Las mujeres son lo que fueron hace ya tantos años
J.L. Borges
No se nace mujer, se llega a serlo
Simon de Beauvoir, El Segundo Sexo (1949).
Solo hay un sexo que es oprimido y otro que oprime.
Es la opresión la que crea el sexo, y no al revés
(…) El sexo es una construcción cultural
Monique Wittig
POESÍA Y MITOLOGÍA NO SON LO MISMO
Cuando le preguntaron a Tagore, qué es la poesía, este dijo: “La poesía es el eco del universo en el corazón de los seres humanos”. Así pues, el valor de la poesía es reflejar el universo con todas sus aristas: emocionales, espirituales y físicas; y el del mito, convertirse en historia, como en ocasiones, encarnarla…
LOS ARQUETIPOS FEMENINOS
Creo que antes de la primera división del trabajo elucidada por Marx en El Capital donde las mujeres cazaban y los hombres recolectaban, hubo seguramente otra donde pasaba lo contrario: las mujeres se ocupaban de la caza y los hombres de la recolección de frutos. Esto pudo inspirar mitos como el de Atenea o las Amazonas, encarnaciones de la mujer fuerte; Deméter y Perséfone, la mujer sumisa; y posteriormente Calipso o Artemisa, la prostituta de los dioses...
LAS PROTEÍNAS EN LA MESA EMPODERAN EL SEXO
Los antropólogos dicen que quien pone las proteínas en la mesa es quien impone la fidelidad. Las proteínas que garantizan la vida, podrían definir nuestros hábitos en materia de sexualidad. Si hay pocas, a duras penas es posible mantener una sola familia y una sola pareja, por lo que se instaura la monogamia. Y si se consiguen muchas, se pueden mantener varias familias, pudiendo surgir de ahí la poligamia. Así surgen la poliginia (un hombre con varias mujeres a las que mantiene) o la poliandria (una mujer que mantiene a varios de sus hombres). No hay nada más primitivo y a la vez actual.
SINCRETISMOS “GRECOQUIMBAYAS”
En Colombia vemos en nuestros mitos la intención arquetípica femenina de regresar a esa matrona que fue Atenea. La Patasola, La Madremonte, la Candileja, son entes femeninos que no mantenían a sus hombres, pero sí los usaban sexualmente y causaban terror entre ellos. La madre del Agua, que es el origen del Universo dentro de las culturas indígenas, es a diferencia de las anteriores, una Atenea vivificadora.
EL MITO SE ALIMENTA DE LA HISTORIA O SE CONVIERTE EN ELLA
Marquesa de Acosta, mujer ancestral de huilenses, payaneses y bogotanos raizales, mató a su marido don Francisco Martínez de Ospina Maldonado, descendiente de Diego de Ospina, fundador de Neiva. Hubo un juicio condenatorio contra ella en el siglo XVII por haber envenenado a su esposo; y en Popayán, ocurrió lo mismo con Dionisia Mosquera, la abuela del general José María Obando, que mató a su marido en compañía de su amante cuando este regresaba de un largo viaje. Mientras en Grecia, Atenea ejerce su poder vivificando a sus hombres, en Colombia nuestros mitos femeninos suelen ejercer un poder destructivo sobre ellos. Y hay que ver estas matronas colombianas enfurecidas para creerlo…
DEMÉTER Y PERSÉFONE
Son el mismo arquetipo encarnado por la virgen María, Myriam, Maya, etc. Mujeres sumisas, sometidas por el patriarcado a través del aparato ideológico de la religión en favor de los varones. Aquí vemos una placa que sintetiza una época frente a la Plaza Caldas de Popayán:
Ricardo Quintero Rivera, un hombre de 90 años, me explicaba que en la Popayán de su época las novias eran intocables para no despertar en ellas su deseo sexual. “Solo se podía copular con prostitutas y a la esposa si acaso un polvo de gallo para evitarle el goce. Una mujer virtuosa era una mujer llena de hijos, uno tras otro concebidos, para que no tuviera periodos de buscar otro hombre”. Era una ablación psicológica permanente. Un clítoris imposible e inexistente como en Deméter y Perséfone, lo que en Atenea, sería tan grande como un pene capaz incluso de penetrar al marido.
