncillos de teflón?
- Si pudiera tener la visión de rayos X de Superman quemaría cada cosa de esas. Literal, ¡guácala!
- Es como ponerle a la lengua un pañuelo y amarrárselo a la oreja.
- No me imagino a un hombre serio usando esa vaina.
Y es que no hace falta consultarle ni a Pilar Castaño, ni a mi sexólogo de cabecera, a qué tendencia de la moda corresponde el penekini, porque claramente prêt-à-porter no es, y para la mayoría —como dijeron—, “puede ser muy útil para salir del clóset”, como también que es espantoso, mortal, nada agradable, absurdo, poco varonil, frondio, cero erótico, vulgar y tremendamente incómodo.
¿Prefiere la tanga narizona?
¡Feliz resto de semana!
