“La paz no puede mantenerse por la fuerza; sólo se puede lograr mediante la comprensión.”
-Albert Einstein
Era una niña cuando tuvo que salir huyendo de Tuluá con su familia, seis hermanos mayores y sus padres, acosados por las tenebrosas amenazas de los paramilitares, quienes los obligaron a trasladarse a un territorio que había sido cedido a las Farc en un acto de acercamiento bien intencionado de un gobierno que al no lograr la paz intentaría años después, mezquinamente, arremeter en contra de ella.
En San Vicente del Caguán se arrojaría desesperadamente a los brazos de los grupos armados con apenas 15 años, en búsqueda de la protección que no le brindó su parentela frente a los intentos de su padre de agredirla sexualmente.
Aprendió medicina para curar a los heridos en combate, tarea que cumpliría hasta cuando le fue entregado el cuerpo de su comandante y mejor amiga, Rocío, despedazado por una bomba del ejército. De ella tomaría el “Rochi” que hoy es símbolo de resiliencia y lucha, ya no con las armas que debió cargar durante once años en la selva, sino con una cámara la cual aprendería a manejar magistralmente de la mano de otra de sus comandantes, Liliana, quien había sido corresponsal de guerra.
Su lente ha sido testigo de sus años en la guerrilla; de la firma de la paz y de la búsqueda de la justicia social que le ha sido tan esquiva a los más vulnerables en este país.
Sus disparos, siempre certeros, permitieron captar imágenes que parecieran hablar por sí mismas, inmortalizando actos de coraje, denunciando excesos de violencia y exponiendo cómo la indiferencia poco a poco llevó al desespero.
Sus campañas feministas, animalistas, en pro de la diversidad y de lo “necesario para vivir bien” parecieron haber sido susurradas a su oído durante la campaña del Presidente electo Gustavo Petro, por lo que su fotografía se ha vuelto alegre, victoriosa y esperanzadora, tal y como se encuentran hoy los miles de corazones de los colombianos que ven en este cambio de gobierno la atención que tantas veces les ha sido negada.
Hoy Alexa Rochi se encuentra en la Plaza de Bolívar de Bogotá, sirviendo de testigo mudo del comienzo de este nuevo gobierno. Mañana su sublime talento la llevará sin lugar a dudas a lugares insospechados y maravillosos en los que, a través de su lente, continuará descubriendo injusticias que denunciar o triunfos que compartir, revelándonos en sus fotografías lo que en su momento indagaba el fotógrafo estadounidense Wynn Bullock:
“Cuando estoy haciendo fotos, lo que estoy haciendo en realidad es buscando respuestas a las cosas.”
Agradezco a Alexa Rochi el haberme permitido utilizar las fotografías de este artículo cuyos originales se encuentran en su cuenta de Twitter: @AlexaRochi_