Los seres humanos hemos tratado de inmortalizarnos e inmortalizar nuestro entorno junto con nuestras vivencias y, por ende, el cine es un reflejo y representación de los contextos oníricos que se pasean revoltosos o con calma en los pasillos paradigmáticos de nuestra alma.
Al igual que todas las artes, el cine genera una reflexión estética, haciendo que cada persona tenga una introspección sensible, y no solo esto, también trae a la luz conflictos personales, éticos, políticos y filosóficos representados por cada personaje.
Cada película está dispuesta cual pieza de un rompecabezas en un contexto, donde el cine puede ser visto como un libro que muestra distintos planteamientos metafísicos según cada director, esto suele darse, apoyado en recursos como: la pintura, los diálogos libres, una escenografía musicalización, etc. Todos son elementos que ayudan al espectador a una total inmersión en la meditación cinematográfica.
El cine es un arte nuevo, si la comparamos con cualquier otra de las musas de Apolo. Aunque el plasmar un acontecimiento mediante imágenes en movimiento se ha pretendido desde hace muchos años, uno de los registros más antiguos está en las cuevas de Altamira en España, donde es plasmado un jabalí de ocho patas, esta representación se podría decir que es la primera animación del cine, pero no es el único momento de la historia en realzar este tipo de representaciones, los egipcios y griegos, siglos más tarde plasmaron imágenes en movimiento mediante las pinturas sucesivas de una acción.
Por otro lado, en China se dio un paso más “avanzado”, el cual consistía en dilucidar detrás del público una serie de imágenes emitidas por sombras, que daban vida a ilustraciones, (como en el mito de la caverna). Estas sombras serían el peldaño para la creación de la linterna mágica en el siglo XVII, la cual consistía en pintar imágenes en placas de cristal para ser proyectadas sobre una superficie.
Este ingenioso invento, promotor del proyector de cine, consistía en una caja de chapa y una chimenea en la parte superior de la misma, en su interior constaba de un mechero y la intensidad de la llama podía ser controlada por medio de cuatro palancas, ulterior a la caja se situaban una serie de lentes para aumentar la luz, esta parte cumplía la función de caja oscura la cual pasaba la luz por un portaláminas con las pinturas destinadas a proyectar; frente se localizaba objetivo de latón presentaba imagen en la superficie y por último, un tornillo en su ápice para nitidez. Bueno, esto es una descripción amplia de cómo estaba compuesto, sus diseños podían variar demarca en marca.
Ya en el siglo XIX, con una madurante revolución industrial las patentes e ingenio estaban al servicio del entretenimiento, en 1816 fue inventada la fotografía; la cámara oscura alumbraba los daguerrotipos que situaban una imagen en el tiempo. Este acontecimiento de la fotografía y los avances científicos, cómo el postulado de la persistencia retiniana en 1824 planteado por Peter Mark Roget, dieron pie a la creación del kinetoscopio, el cual lograba capturar la imagen en movimiento y estableció la piedra angular para el proyector de cine.
Al mencionar la historia del cine, los nombres de Louis y August Lumiere no son desconocidos, fueron unos de los precursores del mismo, sus innovaciones con base a inventos ya existentes permitieron llegar al cine como hoy lo conocemos, crecieron en Lyon donde su padre Antoni Lumiere era dueño de un taller de fotografía lo que ayudo a que este par pudieran investigar más acerca del tema.
En 1892, los Lumiere trabajaban en la posibilidad de fotografiar imágenes con movimiento, idea que para la época ya estaba sobre la mesa, Thomas Alva Edison había desarrollado el kinetoscopio, junto con su ayudante William Kennedy Laurie Dickson, el cual fue de gran importancia, tanto para el desarrollo del kinetoscopio como para el cine y dicotómicamente Antoni Lumiere en uno de sus viajes a París, trajo consigo un kinetoscopio el cual fue de vital importancia para que los hermanos Louis y August pudieran desarrollar el cinematógrafo, claro está que se sostuvieron en los inventos ya existentes de esta época.
El cinematógrafo funcionaba con base a la persistencia retiniana postulada en 1824 por Peter Mark Roget como ya es mencionado anteriormente, la cual fundamentaba que el ojo humano sostiene una imagen una milésima de segundo antes de se evapore por completo.
El cinematógrafo fue patentado el 13 de febrero de 1895, y el 22 de marzo de 1895 se proyectó por primera vez una película; la tan afamada salida de la fábrica Lumiere, abriendo camino para próximas perspectivas cinematográficas, como lo fue 28 de diciembre del mismo año, día que es considerado el nacimiento del cine con los lanzamientos de la llegada del tren (misma que produjo gran impacto en los espectadores), el regador regado y la salida de la fábrica Lumiere.
