Se trata del joven Ángel Mauricio Alvarado Rincón, nacido en el municipio de Paz de Ariporo (Casanare), quien siendo víctima del conflicto armado se desplazó forzosamente al municipio de Cumaral (Meta), donde vivió sus años de infancia y juventud.
Este representante de los llaneros participó en la convocatoria de las becas para estudiar medicina en la Universidad Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) en La Habana, realizada por el gobierno cubano con el fin de aportar un cambio significativo al posconflicto entre el gobierno colombiano y las Farc.
La convocatoria inició en el mes de octubre del año 2017 y cerró a mediados de enero del presente año. Participaron miles de colombianos con el único objetivo de realizar el sueño de ser médicos de una de las universidades de salud más prestigiosas del mundo y Latinoamérica. Solo 200 de ellos fueron favorecidos de recibir dicha beca, entre los que se encuentra el llanero y representante del Casanare y del Meta: Ángel Alvarado.
La beca además de un cupo en dicha universidad durante siete años, ofrece alojamiento en La Habana, alimentación, transportes para movilizarse dentro de la ciudad y el país, y los libros e implementos que se necesiten durante los años que dura la carrera. Además, los becarios podrán participar en diferentes eventos relacionados a la medicina a nivel local y mundial.
Este llanero considera que fue seleccionado por su deseo de pertenecer a esa escuela considera que influyó mucho su carácter humano y social. Eso, sin olvidar que siempre le comentó al comité de selección que estaba interesado en generar soluciones a las comunidades que realmente necesitan ayuda, pues según Alvarado “evaluaron la parte social” y esa fue la cualidad que le otorgó dicha beca.
Ángel Alvarado, próximo medico colombiano, tras recibir la noticia de que había sido elegido para la beca indicó: “conmigo viajarán los humildes, los olvidados y todos los de aquella Colombia profunda. Este logro es un premio para mis padres, mi familia, las comunidades de mi región y del mundo. Este puesto tiene nombre de colombiano líder, paz de ariporeño, campesino, raizal, fariano, soñador, luchador y está dedicado a Manuel Marulanda, Jesús Santrich, Rodrigo Londoño, Jhoanna Castro, Mariana Páez, Rubén Zamora, Aldinever Morantes, Yesenia Giraldo, Iván Merchán, Romaña, a cada uno de los miembros de las Farc, a las víctimas del conflicto y a todos aquellos comprometidos con la paz y la justicia social".
Además, Alvarado tiene claro que no se va a preparar a Cuba con el espíritu mercantilista, sino con el fin de servirle a las comunidades olvidadas por el estado colombiano, esas comunidades que no tienen dinero para cubrir atención médica, pues asegura que vio cómo allegados a él fallecían por no tener un seguro médico ni la oportunidad de adquirir medicamentos o consultas, o el derecho básico a la salud.
Este llanero viajará a Cuba a finales del mes de mayo del presente año, e iniciará sus estudios de educación superior en el mes de agosto. Tardará siete años preparándose para convertirse en un extraordinario médico, es decir, regresará a nuestro país a inicios del 2026, como él lo indica, a trabajar en pro de todos los olvidados, de las comunidades humildes y abandonadas, de la Colombia profunda.
Cabe recordar que este joven —campesino de familia casanareña humilde y trabajadora, líder social y defensor de derechos humanos en los llanos orientales, y víctima del conflicto armado— sueña con beneficiar a las comunidades más necesitadas de su región, a los campesinos, indígenas, afros, excombatientes, víctimas del conflicto y comunidades LGTBI.
Por otro lado, el futuro médico —líder en el partido político Farc en los llanos orientales, que cree en la lucha incansable por la justicia social y la paz, y quien fue obligado a desplazarse de manera forzada hacia otro territorio por el simple hecho de pensar diferente, tener diferentes ideologías y luchar incansablemente por la paz— cree que el acuerdo de paz es un logro muy grande, por eso señala: “dejamos de matarnos entre pobres”.
Finalmente, considera que vale la pena soñar y que el pueblo colombiano debe construir paz, amor, progreso y reconciliación, debido a que algunos ciudadanos se ciegan por el odio implantado por personas que nunca han vivido la guerra, y los cuales nunca mandan sus hijos a empuñar un fusil. “Déjenos trabajar, la Farc estamos decididas a luchar por medio de la palabra, no por las armas; señor fiscal deje las mentiras y los montajes contra nuestro partido”, concluye.
