¡Indignación! Eso era lo que decían sentir aquellos defensores de los símbolos patrios ante el mundo, esos moralistas aficionados que han terminado de desmoralizar la moral, de manosear la dignidad y de establecer su propia ética sin justificaciones, nuevamente, recibiéndola como una herencia, como un discurso pregrabado para la memorización, sin siquiera detenerse un segundo a analizarlo, criticarlo y hasta refutarlo de ser necesario, cuando observaron las imágenes que empezaron a ser publicadas en el extranjero, por figuras públicas, sobre Colombia y su relación con la cocaína.
Ahora bien, entremos en contexto. Según un informe de la Organización Mundial para la Salud las drogas ilícitas representan un 0,4% de la mortalidad mundial, mientras que el alcohol representa un 3,2% y el tabaco representa un 8,8%. Es decir, el alcohol es ocho veces más mortal que las drogas que hoy son consideradas ilícitas en gran parte del mundo y el tabaco, por su parte es 22 veces más mortal. Sin embargo y a pesar de la contundencia de las cifras, seguimos pensando, porque nos hicieron pensar, por supuesto, porque nosotros hace mucho que dejamos de pensar por nosotros mismos, que las drogas ilícitas son mucho más dañinas para la sociedad que el alcohol y el tabaco.
Estos niveles de ignorancia nos hacen reaccionar, sacar nuestro ultraconservador que llevamos por dentro y exigir la prohibición de todo tipo de droga y la persecución de los, óigame bien, criminales peligrosos que las consumen. Incluso, nos lleva a los colombianos a sentir vergüenza cuando en el exterior nos relacionan con la marihuana, la cocaína o la amapola.
Por su parte, los alemanes, por ejemplo, levantan la frente, sacan el pecho y brindan con una fría cerveza cuando los relacionan a ellos con esta bebida, siendo Alemania uno de sus principales productores. Incluso, aquí cerca, en el sur del continente americano, Chile se siente increíblemente orgulloso por sus grandes viñedos, sus deliciosos vinos y su enorme producción, mientras que un poco al norte de Chile, en Bolivia, muchos pretenden estigmatizar la producción de hoja de coca, una hoja natural y que hace parte de la cultura de los bolivianos. Por otro lado, la producción de tabaco, que genera 22 veces más muertos, que las inofensivas drogas que los colombianos producimos, están perfectamente legalizadas y su comercialización genera impuestos, derechos de importaciones, de exportaciones, recaudación fiscal, entre otros tantos beneficios para la sociedad.
Así es, inofensivas son las drogas que producimos los colombianos en comparación con el alcohol y el tabaco, ¡esas sí son peligrosas! ¡esas son las que generan muertes! Pero no, tenemos en nuestra mente la idea de un fumador de tabaco, elegante, divinamente, interesantísimo, y hasta nos hemos atrevido a permitir que una productora de alcohol patrocine a nuestra selección Colombia. Una industria que genera tantas muertes patrocinando a nuestro equipo de fútbol nacional, es como decir que Pablo Escobar patrocinaba al Atlético Nacional de Medellín, sin embargo la droga que producía y comercializaba Escobar genera menos muertes por su consumo que la que producen otras multinacionales como la cerveza, el ron o el whisky, es decir, la primera es más inofensiva.
¿Y entonces? ¿Cómo es el asunto? ¿Los alemanes y chilenos se sienten orgullosos de producir una bebida que genera ocho veces más muertes que las drogas que los colombianos producimos y ellos sí se pueden sentir orgullosos de la cerveza o del vino mientras nosotros agachamos la cabeza cuando nos relacionan con la cocaína o la marihuana?
¿Por qué no sentirnos nosotros también, los colombianos, orgullosos de producir una droga, que al igual que el alcohol, es consumida por gran parte de las personas? ¿Por qué no poder levantar la frente, bien alta, cuando nos relacionan con la marihuana de excelente calidad que tenemos la fortuna de poder cosechar en nuestro hermoso suelo gracias a las bondades que la ubicación geográfica y la naturaleza nos regalaron?
Pero no, sigamos estigmatizando más el tema de la droga, sigamos exigiendo prohibiciones estúpidas y agachando la cabeza en el exterior cuando nos relacionen con la droga, yo por mi parte seguiré levantando la cabeza cuando me relacionen con la marihuana colombiana, ¡esa sí es marihuana! No como la que producen en Paraguay, una panela horrible, sin sabor ni color, malísima. Yo seguiré llevando a donde quiera que vaya en el mundo mi defensa por la calidad de las drogas que producimos, así como cargo conmigo mi defensa por las hermosas flores que se siembran en el país y su delicioso café, el cual, por cierto, hace mucho que dejo de ser la prioridad en las políticas de los gobiernos de turno.
Para finalizar, resulta bastante interesante pensar en quienes son los principales productores de alcohol en el mundo, relacionarlos con los gobiernos más poderosos del planeta, pensar un poco de presión en el lobby presidencial y parlamentario y en quienes son los productores de drogas ilícitas en el mundo y obtener una conclusión bastante importante. ¿Será acaso que las drogas ilícitas, las inofensivas, son ilícitas porque precisamente las producimos los países subdesarrollados mientras que las drogas más asesinas del mundo son lícitas por que las producen Philip Morris, SABMiller y toda esa enorme gama de multinacionales poderosas? Interesante pero discutible, diría algún imbécil.
Leonardo.