I - MUJERES DE LA REPÚBLICA
La mujer moderna es justamente esto porque no responde a ningún arquetipo. No tiene una comparación. Es una mujer con iguales derechos y responsabilidades que el hombre, como si ambos cazaran y recolectaran; ambos ponen las proteínas en la mesa y en ocasiones, como entre los Bonobos, ambos comparten de forma abierta su sexualidad. No hay dominios, como entre Sartre y Simon de Beauvair, solo cómplices. En esa búsqueda de un nuevo arquetipo o ideal femenino, se han dado diferentes luchas, que van desde la búsqueda del derecho a heredar, a disponer del patrimonio, a su inclusión en la educación universitaria y el derecho a sufragar.
La Independencia, como vemos, no trajo nada de modernidad ni de igualdad.
Olympe de Gouges, feminista francesa, decidió escribir por ello la “Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana” (1791) al darse cuenta de que en la “Declaración de los Derechos del Hombre” los varones no le daban derechos a su género. Y efectivamente en la Francia de entonces, mal llamada moderna, la mujer no tuvo derecho a la educación y al sufragio hasta los años 40. En Colombia no pudieron heredar hasta el 32’, educarse en la Universidad hasta el 33’ y sufragar hasta el 54’. ¿Quiénes lograron esas conquistas en Colombia?
CLOTILDE GARCÍA BORRERO
Clotilde García Borrero nació en Neiva o Gigante, Huila, el 30 de noviembre de 1887 y falleció en Engativá, el 11 de mayo de 1969. Fue precursora de la ley 28 de 1932 que le permitió a la mujer heredar sus bienes y administrar su patrimonio. Antes de ella la mujer no podía heredar legalmente. El decreto 1972 de 1933 y las leyes 1874 y 227 de 1932, como de 1933 -respectivamente- le permitieron el ingreso a la educación superior y universitaria, después de la normalista propuesta por las Casas Liberales promovidas por el general Santander en 1827.
Gracias a la nueva tecnología de MyHeritage, hemos podido animar en color las fotos de doña Clotilde, suministradas en su mayoría por Patricia Vásquez de Blain y Constanza Lis Ucrós:
Hacia 1930 tuvo lugar en Bogotá el I Congreso Internacional Feminista organizado por Georgina de Fletcher, de origen inglés, en cuyo liderazgo fueron negadas todas las propuestas de avanzada realizadas por Clotilde. Estas mujeres, que eran tan católicas como Clotilde, tan llenas de hijos como ella, tan de su misma sociedad y de su tiempo, no compartían su visión de tener un derecho a la educación universitaria, a manejar el patrimonio y a votar. Por eso “doña Clo” -como la llamaban sus allegados- debió buscar eco en la santandereana Ofelia Uribe de Acosta y desistir de intentarlo en Bogotá. Aquí un fragmento de las memorias de esta última gran dama:
OFELIA URIBE DE ACOSTA
“Vivía yo entonces en Santander, Departamento embotellado por carencia de vías carreteables, desde donde, tras largas jornadas a lomo de mula, logré hacer cuatro o cinco viajes a Bogotá, llamada por Clotilde para asistir a las más acaloradas sesiones del Parlamento en donde los enemigos del proyecto, que sentían acercarse su derrota porque el Gobierno presionaba también a favor de su expedición, se habían convertido en un botafuego de injurias contra las ‘feministas’”.
