“Entendemos por privados aquellos asuntos personales que solo nos conciernen a nosotros y acerca de los cuales nos corresponde decidir sin interferencias” expone Toscano, M. (2017). Es cierto que el concepto de privacidad o intimidad ha tomado mucha fuerza en los últimos años, desafortunadamente no de manera positiva, pues muchos parecen no recordarlo o simplemente pasar por encima de él.
Lo paradójico de esto, es que, a pesar de estar contemplado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, como un derecho fundamental y aunque hay gran variedad de normativas que buscan la protección de este, actualmente nadie hace valer este derecho como lo que realmente significa para cada persona, pues, basados en el derecho a la información se nos ha olvidado, que todos tenemos una vida que reservamos para las personas de nuestro circulo cercano, ya sea pareja, amigos, familia.
Los medios de comunicación en su afán y lucha constante de obtener primicias, de generar revuelos, de mantener “informado” al público, que muchas veces es un mercado amarillista y sin límites, han dejado a un lado el valor que tiene cada persona, como eso, el simple hecho de ser un ser humano, que sufre, es feliz, toma buenas decisiones y otras no tanto, resaltando o argumentando que por ser una celebridad o una persona reconocida, debe estar expuesta o abierta a entregar su vida completa al público.
El respeto a la intimidad está ligado con el derecho de cada persona a tener una vida digna, libre, en la que pueda decidir por sí misma y de la misma manera asumir los efectos o consecuencias de estas decisiones, porque en la actualidad no solo se está irrespetando este derecho, sino que muchos nos convertimos en jueces, creyendo que tenemos el aval para señalar, sin antes echar un vistazo a la información que nos compete, información verificada y que principalmente no atente contra ninguna persona.
En la segunda parte del libro Ética del comunicador profesional, en el capítulo XV (Respeto a la intimidad), el autor plantea que el respeto a la intimidad es un valor que no ha sido lo suficientemente protegido, no como merece, ya que no basta con letras plasmadas en papeles, cuando los hechos muestran que no hay quien vele por el cumplimiento de ello. En la misma lectura, Morales, J. (1996), expone algunos aspectos de la vida íntima, que deberíamos tener en cuenta. Al leerlos, surgen preguntas como: ¿cuántas veces he omitido estos conceptos?, ¿cuántas veces lo he cumplido?, ¿qué prevalece?, ¿las veces que lo he cumplido o lo he pasado por alto?, ¿qué consecuencias me ha traído? Entonces, ¿realmente sí estoy informando debidamente?
Después de haber leído y reflexionado, mi única invitación es a debatir si lo más importante es la información sin tener en cuenta la intimidad.
Referencias
Toscano, M. (2017). Sobre el concepto de privacidad: la relación entre privacidad e intimidad. Isegoría, (57), 533-552.
Morales, J. (1996). Ética Del Comunicador Profesional. Ediciones Arbor. México.