Desde la psicología como desde la psiquiatría se ha catalogado a algunos asesinos entre estos a los en serie con los constructos hipotéticos de “psicópatas” y “sociópatas”. El primero haciendo alusión a individuos que tiene problemas biológicos en sus cerebros o llegado el caso con cargas genéticas y los segundos que se desarrollan en un contexto social conflictivo. No obstante, en el presente, estas delimitaciones del acto delictivo son problemáticas, en virtud que hay literatura especializada que ha demostrado que personas que fueron escogidas al azar y que tenía “problemas biológicos” no desarrollaron procesos de “psicópatas”. Lo cual hace que dichos constructos son más una información que una posible clasificación, dado la complejidad del ser humano y cuando me refiero a complejidad estoy hablando desde los postulados del PhD Carlos Eduardo Maldonado.
Para esta segunda entrega el asesino en serie escogido es el “sádico del charquito”
Daniel Camargo Barbosa, alias el “sádico del charquito”, es uno de los pocos asesinos en serie tanto colombiano como a nivel internacional que se podría catalogar de inteligente, ya que su coeficiente intelectual era de 116. Todo lo contrario, a lo que pasa en las películas los asesinos en serie no son inteligentes, ni brillantes. En promedio son hombres pobres e inestables que no terminan la escuela pero que, si tiene características de manipulación, pero con una mentalidad limitada para la socialización como para mantener una relación estable o un trabajo en un sistema capitalista.
El “sádico del charquito” se estima que asesinó 157 mujeres en dos décadas. En el año 1984 comenzaron a aparecer en Ecuador mujeres desnudas y sin documento en las afueras de Guayaquil. En promedio dichas víctimas encontraron la muerte por medio de asfixia mecánica y estrangulamiento, donde el asesino no utilizaba armas y quedaban marcas de los dedos y las manos en los cuerpos, así como todas habían sido violadas en el momento de su muerte.
La forma como agarraron a esta bestia fue por última vez en el Ecuador cuando después de varias asimetrías frente a los casos de mujeres muertas otros delincuentes y el mismo asesino pedían dinero a las familias de las desaparecidas por los supuestos secuestros o por cartas enviadas pudieron detectar que una de ellas, la letra se parecía a uno de los escritos arrugados encontrados en una de las víctimas. De igual manera, con la alerta entre los policías, uno de ellos le pareció sospechoso un hombre de estatura mediana que caminaba solo por una carretera, lo abordo y le pidió papeles. Dicho individuo le entrego sus papeles de identificación que eran falsos y este personaje correspondía a los retratos hablados y sospechosamente tenía un bolso con pertenencias de niñas. Este hombre que se presentaba como Carlos Solís Bulgarín no era ecuatoriano sino colombiano y su verdadero nombre era Daniel Camargo Barbosa.
Este individuo comenzó su accionar en el año 1963 con la ayuda de una mujer (la Dama azul) que en un primer momento le buscaba niñas vírgenes. Una relación de dominante- manipulador con sumisión - complacencia. En esta primera etapa que duro unos 10 años en Bogotá finalmente fue capturado y llevado a la Cárcel Modelo por la irrisoria pena de 5 años donde leía obsesivamente y terminó un curso en inglés por correspondencia. Luego de salir en el año 1969 comenzaron a aparecer en el alto de Tequendama mujeres asesinadas con las características antes dichas. En 1972 se fue para el Brasil y en los lugares alejados de la Amazonía tanto de ese país como el de Colombia otra vez apareciendo mujeres violentadas y asesinadas. Posterior de ello apareció en Barranquilla con el mismo Modus operandi y en 1974 fu agarrado por la policía y lo enviaron a la antigua cárcel de la isla Gorgona donde posteriormente se fugó y quedó como el único preso que se fugó y sobrevivió. De ahí llegó a Ecuador y reinició su carnicería. En el año 1993 uno de los presos aprovecho un descuido lo espero al salir de la celda y por lo menos le propinó veintes contundentes golpes con arma cayendo este último en un charco de sangre. Llevaba 12 años de presión.
Fuentes
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