Y curiosamente los enemigos más acérrimos del proyecto fueron los hombres que se presumían como más cultos en su época: Guillermo Valencia Castillo y Silvio Villegas, senadores conservadores (el primero bisabuelo de la senadora Paloma Valencia). Enrique Olaya Herrera como presidente liberal, apoyó estas iniciativas, junto con Joaquín García Borrero, senador liberal del Huila y hermano de Clotilde, masón grado 33, de ideas socialistas y anarquistas, historiador, ingeniero y un sonetista algo acartonado. Lamentablemente, su apoyo no fue suficiente para que Ofelia y Clotilde obtuvieran la aprobación total de su propuesta, quedando por fuera la del derecho al sufragio femenino, la cual sería retomada dos décadas más tarde, por Esmeralda Arboleda de Uribe y Josefina Valencia de Hubach, en la administración del general Gustavo Rojas Pinilla.
Esmeralda Arboleda de Uribe y Josefina Valencia de Hubach
La lucha sufragista en Colombia tuvo como antecedente la Constitución de Vélez, sancionada el 11 de noviembre de 1853 por el gobernador don Antonio María Díez mediante la Ley 16 de 1853. Quizás fue justamente por la geografía de ese escenario histórico que Clotilde encontró eco en una santandereana y no en la frivolidad de las feministas bogotanas de la época.
II – MUJERES DE LA INDEPENDENCIA
La constitución de Vélez decía en el artículo 7: “Son electores todos los habitantes de la Provincia casados o mayores de veintiún años; y cada uno de ellos tiene derecho para sufragar por el número total de Diputados de que se compone la Legislatura”.
Las mujeres también eran nombradas juradas de votación, si sabían leer y escribir.
Aquí les dejo unas páginas del álbum de la Independencia de Colombia de mi autoría para el que busco una financiación, donde presento la iconografía más completa que se conoce de mujeres de la Independencia:
https://drive.google.com/file/d/1hcSGYmvHR0mwmBbKPWxH878R9O2KmSN1/view?usp=sharing
III - MUJERES DE LA COLONIA
JERÓNIMA DORREGO
Ya hablamos de los crímenes de Marquesa de Acosta y Dionisia Mosquera. Pero también hubo mujeres que encarnaron el arquetipo de Atenea de una forma más amable. En ese grupo está doña Jerónima Dorrego, “la bella encomendera”, cuyo apellido lusitano fue castellanizado como De Orrego. Al morir todos los hombres de su familia, doña Jerónima se convirtió en la mujer más rica de la colonia en el Nuevo Reino de Granada. Gracias a MyHeritage hemos podido animar su retrato.
COLOFÓN
Mujeres como la esclava Antonia de José Hilario López, María Cano, la flor de trabajo, Soledad Acosta de Samper, Alba Luz Pinilla de la ley 1616, entre muchas otras que aportaron con su vida o con su intelecto a la modernización del país, se me quedarán por fuera. Tal vez me ocupe de ellas en otro artículo periodístico.
Creo que la mujer de hoy puede ser fuerte e independiente como Atenea; o someterse a su pareja como Deméter y Perséfone; o alquilar su cuerpo como Artemisa: y decidir sobre la vida y la muerte como Lilith; o llorar a sus hijos como una Madremonte; perseguir a los hombres como una Candileja; o ser todos esos arquetipos y tal vez ninguno a la vez... Creo que eso explica que las mujeres de la modernidad sean más que historia y más que mito.
Pero también creo que solo las cosas hermosas pueden ser ciertas. Por eso me parece que Gradiva, como arquetipo del inconsciente, es un acierto irrevocable de Freud (buen lector de Jensen) como literato y no como psicoanalista. Y creo que es por eso, que somos capaces de ver en una ciudad capital lejana de la Viena de la Primera Guerra Mundial, más de un centenar de años después del Murciélago de Strauss y de los hallazgos de Breuer y del inconsciente colectivo de Jung, unas protestas que tienen más de incendio que de luz, y más de histeria que de historia. A ver si estas palabras les sirven para repensar su lucha.
La violencia contra el patrimonio no es feminismo. La dictadura de la vagina que manda el Esmad en el día de la mujer para acallar con las balas que mataron a Dilan Cruz otras mal llamadas feministas, tampoco lo es.