Termina el peor periodo presidencial que yo recuerde, así el gran ilusionista y manipulador profesional Iván Duque maquille con verdades a medias e intentos de dar lástima, la verdad verdadera que deja un país al borde del precipicio.
El tan cacareado crecimiento económico no es más que un suspiro que precede a una gran crisis económica que se avecina producto de las malas decisiones económicas tomadas durante y después de la pandemia, llenar a la población de dinero para que gaste sin control, a quien le importa que suban los precios de los alimentos si plata es lo que hay y la vida es corta como nos lo enseño la pandemia.
La verdad es que para la mayoría la vida no es tan corta como nos lo hizo ver el covid, el guayabo producido por el consumo compulsivo actual nos va a pasar factura en unos meses cuando tengamos que preocuparnos por pagar salud, educación y vivienda con los ahorros gastados.
Duque prácticamente nos obligó a escoger a Gustavo Petro, el cinismo de la clase dirigente para robar y abusar del poder sobrepasó los límites tolerables e históricos.
La mafiosa oligarquía colombiana actuó de forma parecida a como lo hizo la de Venezuela en la época de Carlos Andrés Pérez, cuando apareció el coronel Hugo Chávez como un salvador que se oponía a tanta desfachatez.
En mi optimismo exagerado yo no creo que terminemos tan mal como terminaron nuestros hermanos venezolanos pero lo que sí es claro es que tampoco nos va a ir mucho mejor.
Como se sirve el desayuno de sabe como va a ser el almuerzo.
Gustavo Petro inicia su gobierno con un equipo de personas que brillan por su dogmatismo y carencia de sentido práctico que se requiere en situaciones tan graves como las nos deja el saliente presidente.
Con decir que el designado ministro de hacienda, que supuestamente es el más equilibrado de todos, resultó un enemigo fanático de la propiedad privada. Con su reforma tributaria anuncia una persecución sin precedentes contra las personas naturales independientes, quienes mueven la economía en el país van a ser crucificados con impuestos sobre impuestos como grabar el patrimonio que ha sido logrado por ahorros sobre ingresos que ya habían pagado impuestos, la ganancia ocasional que quieren subirla de un 10% actual a un 35%.
El próximo ministro se asombra de que el recaudo en Colombia de personas naturales apenas llegue al 2% cuando en los países desarrollados de la OCDE es del 8%.
Créame, ministro, que con sus exageradas tasas de impuestos va a ser incluso menor, con esas medidas lo único que se promueve es la informalidad y la ilegalidad, las personas naturales independientes van a volver a usar el dinero en efectivo para evitar la aplastante mano de un estado corrupto y ahora atracador que quiere adueñarse de lo que se logra con sudor, trabajo y estrés que nunca han vivido los burócratas que tienen ingresos fijos de un salario.
La próxima reforma tributaria es el resultado de la ineptitud de estos burócratas que no tienen la suficiente creatividad para mejorar el recaudo de impuestos simplemente disminuyendo la evasión, la elusión y corrupción.
Políticamente, Gustavo Petro es un tipo pragmático que por lograr el fin usa medios que no son tan ortodoxos como quisieran los puros de izquierda.
De esa forma llegó al poder, unió fuerzas con la política tradicional representada en Roy y Benedetti. Ese sentido práctico pensé que lo proyectarla también en la economía, por ahora no, su equipo está compuesto por personajes que brillan más por su fidelidad con los ideales más que con la consecución de resultados.