En el teatro griego —tragedia y comedia— se utilizaban muchos elementos en la escenificación: máquinas, túnicas, disfraces, máscaras y también los “coturnos”, una especie de grandes zuecos de corcho que debían hacer ver más grandes a los actores y realzar su majestad, sobre todo cuando interpretaban el rol de dioses del Olimpo. Para la comedia se utilizaban los “socco”, especie de chancletas ordinarias sin plataforma. El coturno no tenía pie izquierdo ni pie derecho, es decir que podía ser utilizado indistintamente en cualquier pie y de tal manera que a Teramene, un político que cambiaba fácilmente de partido sin sonrojarse, le pusieron el apodo de “Coturno”. El término y el fenómeno hicieron carrera y hoy en día observamos que es bastante frecuente esa forma del transfuguismo político. Para tratar de paliarlo, se ha implementado la técnica de las llamadas leyes de “bancada”. ¿Tienen efectividad estas leyes frente a los desleales de la política partidista?
El coturno, un calzado grecorromano
El coturno llegaba hasta la pantorrilla y se ajustaba por el frente con cordones pasados por ojetes que elevaban a los actores por encima del coro. Impresionado tanta majestad. “Calzar el coturno literario”, remite a un estilo alto y sublime en poesía: “tiene el coturno de Sófocles y dominará siempre la escena”. En política, remite algo menos edificante.
El coturno, un calzado de prosapia entre los dioses
La diosa Melpómene —musa de la tragedia— está representada con máscara, moño, penacho, calzada con coturnos y armada con un puñal. Representa el dolor heroico, al apoyarse en una urna funeraria. Nada que ver con la ligereza del socco de la comedia, pero sí con lo caricaturesco del político tránsfuga en víspera de elecciones.
Los hombres públicos de Grecia y Roma calzaban botas negras y en política coturnos
Con hebillas en forma de una C para indicar que en un principio los senadores patricios no eran más que ciento, hoy en día tienden a ser silvestres. Los descalzaban unos esclavos llamados sandaligeruli, hoy en día son aliviados del peso del maletín por acuciosos asistentes. Como solían cambiar con cierta frecuencia de bando político, esto dio lugar a decir de ellos que eran como los coturnos, fácilmente intercambiables en política. Como un tal Teramene.
Teramene, un político dúctil
Apodado “Coturno”, nació 450 a.C. de familia prestante. Fue obligado a darse la muerte por la cicuta en el 404 a.C. Actuó como general y tetrarca de una nao trirreme e hizo parte de la gobernante Trierarquía ateniense. Se destacó en las diferentes batallas de las Guerras del Peloponeso entre Atenas y Esparta.
Teramene participó en diferentes gobiernos, facciones y tendencias
Apoyó el golpe de estado oligárquico ateniense del 411 a. C. Hizo parte del gobierno de la Boulé. Más tarde se opuso a este régimen, eliminando a sus miembros más representativos. Siempre “calzado”, en 409 ingresó a la Asamblea de los Cinco Mil que restauró la democracia. Plutarco diría que “encoturnado”.
Enjuiciado, es absuelto. En su lugar sus superiores fueron ejecutados
Terminada la batalla de Arginuse fue enjuiciado con otros oficiales acusados de abandonar unos mil náufragos a su suerte. Fue absuelto. No sus superiores, condenados a muerte en votación abierta —y no secreta, como era lo establecido—, a instancias de Teramene. En vano Sócrates abogó en favor de ellos.
Teramene embajador y algo traidor
En 405 a. C. —después de la derrota ateniense en la batalla de Egospotami—, fue enviado a Esparta como embajador para negociar la rendición de Atenas. De regreso, convenció a la asamblea para que aceptara las humillantes condiciones espartanas de rendición: demolición de los Muros Largos que protegían desde hacía muchos años a la ciudad (i); construir un número muy limitado de barcos de guerra trirremes (ii); y la subordinación de Atenas a Esparta para cualquier decisión de política exterior (iii). Casi un desventajoso Pacto de Versalles, fue lo que Teramene aceptó a espaldas de los atenienses. Cleomenes le reprochó este pacto. Los arreglos entre coturnos suelen ser “envenenados”, a la manera de “gift” (2ª acepción=regalo envenenado).
Teramene también se indispuso con Alcibíades
Buen orador, Alcibíades le solicitó que convenciera a la asamblea de ciudadanos de renunciar al gobierno democrático. Fue una exigencia del sátrapa Tissaferne, a cambio de ayudar a los atenienses a vencer a Esparta. No prosperó y Alcibíades quedó molesto. Sí tuvo éxito Teramene en convencer a los habitantes de Samos en derrocar al gobierno local y establecer un régimen oligárquico. Más tarde pediría lo contrario, que se estableciera un régimen “moderado” de democracia gobernada por una asamblea de Cinco Mil ciudadanos que tuvieran suficiente dinero. Teramene —para hacer cauda— quería incluir a los hoplitas, mas no a los numerosos proletarios, cada vez más exigentes de libertades.
Teramene entra al gobierno oligárquico y proespartano de los Treinta Tiranos
Allí choca con Critias, el sanguinario y tiránico líder de los Treinta. Critias logra —mediante juicio sumarísimo— que se le condene a muerte por la cicuta (404 a. C.). Antes lo había acusado públicamente de seguir a la facción política que más le conviniera a sus intereses, siempre dependiendo de las circunstancias. Mejor dicho, lo trató de “coturno”. “Yo soy yo y mis circunstancias”, suelen decir los “coturnos” y agregan, dando el salto: “Es que la política es dinámica”. Se “transforman” políticamente. Teramene lo hizo de oligárquico a demócrata y viceversa. Xenophon explicó muy bien lo del apodo, recurriendo a la analogía del polifacético calzado.
