"El problema de Colombia es un problema cultural y el Ministerio está llamado a ir a la vanguardia en esa transformación del país". Así de simple y así de complejo es el desafío que Juan David Correa le ha trazado al Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes que dirige desde agosto de 2023. Una apuesta ambiciosa que muchos celebran y que —gracias al presupuesto más alto que el Ministerio ha recibido en toda su historia— este año logró concretarse de múltiples formas en muchas regiones del país, territorios apartados que han podido redescubrir el valor de sus propios saberes y prácticas, y que, en últimas, defiende una idea de cultura más allá de lo puramente artístico para conectarse con procesos culturales comunitarios para la convivencia y la dignificación de la vida de todos los creadores, artesanos y artistas de las regiones en Colombia.
A esos logros (a veces invisibles para las grandes ciudades) se suman avances en temas de mayor calado en la opinión pública nacional como el proyecto de recuperación y reapertura del Hospital San Juan de Dios, la protección del Galeón San José (y su declaración como primera área arqueológica protegida en aguas profundas de Colombia), el pedido de devolución de la Colección Quimbaya (que Colombia sigue exigiéndole a España), la radicación de reforma a la Ley General de Cultura, el éxito del programa Sonidos para la Construcción de Paz y otros tantos frentes en música, danza, teatro, bibliotecas, cine y etc., que manejan las direcciones y programas del Ministerio.
Sin embargo, y de la noche a la mañana, el mismo diagnóstico positivo (y los planes para reforzar esa gran apuesta para 2025) encontraron un obstáculo inesperado: al contrario de lo sucedido en anteriores gobiernos como los de Uribe, Santos y Duque, el Congreso no aprobó la llamada Ley de Financiamiento, lo que se traduce en que varios ministerios no tendrán los recursos que se daban por hecho, poniendo seriamente en aprietos los planes y estrategias que estaban listos.
En entrevista exclusiva para Las2orillas, el ministro Juan David Correa habla de su posición ante esta no aprobación que considera un ataque directo a las culturas y las regiones del país, pero anuncia que el trabajo continúa sin pausa, y adelanta bastantes acciones que el Ministerio tiene previsto para 2025: un año que, así como 2024 fue dedicado a La Vorágine, será dedicado a la figura del periodista Guillermo Cano, como conmemoración a los 100 años de su nacimiento, lo que dará pie a discusiones y eventos en un tema crucial para Colombia: la libertad de expresión.
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—Luego de la no aprobación de la Ley de Financiamento, ¿qué sigue para el Ministerio para tratar de destrabar esa rueda detenida por un inesperado palo atravesado y que moviliza las acciones del Ministerio para 2025?
Quizás hay que insistir en decir las cosas como son. No aprobar la Ley de Financiamiento afecta gravemente toda la economía colombiana, toda la inversión de los ministerios. Eso es lo primero que hay que decir. Pero evidentemente yo decido tomar una voz pública porque somos uno de los sectores más afectados.
No es cierto, como se está diciendo, que el Ministerio tuvo un presupuesto de 1.4 billones el año corriente, en 2024. Tuvo un presupuesto total de eso, pero 400 mil millones son de funcionamiento. Y de esos 400 mil, se bloquearon 100 mil en mayo; es decir, nos quedamos con 300 mil de funcionamiento y con algo así como 970 mil millones de pesos (cerca del billón) para inversión. Cuando se nos anuncia el panorama 2025, el presupuesto de Cultura en inversión tiene una rebaja de 26%, que es distinto al funcionamiento. Estas cosas hay que entenderlas bien porque si no empiezan las confusiones.
Con esa disminución del 26% era difícil pero no una tragedia; uno tiene que saber enfrentar las situaciones críticas y bajarse y entender que se puede gestionar. Con ese 26% menos ¿qué podríamos hacer? Nos pusimos todos aquí un plan muy ambicioso de conseguir recursos de cooperación interinstitucional. Estuve sentado, por ejemplo, con Oleoductos de Colombia para la construcción de unas infraestructuras culturales en el Bajo Cauca; les hice una propuesta sobre Barrancabermeja que es uno de los Pactos Culturales por la Vida y por la Paz, es decir, a mí la gestión no me da miedo; pero esa era una disminución del 26% que podíamos manejar tranquilamente.
