Los regímenes comunistas de Cuba y Venezuela viven proclamando la “dignidad de los pueblos”, lo que en realidad es una patraña, ya que la población en esos países está en un estado de postración, con una esclavitud política que lleva a las masas a la vileza, la deshonra y el envilecimiento. Claro que la dignidad debe de ser una condición humana, pero no como la entienden las dictaduras comunistas, que es la de sacrificar al máximo a las masas para defenderles los privilegios a las camarillas.
¿De cuál dignidad puede hablar la pandilla de Maduro en Venezuela, con 3 millones y medio de refugiados en los países vecinos, además de millones de ciudadanos hambrientos, lo que constituye una pobreza del 90%, recordando que para el lenguaje marxista es necesario cambiar el significado de las palabras en aras de “la revolución y el socialismo”, así que la dignidad para por los comunistas tiene su propia aplicación y no es como la entendemos el resto de mortales.
También cuando la satrapía cubana hace mención a la dignidad causa hilaridad pero a la vez tristeza, porque no hay que pasar por alto que el gobierno de Cuba envió en la década de los 70 del siglo pasado a miles de soldados mercenarios al África para defender los intereses del imperio soviético en ese continente con el cuento del internacionalismo, demostrándose el vasallaje de La Habana ante Moscú, pagando con sangre por ser Cuba un satélite de la URSS, quedando patentado que Fidel Castro era un simple lacayo del Kremlin.
La síntesis de la experiencia cubana con su aventura mercenaria en África dejó como resultado más destacado que el máximo comandante de esa “misión” en Angola, el general Arnaldo Ochoa, fuera fusilado en 1989 por orden de Fidel Castro, siendo acusado de narcotráfico. Aunque Ochoa fue exaltado como “héroe nacional” a su regreso de África, cayó en desgracia al ser considerado un rival para la monarquía de los Castro.
Ahora bien, la “dignidad” en Cuba se puede medir también por los más de 100 mil balseros que han muerto tratando de llegar a las costas de La Florida, quienes han sido víctimas de los tiburones o han muerto ahogados; a lo que se debe agregar que dentro de la “dignidad” en Cuba y Venezuela están las cartillas de racionamiento y el carnet de la patria, lo que significa en la práctica que solo pueden comer las personas afectas a esas dictaduras.
Tampoco se puede olvidar que durante los 60 años de tiranía comunista en Cuba se han preparado verdaderas alimañas expertas en torturar a los disidentes, que desde luego hacen presencia en Venezuela. Está demostrado que torturarán a los miembros de la oposición venezolana que caen en las garras de la pandilla chavista, quedando evidenciado que eso es un ultraje a la soberanía de un país. Los tratos crueles, inhumanos y degradantes que realizan los agentes cubanos acompañados por la Policía Nacional Bolivariana y la Guardia Nacional Bolivariana han sido denunciados por la ONU de acuerdo a los informes del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, agregándose ese componente siniestro a la llamada “dignidad” de los regímenes comunistas.
Hugo Chávez convirtió a Venezuela en un colonia y Maduro pretende consolidar esa obra rastrera para que la dictadura sea eterna, en donde el futuro de los venezolanos quede convertido en una pesadilla, vilipendiando y escarneciendo a la población para que llegue a una situación de masoquismo que no le permita reaccionar ante sus verdugos.
Las obras infames de las dictaduras de Cuba y Venezuela, con el pretexto de la “dignidad”, en contra de la ciudadanía son incontables, por lo que cubanos y venezolanos alcanzarán la verdadera dignidad frente al Estado opresor únicamente mediante la libertad y la democracia, las cuales son antagónicas al esperpento del marxismo-leninismo que esclaviza a esas dos naciones latinoamericanas.
