Si se dan los pronósticos electorales, el uribismo y sus aliados perderán con la misma fórmula con la que ganaron hace cuatro años.
No despega Fico, parece retroceder en cada encuesta, y es que pretender ser el cambio cuando los jefes de debate son Uribe, Gaviria, Duque y Pastrana es muy complicado. Más cuando se quiere ser gente del común, cuando al común de la gente le gusta que lo gobierne gente con títulos y pedigree. La misma gente que salió emberracada a votar por Duque lo va a hacer en contra del candidato oficial. La gente del paro nacional.
La elección tiene otras paradojas. En la época del paro los gobiernistas clamaban por la desmovilización de la gente, para que las diferencias se resolvieran en las urnas.
Ahora que eso va suceder se sienten contra la pared y toman medidas desesperadas que asustan más a sectores de clase media que no quieren volver a las épocas de Uribe y que no habían sido activos en la época de las desmovilizaciones.
Pero además de los errores de campaña, presentar un candidato del cual grandes sectores desconfían, y la falta de un discurso creíble, el talón de Aquiles de la derecha son sus alfiles.
Basar una campaña presidencial que es mucho más costosa que las parlamentarias, por el número de votantes y porque los elegidos ya están allí y tienen por derecha cuotas burocráticas, es un error que puede salir muy caro. Es más fácil que esos políticos que de dientes para afuera apoyen a uno, terminen enfilando sus votos por el más opcionado. Eso le pasó a De la Calle con Gaviria, y ahora le va a pasar al jefe liberal.
Esa característica de la clase política también favorece a Petro, ya que es más fácil pactar con Roy o Benedetti que con Hernández o Fajardo. Lo cual lleva a una situación muy de la política colombiana, que es todo el mundo aliado con Petro en segunda vuelta, en donde tienen su mermelada, en contra de los independientes, lo cual va a convertir al Pacto Histórico en un verdadero sancocho nacional.