Al no pasar la Ley de Financiamiento, la reducción a la que se somete el sector en inversión es del 82%, es decir, nos quedan algo así entre 185 o 200 mil millones, de los cuales 100.000 ya están comprometidos en las vigencias futuras, 33.000 están comprometidos en las Becas de estímulos que no se van a tocar. Entonces nos quedan cerca de 50 o 60 mil millones de pesos para todo lo demás: eso es inviable.
Queda desfinanciado el programa de formación artística y cultural de este Gobierno, que cuesta 360 mil millones de pesos llegar a 1.500 colegios, tener las sinfónicas, tener los coros, tener las bandas. Todo eso queda desfinanciado, que es uno de los cambios en la estructura que pretendíamos hacer, y así muchos otros programas y proyectos que tendríamos que haber hecho el año que viene.
¿Cuál es la crítica mía al Congreso y a esas comisiones y por qué lo hice de la manera que lo hice? Porque creo que lo que pasó fue que no se discutió siquiera esa ley y cuando no se discuten las cosas lo que se muestra es que se actúa con ánimo de venganza, y cuando uno actúa con ánimo de venganza cree que hay una sola víctima y lo que ocurrió aquí es que hay múltiples víctimas por una pelea que tiene armado el Congreso con el señor presidente de la República. Entonces nos termina afectando absolutamente a todos los sectores y por delante se lleva al sector cultural colombiano.
Eso es lo que quiero expresar y por eso estoy llamando a la gente a que se mueva y a que ocupe la calle y a que proteste para que en este país haya debates serios, haya conversaciones y se puedan llegar a conclusiones ciertas. Estas que acaban de dar el Congreso no son conclusiones ciertas sobre qué quiere decir un financiamiento —que era lo que estábamos pidiendo, no una reforma tributaria—, un financiamiento, además, que se le había aprobado a todos los presidentes antes, ¡a todos!, por 12 billones de pesos más. La gente dice, pero 12 frente a 500 no es nada, es que lo que queda para invertir es muy poquito después de pagar deuda, después de pagar el funcionamiento del Estado; ese poquito era absolutamente trascendental para los sectores más pequeños que somos nosotros, que somos la ciencia, el deporte, la cultura.
—En una de sus últimas columnas usted decía que ante este panorama no quedaba sino pedir a los gestores, a los actores culturales, una verdadera movilización, ¿cómo se traduce eso?, ¿cuál es la invitación?
Con la idea de la movilización tenemos que recuperar algo que ocurrió hace 5 y 3 años, en 2019 primero y después en 2021. La movilización es una manera de habitar el espacio público cuando las condiciones y las posibilidades que puede brindar económicamente un Estado o un gobierno no se cumplen. Mi invitación es que la gente empiece a ocupar el espacio público con belleza, con imaginación, porque quizás ese va a ser el escenario donde vamos a poder realizar nuestros proyectos, porque no va a haber mucho dinero.
¿Qué pone el Ministerio si el presupuesto se queda como está y no logramos un aumento en una negociación que viene ahora? Si nos quedara eso o solo un poquito más, ¿qué haría yo? Invitaría a todos los gestores de Colombia, a la infraestructura cultural del Ministerio allí donde esté, invitaría a todos los programas en donde el Ministerio tenga dinero invertido, a las bibliotecas públicas, a los museos comunitarios, a todos los colectivos a que nos uniéramos, trabajáramos juntos y juntos solidariamente pudiéramos sostener el sector.
Porque el Ministerio sostendrá las becas y los estímulos, sostendrá algunos temas puntuales de circulación, pero no tendrá las posibilidades que tuvo este año para que el sector tenga un poquito más de dignidad, porque tampoco es cierto que hayamos cambiado el mundo.
Este sector ha sido maltratado históricamente. El mayor presupuesto que se le daba a este sector antes de Gustavo Petro era no mayor a 385 mil millones de pesos en inversión, ¡en inversión!. Estamos hablando de un salto de un 70 y pico por ciento en este Gobierno y todavía nos falta mucho más, eso es lo que yo le quiero decir al país. Falta muchísimo porque a la gente hay que dignificarla, porque un artista en Colombia gana entre 500 mil pesos y un millón de pesos, el 92 por ciento vive en la informalidad, el 92 por ciento de las personas que hacemos cultura —es decir, escribimos, actuamos, tocamos un instrumento, lo que ustedes quieran— debe tener un segundo trabajo porque con su arte no le da para vivir.
