La UP (Unión Patriótica) es un partido político Colombiano fundado en 1985, que nace de la coalición de algunos grupos guerrilleros, posterior a los diálogos de paz con el expresidente Belisario Betancourth. Todos sus representantes que alcanzaron algún cargo público y que no lo hicieron, han sido desde entonces hostigados y la gran mayoría sistemáticamente asesinados bajo COMPROBADA PARTICIPACIÓN DEL ESTADO COLOMBIANO, aunque desde su fundación el grupo haya estado al margen de la insurgencia.
En virtud de la persecución y el exterminio de sus integrantes (datos aproximativos revelan de 3000 a 4000 personas), los pocos remanentes del partido fueron incapaces de alcanzar alguna curul en las elecciones de 2002, y el consejo de estado anuló su personería jurídica, misma que sería devuelta 11 años después cuando el estado aceptó el genocidio político.
El lunes 23 de febrero, su única representante a las presidenciales de este año fue víctima (por segunda vez) de un atentado contra su vida que por fortuna no alcanzó su objetivo, como sí lo hizo con la poca dignidad que le quedaba a nuestra "democracia".
Yo confieso despotricar contra uds. cada que uds. delegan su ser político a la facilidad del "post" o el "tweet", como si señalar una situación fuera suficiente para cambiar las cosas. Hoy yo hago lo mismo (o caigo en lo mismo). Pero mi propósito más que señalar una situación es dar un grito, un grito de dolor de patria, resignado. Porque el sistema de gobierno en Colombia al que llamamos democracia NO EXISTE, no hay tal cosa. La democracia en Colombia se falsea a sí misma. No es cierto que tod@s tengamos los mismos derechos y mucho menos el de gobernar. La democracia en Colombia no ha muerto simplemente porque nunca ha existido.
Nadie está más lejos de una postura dogmática o política que mi persona, pero sí quiero mencionar al menos, que el derecho humano a la libertad de pensamiento en mi país se subordina a la voluntad criminal de su dirigencia, de quienes valga recordar controlan la totalidad de medios y se han reiterado en el gobierno desde que Colombia es Colombia. Hoy desde el exilio, jamás había sentido tan pocas ganas de volver a un país en el que "democracia" (como en México), es el nombre de la máscara que perpetúa la violencia, las iniquidades y la gobernación. Ciegos al extremo apuntamos las desgracias de Venezuela, desconociendo que la única diferencia entre sus calamidades y las nuestras, es que ell@s las conocen, nosotr@s las ignoramos.
Pero la expatriación no me hace un apátrida ni significa abandono de ningún modo. Desde afuera y desde adentro de Colombia hay que contribuir para salir del atolladero. QUIERO TRASCENDER DE LA INOCUIDAD DEL "POST", y sólo se me ocurre un chiste del tipo intervención armada extranjera (disculparán la ridiculez), o levantar al unísono nuestra voz y decir que estamos cansados de la violencia, de que se regalen nuestros recursos naturales, de que paguemos más caro que todo el mundo los hidrocarburos que albergamos, de que el salario mínimo sea una vergüenza, de que nuestro sistema agrario no sea muy diferente al feudalismo, de que la salud sea un privilegio y no un derecho, y de que nos vendan como democracia ese sistema que se regodea en la impunidad y en la exclusividad de pocos. Sólo lo encuentro viable por medio del voto en blanco.
Votemos en blanco. No menospreciemos su poder y sobre todo lo que significa. Que en el mundo sepan que los Colombianos no respaldamos la violencia que se ha diseminado hasta el cansancio y que nace desde la parte alta de nuestras jerarquías. Es cierto que el ganador será uno de los habituales, pero quedará el precedente de que por lo menos somos conscientes de los 200 años de estado fallido. Sólo en el marco de una ciudadanía inconforme con su estado (que se supone tiene como fin superlativo nuestra protección), habrá espacio para el pensamiento divergente, del que agrego para cerrar, es la antítesis de todo lo que nos han enseñado desde que nos reconocemos como personas, desde que nos reconocemos como Colombianos.
