La llegada a la presidencia de EE. UU. de Donald Trump generó profundos cambios en las costumbres, tradiciones y cánones de comportamiento en el mundo político moderno. Una de las armas más nocivas de las que se vale el presidente norteamericano es el llamado gaslighting, una palabra que describe el acto de negar lo evidente, aún en contra de la evidencia objetiva.
Esta técnica, hace algunos años claro, probablemente no habría causado más que burlas e incluso una creencia que quien lo hiciera era una persona enferma mentalmente. Pues bien, en el mundo moderno las instituciones públicas y los medios de comunicaciones han llegado a un punto en el cual la degradación de la confianza en ellos ha permitido que se cuestionen hechos evidentes, demostrados o demostrables.
En un sentido práctico, la estrategia de desacreditar los medios de comunicación no es nueva en el mundo político, sin embargo, solo hoy hemos llegado a niveles sin precedentes de desconfianza en los medios de comunicación y en las instituciones publicas, tanto así que los políticos han optado ya no por defender sus acciones, sino por negarlas tajantemente.
Uno de los epítetos preferidos por Donald Trump, el líder mundial del gaslighting, es la palabra fake, la cual añade como prefijo a la palabra news (noticia), para calificar de farsa y complot todas aquellas notas periodísticas o información que el considere inconveniente, incluso el clima.
Pues bien, nuestro novedoso alcalde Daniel Quintero, hoy día más acomodado en su cargo, desplegó una característica que hasta el momento era escasa en nuestro país, calificó de fake las informaciones y reportajes acerca de dos funcionarios públicos que son hermanos y que concentran toda la capacidad de decisión con respecto a la información recolectada con la aplicación digital Medellín me cuida.
Ciertamente en nuestro país no es nueva la idea autoritaria de desacreditar y no enfrentar las informaciones y reportajes inconvenientes, pero sí es novedoso que un político haga un uso tan evidente apropiándose del término fake para acuñarlo a noticias que considere contrarias a sus intereses.
El alcalde de Medellín solo está acostumbrado a hablar con subalternos y a soltar piezas publicitarias. Para lo demás acude a las fórmulas de descalificación populares entre políticos. Va una respuesta a su incapacidad de respuesta. pic.twitter.com/h1tCR8kK3c
— Pascual Gaviria (@rabodeajip) June 3, 2020
Los hechos puntuales ocurrieron cuando el abogado, periodista y reconocido locutor Pascual Gaviria se refirió a través de Twitter a los conflictos de interés y factores de corrupción que existen con ocasión al señor Oliveros, la empresa Gauss Colombia y su participación con la aplicación digital Medellín me cuida.
Las denuncias, observaciones y señalamientos que hace el periodista tienen fundamento y deben ser abordadas por la administración municipal de una manera integral, respetuosa y de fondo. De ninguna manera es aceptable que la respuesta a un cuestionamiento sea la palabra fake y su desacreditación inmediata.