Si no tenemos medios con inversión como lo ha hecho este Gobierno, de manera absolutamente inédita —porque le hemos dado recursos a los medios comunitarios, independientes, alternativos, para que transformen su destino— va a ser muy difícil que cambie la sociedad. Ni más ni menos. Entonces esto no es una pelea de negros contra blancos, de blancos contra verdes, de verdes contra amarillos, de extraterrestres contra terrestres, esto es realmente una disputa por un discurso que se ha vestido de tecnócrata y de muy técnico, diciendo “son los despilfarradores, ahí están pintados, no supieron y ahora están castigados”, sino un discurso en donde la gente del país tiene que estar primero, la inversión en la gente del país tiene que estar primero.
Cuando usted invierte en la gente, la sociedad siente un alivio; cuando usted le quita a la gente, la sociedad entra en un resentimiento profundo, ¿contra quién?, probablemente ahora contra nosotros, pero yo sí le quiero contar a la gente lo que pasó, y no voy a dejar de asumir la responsabilidad y lo quiero dejar hoy claro: yo no me voy a ir pase lo que pase —a menos que el señor presidente quiera—, pero si me toca que gestionar con 30 pesos, con 50 centavos, aquí me quedaré frenteando porque creo que es mi responsabilidad histórica, pues uno no se puede quedar solo cuando las cosas están bien, tiene que enfrentar las crisis y yo creo que las culturas, las artes y los artistas de este país están preparados para eso, aún de una manera muy dramática porque se van a desfinanciar cosas muy duras.
Pero así las cosas, se desfinancia el Festival Internacional de Artes Vivas de Bogotá; toda la formación artística y cultural, los cuerpos sinfónicos (8 orquestas apoyadas como nunca antes se habían apoyado en este país, gente de Medellín, de Manizales); la Orquesta Sinfónica Nacional; la Banda Sinfónica Nacional; el Coro Sinfónico Nacional: el Programa Nacional de Salas Concertadas... es una cantidad de cosas que hemos invertido, que hemos triplicado. Nunca en la historia se habían dado dineros como se han dado en estímulos como en este Gobierno. Jamás se habían abierto convocatorias inéditas como reconocer a mayores de 70 años en sus trayectorias culturales con 60 millones de pesos, que multiplicados dan 5 mil millones de pesos en reconocimiento a esas personas, es decir, yo creo que hemos sido un modelo de gestión, nunca antes en la historia habíamos tenido este presupuesto y hoy puedo demostrar que hemos comprometido el 93% de ese mismo presupuesto, que hemos ejecutado el 56%, —que quiere decir pagado— y que lo que no hemos podido pagar es por falta de caja, porque el país es testigo de que hemos tenido una falta de caja, es decir, no nos entra el dinero para pagar, pero podríamos pagar mañana lo que nos queda por ejecutar, pero no tenemos caja, en eso estamos y estamos dando la cara, nada se va a dejar de pagar.
Entonces yo creo que para ejecutar un billón de pesos se necesita una voluntad, una fuerza y una coherencia que han tenido los funcionarios de este ministerio, una fuerza indeclinable, con muchos errores, por supuesto, con desafíos, por supuesto, pero con una voluntad de querer invertir los recursos públicos en la gente y por eso lanzamos el SINIC para que ustedes puedan ver cómo se ejecutan esos recursos.
—Pasando página, es clave saber sobre proyecto de reforma a la Ley General de Cultura. En septiembre se anunció que ya estaba listo para presentarse al Congreso. ¿Eso se va a radicar este año?
El estudio de carga ya se hizo por parte de Hacienda, la reforma queda lista, ojalá se pueda presentar al Congreso, por lo menos presentarla, eso es lo que yo aspiro, que quede presentada, veremos… si en este juego no se pueden discutir las cosas, si en este juego no se puede hablar, ¿yo qué le puedo decir sobre cuál es mi esperanza. Mi optimismo es que ojalá la gente se pregunte, de verdad, en serio, en este país, por qué estamos hablando de que este es un tema cultural, el problema que tenemos hoy es un problema cultural y deje de pensar que la cultura es la ornamentación, la última obra del colegio, las tres canciones que nos sabemos y tres cositas más que no son importantes para la vida.
