- ¿Cómo llegó a esto del cultivo de la arawana?
- Cuando se creó ACUICA – la Asociación de Acuicultores del Caquetá- nos reunimos con varios piscicultores y empezamos a trabajar con cachama. Era un negocio interesante, bueno, productivo; pero se volvió un negocio malo o regular porque el precio de la cachama no aumentaba pero el de los concentrados sí. Entonces ACUICA empezó a hacer estudios con pirarucú y con arawanas. Y nos ha ido bien. Nos falta mucho pero estoy convencido de que es un negocio muy bueno sobre todo porque tiene mercado internacional entonces tenemos empresa para mucho rato.
- ¿Qué piensa del modelo de negocio que propone ACUICA a los productores?
- Para mí es lo ideal porque uno como productor no tiene tiempo para vender el producto y comercializarlo y eso. En el momento lo que está haciendo ACUICA es muy bueno porque nos compran la larva, ellos mismos vienen, la pescan y nos han prestado absolutamente toda la asesoría. Es excelente.
-¿Cómo es la relación entre ACUICA y los productores?
- La Asociación ha demostrado todo el tiempo que es una empresa transparente, que no oculta ni guarda nada y que se ha entregado por completo a fomentar la piscicultura en el Caquetá verdaderamente. Yo tengo plena confianza en ellos. Absolutamente. Porque conozco su trayectoria, sé que el manejo que han hecho ha sido transparente. Además le han dado la oportunidad a todas las personas que han querido entrar a la piscicultura.
-¿Y usted, viniendo de una tradición de la cachama sí creyó en este negocio cuando se lo propusieron?
Pues yo los escuché e inmediatamente dije sí, esto puede llegar a ser bueno. Y cada día es mejor. Estamos cuadrando cositas pero trabajamos mucho juntos. ACUICA nos reúne y cada uno expone sus problemáticas, sus logros…no hay como esa envidia que le digo que se maneja en otros negocios sino por el contrario vamos implementando soluciones que sirven para todos.