El consumo diario de azúcar, según la Organización Mundial de la Salud, debe oscilar entre 20 a 50 gramos de la sustancia que en ocasiones se torna embriagante y adictiva; la mermelada, producto utilizado por los pequeños políticos y los más grandes presidentes alrededor del mundo para movilizar adeptos, se constituye en un 50% de frutas (procesadas) y otro 50% de azúcares. Sin embargo, en Colombia, la mermelada esparcida por el gobierno Petro resultó insuficiente y poco edulcorada.
Tras la derrota en el legislativo, como consecuencia de una draconiana reforma a la salud, se demostró con hechos plausibles que este gobierno no pudo con la maquinaria que tiene, socavar la mediana integridad de la cual no han sido despojados aquellos congresistas que en el plano nacional pueden ser llamados como honorables.
Si bien es cierto que la rama legislativa en los últimos años ha tenido más desaciertos que aciertos en cuestiones concernientes a la regulación de derechos fundamentales; el caso de la dejadez respecto a la reforma al sistema de salud planteada por este gobierno merece de toda la atención, al demostrar que inimaginable estructura de engrasamiento estatal no pudo revertir el resultado desfavorable de la iniciativa normativa a pesar de los incontables kilos de adictiva mermelada repartidos.
Sin embargo, a pesar de la entereza del legislativo para ponerle freno al armatoste pegado con babas del gobierno del cambio, la cuadrilla de lagartijas que como parásitos circundan los círculos más cercanos al presidente, se sacaron del sombrero el arma de la intervención a las más grandes Entidades Promotoras de Salud (E.P.S). Tal accionar no muestra otro signo que el de un gobierno despótico, que al no lograr lo que quiere por las buenas, lo toma por las malas y sin preguntar.
Ahora bien, si se esboza la argumentación repetida hasta el cansancio de que las E.P.S fueron intervenidas porque es necesario para el mejoramiento de la prestación del servicio, permítanme en tales circunstancias apartarme de la tesis. En este sentido, explayarse mencionando que el paciente es el principal actor del sistema con una intervención realizada a las patadas resulta ser contradictorio, puesto que se debe tener en cuenta el asunto de la repartición de afiliados (que no se hacen de forma inmediata) y de la asunción de los gastos referentes a la prestación del servicio (escenario en el cual la IPS se puede sustraer de la responsabilidad ante el no pago de acreencias).
Al fin de cuentas, y eso también hay que tenerlo presente, no existe una normatividad especial para los procesos de toma de posesión forzosa por parte de la Superintendencia Nacional de Salud de las E.P.S s, por lo que se recurre al Estatuto Orgánico de las Entidades Financieras para llevar a cabo el trámite; inobservando completamente las necesidades propias de lo que requiere apropiarse de una entidad de salud y las eventualidades con los pacientes que se pudieran suscitar en todo el proceso.
Continuando con lo anterior, si bien es conocido que en el gobierno de Duque entraron en liquidación algunas E.P.S s, estas lo hicieron al no mostrar avances en el proceso previo de recuperación ante la crisis financiera que estaban padeciendo; muy al contrario de los acontecimientos que se vienen dando, porque van a pagar justos por pecadores, pues existen entidades a las que les llegó la resolución de la Superintendencia ignorando que el proceso de recuperación los iba llevando a números en verde.
En conclusión, como mirada última, la política es un mundo aparte, una selva en la que prevalece el más apto y el fin resulta ser ganar las elecciones próximas; ¿por qué estas apropiaciones abruptas no pueden ser una jugadita para la perpetuidad del gobierno del cambio?, pregunta para analizar con bastante detenimiento, ¿y el paciente?, para los gobiernos de turno es lo menos importante, lo que resulta verdaderamente redituable son los recursos de los que se apropian, todo con el fin de encontrar la cúspide máxima del poder.