Es todo lo contrario: el problema de Colombia es un problema cultural y este Ministerio está llamado a ir a la vanguardia de esa transformación cultural del país, primero que todo, reconociendo esa multiculturalidad de la que somos parte y que está consignada en nuestra Constitución nacional. Si no reconocemos a los pueblos, sus gentes y la diversidad de este país, seguiremos creyendo que la gestión cultural es para unas ciudades, para unas industrias culturales, para una cantidad de cosas que inventó el neoliberalismo y que supuestamente dicen que lo que no es rentable no sirve. Lo lamentamos, pero nosotros creemos que la cultura no debe ser sometida a mecanismos de rentabilidad ni de competencia. Las culturas deben ser mantenidas, sostenidas, apoyadas por cualquier nación porque son el sustento de su identidad y de su forma de convivir en el territorio.
—Aparte de la labor cotidiana que se realizó en 2024 con todas las líneas y los programas, hay unos temas pendientes que se van a resolver en el próximo año como lo de la Colección Quimbaya, el Hospital San Juan de Dios, el Galeón San José. Con la perspectiva de fin de año y en un ejercicio de autocrítica, ¿cuáles son los aciertos del Ministerio y cualés las cosas por ajustar para 2025?
Pues los aciertos son estructurar y tener un plan. Si hoy no tuviéramos un plan y hubiéramos estructurado proyectos, básicamente diríamos: “Nos gastamos mucha plata y ahora tenemos más poca y no tenemos nada qué hacer”. Y no es así gracias a que estructuramos con vigencias futuras. Este Ministerio no estaba muy acostumbrado a tener vigencias futuras, es decir, a tener la posibilidad de proyectar recursos hasta el año siguiente. Aquí todo se gasta vigencia por vigencia, es decir, año por año. Entonces, como tenemos un plan, eso nos va a permitir tener una ejecución el próximo año en un plan de acción que por lo menos va a requerir de un esfuerzo denodado de todos los que sigamos trabajando aquí.
¿Cuál es ese plan? Tiene que ver con la infraestructura. Se llama Hospital San Juan de Dios en un gran porcentaje. La semana pasada ya quedó contratada una de las nueve obras que vamos a realizar el próximo año; el Instituto Materno Infantil está en obra; ya se entregan los primeros auxilios de la Torre Central; en enero comenzamos el concurso para el urbanismo, en marzo lanzaremos el concurso para la Torre Central con el Ministerio de Salud... es decir, que yo puedo garantizarle al país a través de esta entrevista que en 2026 el Hospital San Juan de Dios tendrá un adelanto de por lo menos el 70%. A partir de enero el Hospital San Juan de Dios entra en obra, todo: 12 edificios en obra, el Materno está en obra ya, el de mantenimiento ya fue entregado, es decir, son hechos concretos y reales.
Los otros proyectos: el Galeón. Puedo afirmarle al país que hemos tenido la investigación, las misiones, la recolección de datos como nunca antes. Podrían entrevistar a la Armada… si quiere otra visión. Porque nos critican “que no hemos hecho nada”, pues hemos hecho mucho más que cualquier otro gobierno en cuanto al Galeón; lo consideramos un pecio arqueológico, tiene un plan especial de salvaguarda, el Galeón ha estado vigilado como nunca, hemos hecho misiones de caracterización, tenemos más de 30 mil muestras y objetos identificados a través de fotografías, tenemos mapeado el fondo del pecio, hemos ayudado a la Agencia de Defensa del Estado a su causa, porque tenemos dos causas abiertas. Hemos apropiado tecnologías, tenemos ya robots con los cuales podemos ir al fondo marino, vamos a tener una exposición a partir del 24 de diciembre en la Casa Bolívar (que es nuestra) sobre todo eso que hemos realizado. Entonces el Galeón es otro asunto que yo creo que ha ido bien.
¿Cuál era la esperanza de alguna gente que no sabe mucho de esto? Es que saliera un barco del fondo del mar cargado de oro. No existe tal idea, el Galeón no existe formalmente, lo que existe son unas ruinas y unos vestigios allá abajo que hay que cuidar y proteger, y quien quiera sacarlas —de la manera como algunos expresidentes creen que se pueden hacer— lo que haría sería el equivalente a excavar con una draga a San Agustín o Machu Picchu, buscando oro porque las piedras y lo demás no son muy importantes… eso no lo va a hacer este Gobierno.
