Dicen que del amor al odio hay solo un paso, pero en redes sociales damos zancadas, pasamos de opinar a insultar en tan solo un “simple” comentario. No medimos nuestras palabras y mucho menos nos percatamos del daño que estas pueden hacer.
Los colombianos convertimos Facebook, Instagram, Twitter y demás redes sociales en campos de batalla, en vez de granadas lanzamos pullas, sátiras e insultos los cuales van cargados de: estigmatización, rechazo, intolerancia, violencia y mucho más. No por nada Colombia es la tercera peor nación del mundo en comportamiento digital, según un informe de la Facultad de Derecho de la Universidad Libre, junto con datos de la Dijin y de Microsoft.
El miércoles 17 de abril en el centro comercial Andino de Bogotá, se realizó una “Besaton”, una iniciativa provocada para rechazar un aparente caso de discriminación ante una pareja gay. Si usted lee algunos de los comentarios que tienen las noticias relacionadas con este tema encontrará: ofensas, injurias, amenazas, discriminación, desagrado, etc.
Esta “Odiaton” que se hace en redes sociales, aunque usted no lo crea tiene efectos fatales, se han presentado casos de suicidios, depresión y exclusión social por este tema. Sergio Urrego de tan solo 16 años experimento este fenómeno el cual termino con su vida provocando que él se suicidara tras múltiples actos homofóbicos. Salome Rodríguez, la hija de nuestro “10 de la selección” James Rodríguez, a la edad de 5 años fue víctima de chistes mal intencionados sobre su peso, una niña la cual no tiene idea de esta situación fue atacada en redes sociales. En 2016, el cantante Justin Bieber eliminó su cuenta de Instagram tras recibir fuertes críticas de sus seguidores por subir unas fotos. Un estudio de la Universidad de Boyacá dice que más del 15% de jóvenes han sido víctimas de acoso cibernético por Facebook y Whastapp.
Esta histeria desenfrenada sin duda nos da un reflejo de la descomposición social la cual estamos presenciando sin inmutarnos, no por nada la Corte Constitucional buscaba regular el uso de redes sociales, para reducir la violencia, la injuria, la calumnia por estos medios. Cabe recordar que el código penal colombiano, sanciona los delitos que afectan la integridad moral – injuria y calumnia – por los cuales hay multas que van desde $10 millones a $1.242 millones aproximadamente, además puede ser condenado entre 16 a 54 meses de prisión.
Sin duda alguna esta “Odiaton” es un fenómeno que lastimosamente va en expansión y puede afectar a cualquier persona, sin importar su estrato social, su etnia, su nacionalidad, su orientación sexual, su tendencia política, entre otras. Yo le aconsejo que no tire la piedra para esconder la mano, no lance veneno por medio de sus “opiniones” disfrazadas de insultos, recuerde todos estos efectos nocivos que trae el odio digital antes de comentar en las redes, no se le olvide que el mundo es un pañuelo y tal vez usted o un ser querido puede ser la próxima víctima de esta “Odiaton” cuando su único “delito” fue tener una distinta orientación sexual, un color de piel, una religión, una nacionalidad, una ideología política, mejor dicho un pensamiento libre y diferente.
Posdata: si todo esto no lo hizo reflexionar y pensar sobre el daño que puede hacer en redes sociales, déjeme decirle que usted es un perfecto hijueputa y se lo digo así porque al que le caiga el guante que se lo achante y si le disgusto, se sorprendió o simplemente se escandalizo, puede seguir participando en esta “Odiaton” comentando esta publicación a su mejor estilo y seguramente me dará la razón…
La imagen es un montaje propio y son comentarios reales de la "Besaton"