El año entrante Colombia elegirá a sus gobernantes para los próximos cuatro años, y un eje central de estos y sucesivos gobiernos, será conseguir el dinero para prevenir y responder a los impactos del cambio climático. La pregunta sobre las finanzas climáticas será cada vez más importante conforme la crisis se vaya intensificando. Los eventos climáticos extremos, como el huracán Iota que golpeó el archipiélago de San Andrés el año pasado, demuestran que el Estado necesitará recursos económicos para responder. ¿Quiénes van a pagar esa cuenta y en qué proporción? ¿Está Colombia preparada para gestionar sus finanzas climáticas? ¿Cómo se incorporan las variables y las realidades que no son cuantificables en plata en el debate de las finanzas climáticas?
Actualmente, en el país se están definiendo estrategias de finanzas climáticas como la Taxonomía Verde de Colombia liderada por el Ministerio de Hacienda, que es “un sistema de clasificación de actividades económicas y activos que contribuyen al logro de los objetivos y compromisos ambientales del país”, que deberían tener mayor atención en el debate público del país dada su relevancia en el largo plazo y ante la intensificación de la crisis. Igualmente, en la Conferencia de las Partes 26 (COP por sus siglas en inglés) en Glasgow, Escocia uno de los temas centrales fue el del financiamiento climático y hubo grandes críticas al incumplimiento de las metas.
Responder y prevenir los impactos del cambio climático es y será una tarea costosa. Los impactos van desde las inundaciones de la temporada invernal hasta los huracanes y las sequías, eventos climáticos extremos que serán cada vez peores. Igualmente, hay procesos que lentamente van afectando al país, la elevación en el nivel del mar milímetro a milímetro años tras años va a resultar en algunas décadas en que cientos de miles de familias colombianas tendrán sus casas sumergidas en las zonas costeras. Ecosistemas clave de los que dependemos serán gradual y progresivamente afectados. Así serán impactados los ecosistemas de páramos como Santurbán o Chingaza que capturan, filtran y regulan las gotas de agua en las nubes que luego distribuyen a través de los nacederos de agua que se convierten en quebradas y ríos de los cuales millones de personas en Bucaramanga o Bogotá obtienen su agua cotidiana. ¿Cuánto costará prevenir y responder a estos impactos? En el resto del mundo los impactos de cambio climático también están pasando su cuenta de cobro, por ello, uno de los ejes del debate internacional sobre cambio climático ha sido el tema financiero.
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Los países desarrollados deben tomar el liderazgo en financiar la respuesta a la crisis climática, pero todos los países tenemos la responsabilidad común de responder
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En el año 1992, la Convención Marco de Cambio Climático de Naciones Unidas estableció en su artículo 11 un mecanismo para el suministro de recursos financieros para las políticas públicas de cambio climático donde además los países ricos como Estados Unidos o Alemania deben apoyar financieramente a los países en desarrollo como Colombia o Bolivia en su respuesta al cambio climático. En este tratado se consagró una idea que es clave para este debate: el principio de “Responsabilidades comunes pero diferenciadas”. Esto quiere decir que los países desarrollados deben tomar el liderazgo en financiar la respuesta a la crisis climática, pero todos los países tenemos la responsabilidad común de responder. Esto además porque los países desarrollados que se industrializaron a lo largo del siglo XX, como Estados Unidos o Inglaterra, fueron quienes emitieron más gases y ocasionaron en gran medida el cambio climático y se beneficiaron económicamente de su industrialización. Pero, todos los estados tienen la responsabilidad común de responder a la crisis climática, de lo contrario el esfuerzo es perdido, pues la sumatoria de muchos países que contribuyeron poco al cambio climático al final resulta tener un peso considerable.
Desde 1992 ha venido en aumento la movilización de recursos financieros públicos y privados relacionados con la respuesta al cambio climático, aunque no ha sido suficiente. La organización Iniciativa de Política Climática estimó que para el periodo anual entre 2019 y 2020 se movilizaron 632 mil millones de dólares en temas climáticos, esto es el 0.7% del PIB global, alrededor de la mitad de esta cantidad es capital privado y mucho va destinado a proyectos de energía solar y de viento. Es decir, estamos hablando de grandes cantidades de capital que está fluyendo entre los países desarrollados y en desarrollo y en los mercados internos con grandes repercusiones positivas y negativas, todo esto como respuesta al cambio climático. Este debate no puede pasar de agache, especialmente en 2022, un año donde se tomarán grandes decisiones sobre Colombia como proyecto de país, la pregunta sobre las finanzas climáticas tiene que volverse central.