El Quimbaya. El 12 de diciembre enviamos un oficio, una nota verbal al gobierno de España. No me cansaré de insistir y cada mes me encargaré de insistirlo a riesgo de volverme cansón, pero creo que tenemos un mandato constitucional y no vamos a ceder, sin embargo, lo que anunciamos desde el ICANH de crear un fondo para la investigación de la cultura quimbaya temprana se está haciendo. Esperamos tener respuestas sobre la Colección Quimbaya pronto.
El proyecto de la Estación de la Sabana está todo listo para comenzar, pero ahora estamos dependiendo de los presupuestos y ahí está incluido el parque memorial de las Madres de Soacha de los Falsos Positivos, entonces esos proyectos empiezan a correr unos riesgos. El Teatro Cesar Conto de Quibdó lo entregaremos el próximo agosto, y va a depender del Centro Nacional de las Artes de Bogotá, es decir, no va a quedar desfinanciado.
Lo que hicimos a nivel de ferias regionales e internacionales es un modelo, Colombia volvió a recuperar la agencia en esas ferias, estuvimos invitados a cinco ferias internacionales, apoyamos con dinero todas las ferias regionales de Colombia, cuando antes no se apoyaban —pues eran por convocatoria— y aquí las apoyamos a todas.
Hicimos dotación de bibliotecas en un número histórico de ejemplares. El próximo enero vamos a dejar listo el concurso para la construcción y los diseños de la nueva Biblioteca Nacional en el lote de al lado, la mediateca que acompañará al edificio patrimonial. Tenemos apropiadas algunas infraestructuras como la Casa Bolívar, la Casa Benkos Biohó, la Casa Zea, ahora Biblioteca Betsabé Espinal (en Medellín) y otras como un edificio en Cali que estamos mirando, estamos apoyando la reconstrucción de teatros como el Teatro Bolívar de Popayán, terminamos el Teatro de Santa Marta, estamos consolidando esa red nacional de teatros en todo el país.
Hemos hecho intervención como ningún otro ministerio en los territorios excluidos a través de los pactos culturales por la paz y por la vida, eso quiere decir que llevamos al ministerio y a demanda nos comprometimos a invertir un número de recursos en esos territorios que se llaman Litoral Pacífico, desde Tumaco, Magdalena Medio desde Barranca, Sur del Caribe desde San Pelayo… todos esos en sus zonas de influencia, 11 municipios, La Guajira y por supuesto el tema de algunos lugares en el Amazonas.
Vamos a hacer una conmemoración como se merece Santa Marta [por sus 500 años], eso está resguardado; los 40 años de Armero se van a hacer con la dignidad que se merece, tenemos ya la caracterización de las ruinas de Armero que está haciendo la Dirección de Patrimonio. Le dejamos al país una revista como Gaceta, un proyecto editorial que es MiCASa, unas publicaciones que ya están circulando.
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Asimismo, un proyecto de comunicaciones que va a ser modelo, vamos a tener un estudio con emisora digital en el Centro Nacional de las Artes, vamos a tener por supuesto un plan de pauta y de inversión en medios de comunicación y un trabajo con radios comunitarias como el que venimos haciendo. Seguimos impulsando el tema del cine a través del Fondo de Desarrollo Cinematográfico. No hemos cedido en nuestro trabajo.
Ahora, ¿en qué nos hemos equivocado? Yo creo que en ciertos anuncios: el que yo hice de territorializar los recursos, yo me equivoqué y tengo que decirlo. No se trata de territorializar recursos, se trata de descentralizar nuestra acción como Ministerio, de poderle dar la oportunidad a los municipios PDET para que puedan acceder a las convocatorias públicas y que le hagamos una vigilancia y destinemos unos rubros para las convocatorias en esos territorios.
El camino hacia la distribución de recursos no es un camino fácil, tienen razón quienes protestaron y nos dijeron: “Oiga, piensen esto: no se puede dar la plata así como así, a la topa tolondra”. En eso tienen razón. Nos equivocamos en los tiempos de estímulos y de concertación, no nos preparamos lo suficiente para el crecimiento que tuvo este Ministerio en solicitudes, pasamos de 5 mil solicitudes a 15 mil y ahí fallamos por no prepararnos. Nos falta todavía insistir en el tema tecnológico, es un Ministerio todavía frágil en ese tema.
