La Villa Olímpica de Tokio alberga dentro de sí a 70 colombianos que ya participaron o todavía están pendientes de hacerlo en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Todos ellos tienen trayectorias únicas para llegar a la élite de sus deportes, y algunos lo lograron con mayor dificultad que otros.
Uno de los que tiene una de las historias más impresionantes es el marchista Alexander Castañeda. Los deportistas no son ningunos súperheroes intocables y él es la muestra de ello. A sus 29 años él es un bogotano más con una historia de vida que se puede encontrar fácilmente en las calles de la capital.
De padres que son tenderos y costureros, él nació en un barrio estrato 2 ubicado en el sur de Bogotá. Las dificultades económicas nunca le permitieron ingresar a un colegio privado y lo hizo en un distrital, donde se graduó como bachiller. En su época de colegio un entrenador lo sacó del fútbol y lo metió en la marcha atlética, encontrándole su deporte ideal.
Castañeda siguió entrenando marcha a la vez ingresó a la Universidad Distrital a estudiar ingeniería industrial. La marcha le dio una beca para su carrera que terminó en 14 semestres y también para su maestría que está realizando. Mientras ello ganó 13 títulos nacionales y hasta se consagró campeón panamericano en Lima 2019.
En la Villa Olímpica, Castañeda pasa de agache y ya en Tokio agradece únicamente a su familia por estar donde está hoy: representando a Colombia en unos Juegos Olímpicos. Además, cuenta varios detalles de su infancia y su estilo de vida en el sur de la capital.
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Estar en unos Olímpicos ya es para él logro cumplido. Alexander se presentó en lo 20 kilómetros de la marcha y terminó a más de 5 minutos del ganador, lejos de las medallas. Ni siqueira él no le importa, y se considera ya un ganador por estar donde está. Dejando claro en su mensaje en su mensaje de Instagram, demostró que es posible cumplir los sueños pese a las adversidades que viven miles de colombianos.
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