A pesar de los avances que tuvieron los hermanos Lumiere y sus exitosas proyecciones, ellos desistieron de la idea del cine rápidamente, les pareció que era un invento con bajas expectativas a futuro, por fortuna del cine, Georges Melies tuvo contacto con él. Transcurría el año de 1897 cuando Georges se adentró en el cine de los hermanos Lumiere, asistía a una de sus funciones, de allí emprendió su camino en los filmes, modificando absolutamente las producciones cinematográficas de aquella época; se le puede considerarse como el primer cineasta imaginativo, creando películas como el viaje a la luna, la mansión del diablo y el hombre cabeza de goma, estas películas son algunas de las que aún sobreviven, otras por el contrario, ya están perdidas. Melies fue una vértebra más para este arte pudiera caminar para que sea el gigante que hoy conocemos.
Los filmes cinematográficos dan la gran posibilidad de que cada persona pueda concluir de manera distinta el debate escenográfico y el contenido fílmico, captando los ambientes de pintura, musicalización y actuación de maneras muy personales, trayendo consigo una identificación o repulsión con los personajes y el cuerpo de la película; es por ello que el cine es en potencia, una herramienta para comprender los procesos sensibles, críticos y reflexivos de nuestro entorno, acercándonos de una manera indirecta a las distintas artes; he ahí su importancia.
Las películas no son solamente una serie de fotogramas que se reproducen uno tras otro, donde cada espectador recepciona un código de imágenes y diálogos, sino también es el resultado de un contexto social y cultural donde el director nos muestra la realidad desde su perspectiva. Además, acuña en la película ideas que hay en su mente, que de por sí llevan consigo un mensaje.
Con lo anterior se puede inferir que cada director tiene una forma diferente de transmitir el contenido de su creación, formado con ello su propia voz cinematográfica, haciendo con sus encuadres, lentes y planos un timbre de tenor, barítono o bajo, reproduciendo el grito de su alma en un fotograma. Alguna vez hemos oído hablar de directores como Alfred Hitchcock, David Lynch, Christopher Nolan, Kubrick, etcétera, donde se nombra la calidad de sus filmes, la diversidad de sus argumentos y salen a revirar películas como la naranja mecánica o el jeque blanco. Al ver sus filmes se produce algo más llenar el requisito de pseudo intelectual interesante, que observa sin entender la película de culto de tan afamado director.
Captar y apreciar el mensaje junto con la dicotomía de la marginalidad de una sociedad que se muestra en estas cutículas artísticas, o sentir el escalofrió que transmite un personaje como el pequeño Alex al oír las tonadas de la novena sinfonía, es algo que vale la pena. Descifrar este mensaje y llevarlo al contexto en que estamos, trasladarlo a un espacio contrario y con un proceso empático amorfo que permite realizar una reflexión crítica o solo pensar.
Como se ha dicho anteriormente otra voz fílmica nos puede mostrar un punto de vista contrastado desde una metafísica atípica a lo que se está acostumbrado.
Estas percepciones de manera muy personal nos permiten tener una idea de otro punto de vista, viendo en la interpretación de cada personaje una identificación de emociones, la cual nos puede promover una empatía que nos lleve a ser mejores personas o replantear lo que estamos haciendo, claro está sí hay una reflexión e introspección con respecto al film.
De ahí que se piense que apreciación cinematográfica es un ejercicio muy personal y subjetivo (sin dejar de lado la importancia del argumento y su lógica) esta apreciación es la suma de elementos para matices y conclusiones estéticas, apoyándonos de que el cine es arte y el arte una actividad humana, donde se representa sentimientos o se quiere dar a conocer un mensaje, por ello no toda grabación es buen cine, al igual que no todo el cine es arte; el buen cine es el complemento y equilibrio entre perfección e ingenio, arte y música. Realidad rozando la ficción y ficción real.
El producto de la pantalla grande es un fenómeno que se ha visto inmerso en diversos campos de nuestro vivir, entre ellos la filosofía, donde el cine plantea los paradigmas con los que el filósofo enfrenta y percibe el mundo, haciendo del buen cine una nueva rama de la filosofía. Tenemos el deber de pensarnos nuestra sociedad y los procesos que atraviesa por distintos medios, uno de ellos podría ser el buen ocio cinematográfico.