Le puedo dar la noticia al país que el fortalecimiento institucional que anunciamos —es decir, la creación de puestos de planta en el Ministerio— comienza el próximo marzo. Ya logramos por lo menos una parte, vamos a tener 370 cargos más. Yo recibí este Ministerio con 240, y aspiro a entregárselo al ministro o ministra que venga por lo menos con 900 o 1000 cargos de planta.
Eso quiere decir que el Ministerio va a tener una gestión, va a tener gente que va a permanecer aquí, va a haber grupos organizados, aquí no había nada de eso. Aquí había 240 personas y 1.400 contratistas que van y vienen todos los años y son contratados cada 10 meses. Entonces nos hemos dedicado a realmente estructurar una cosa ambiciosa que corresponda además con el documento del Plan Nacional de Cultura, que lo dejamos también para el país a 15 años.
Tenemos acuerdos por más de 36 mil millones de pesos con los pueblos indígenas del país y los pueblos étnicos, afro, Rrom y palenqueros… es decir, la decisión que hemos tenido —de todas las directoras, directores, funcionarios, contratistas— de trabajar con el país… yo me quito el sombrero, porque no es lo mismo ejecutar 380 mil millones de pesos [en el presupuesto más alto que se le dio a la Cultura en anteriores gobiernos] a un billón de pesos… y hoy podemos decir que lo hemos ejecutado con toda la probidad, con toda la tranquilidad, con toda la estrategia y con toda la estructura.
Hoy podrían decirnos: “hicieron mal la tarea porque hoy están llorando”, tendrían toda la razón, no podemos llorar… “ah bueno, de malas, perdimos”, pero como no perdimos, me toca decir que ganamos porque también es la dignidad de la gente en Colombia. No podemos darle el gusto a quienes se creen tecnócratas y dicen: “Ahí tienen plata guardada”. No, no hay plata guardada. El país tiene una deuda brutal que le dejó el gobierno de Iván Duque, adquirida a última hora, y tiene obviamente muchos problemas fiscales que pueden terminar por afectar a los sectores más frágiles como la cultura.
—Aparte de este abanico de cuestiones que se van a ver o realizar el próximo año, está también el homenaje a la figura del periodista Guillermo Cano, como conmemoración a los 100 años de su nacimiento. Si 2024 fue La vorágine, 2025 será el año Guillermo Cano. ¿Qué es lo que se piensa hacer?
La vorágine es una novela trascendental en la historia de Colombia, pero fue un artefacto cultural que nos permitió hacer acciones, prácticas, discusiones, intervenciones, circulaciones artísticas y culturales y reconocimientos a los saberes ancestrales de Colombia utilizando una novela como excusa.
El próximo año decidimos que fuera Guillermo Cano en la misma lógica, es decir ya no es ir a hacer una charla en la Feria del Libro y ya; quiere decir que trabajamos todos sobre lo que quiere decir la figura de Guillermo Cano no solo como un periodista que habría que empezar a reivindicar.
Por sus comportamientos personales, morales: fue un hombre que murió manejando su propio carro, un hombre que se enfrentó con valor a una estructura que ya empezaba a ser infiltrada por la mafia como la política colombiana, un hombre que fue capaz de dirigirse al país desde la dignidad del periodismo y evidentemente un tema que hoy recorre las democracias del mundo y que para nosotros es esencial: la libertad de expresión.
La gran discusión sobre la libertad de expresión, la gran discusión sobre los medios de comunicación y su responsabilidad, la gran discusión sobre la tenencia de los medios de comunicación en Colombia —a propietarios y corporativos económicos, transnacionales— es una discusión que necesita dar esta sociedad si quiere abrazar la democracia. Si no, seguiremos pensando que los medios de comunicación son una cosa o que se está acabando o que ‘pobrecitos los están atacando’ y no creo ni una cosa ni la otra.
Lo que necesitamos para fortalecer la democracia es que crezcan medios independientes, como el medio que creó la familia Cano hace más de 140 años en Medellín —a finales del siglo XIX comienzos del XX— y mediante el cual crearon un país que es el que pretendemos mostrar a través de la figura de Cano, que hizo periodismo desde finales de los años 40, cuando este país comenzaba a incendiarse con la violencia, hasta 1986, cuando lo asesinaron en la Avenida 68, frente al periódico El Espectador.