Defensa de Teramene en su segundo juicio
Victorioso en su primer juicio, en el segundo —ahora frente a Los Tiranos y Los Once ejecutores de sentencias— Teramene respondió que siempre se había comportado como un político moderado que había tratado de reconciliar las tradiciones democráticas con una forma de gobierno que incluyera en la toma de decisiones solo a ciudadanos atenienses que tuvieran al menos el rango militar de hoplita. No prosperó su segunda defensa y fue condenado —como Sócrates— a beber la cicuta. Hoy en día ya no se condena a los “coturnos” a beber la cicuta, se les aplican las muy “cotúrnicas” leyes de bancadas, reformables a discreción.
Muerte de Teramene por la cicuta
Antes de beberla invocó a los dioses como testigos del crimen que se había cometido con su injusta condena. Satyr —uno de los Once Verdugos— le espetó que si no se le hubiese silenciado por Los Treinta le habría sucedido algo muy malo, y Teramene —con evidente humor negro—, le respondió: "¿Y si me callo, entonces no tendré ningún dolor?". Luego, vaciando la trágica y mortal copa, parodió el popular juego del Cottabo arrojando parte del líquido sobre un plato y exclamando con sorna: “A la salud del bello Critias”.
El juicio sobre la obra de Teramene
Teramene fue un hombre complejo, elogiado y despreciado. Así lo reflejan algunas apreciaciones sobre su vida, obra y milagros:
—Lisias le reprochaba ciertas conductas de resentimiento político motivadas por haber sido hecho a un lado por los demócratas, de allí que le enrostrara una “versatilidad política” dictada por su sed de poder: primero del lado de los oligarcas, luego del lado de los demócratas, seguidamente junto a los tiranos para negarlos inmediatamente. Sus giros en “U” irritaban a Lisias y lo remataba reprochándole la creación del gobierno de los Treinta Tiranos y culpándole de haber traicionado a Atenas con el pacto leonino impuesto por los espartanos.
—Xenophon lo admiraba y le hizo un panegírico por haberse opuesto a la tiranía de Critias. Cuando caen las tiranías todos suelen ser “generales”, cambiando de coturnos.
—Plutarco afirma que Julio César situaba a Teramene a la altura de Pericles y Cicerón.
—Aristóteles lo llamó en la Constitución de los Atenienses “modelo de ciudadano moderado”. Al parecer se refería en realidad a Ephorus de Cumae quien —influenciado por Isócrates—, era partidario de la teoría de que es deber del buen ciudadano “saber jugar a la política en todos los sistemas políticos, siempre y cuando no sea desviado”. Concepto que en ciertos políticos es tan dúctil como el caucho, tan giratorio como la noria o como la puerta del Ritz.
—Tucídides puso a Teramene como un ejemplo de ateniense de noble espíritu, benevolente y amado por el pueblo.
—La historiografía moderna del siglo XIX —siguiendo a Lisias— es hostil con Teramene al tildarlo de haber sido un “voltagabbana” (tránsfuga) y un traidor por su actitud en el proceso de los náufragos de Arginuse. Un término muy colombiano diría que fue un “voltiarepas”.
—Luciano Canfora afirma que fue muy dudosa la conducta de Teramene durante su primer proceso y le abona ciertas posiciones en defensa —moderada— del principio democrático.
—El siglo XX ve en Teramene un moderado defensor de una democracia que vinculó al proceso decisorio a los hoplitas, en oposición a la oligarquía autoritaria y la demagogia populista. Transfuguismo y demagogia suelen ir bastante unidos.
El transformismo político de Teramene
Se le enrostra no haber permanecido fijo e inmutable en sus posiciones políticas y de haber sido muy variable al vaivén de las circunstancias y escenarios del momento. Los roles que jugó en el teatro de la política eran intercambiables, como el disfraz o los coturnos. Un auténtico travestismo político. El oportunismo que los politólogos llaman “transformismo” o “transfuguismo”.
El transformismo político en la ciencia política
Los cambios de orientación política de Teramene podrían ser situados entre los métodos de hacer coaliciones centristas y flexibles de gobierno. Es tal vez lo que sucedió cuando trató de neutralizar —sin éxito— los excesos tiránicos y oligárquicos de la facción de Critias, abogando por una democracia “moderada” del tipo conservador—liberal. No obstante, triunfó la tendencia autocrática, oligárquica y expoliadora de Critias que dejara por fuera a metecos y proletarios.
¿Podría ser catalogado de “tránsfuga” Teramene?
Frente a Critias no pudo Teramene y su “bancada” dar el "cross the floor" (cruzar el pasillo) en posición de tránsfugas. Critias no transaba con la democracia. La vida de político “cambiante” de Teramene había terminado. La cicuta hizo el resto. Una vez más el suicidio político hizo sus juegos frente a hombres políticos de la antigua Grecia. Tal vez eran más leales a sus convicciones, como el gran Sócrates.
La definición de tránsfuga remite a conceptos poco honrosos
Cuales los de desertor, fugado, rebelde, renegado, apóstata, insurrecto, amotinado, felón, sublevado, disidente, opositor, resistente, remiso, infractor, traidor. En Colombia “sabaleado”, en alusión al pez sábalo que cuando salta fuera del agua puede caer de cabeza, de vientre, de canto, de cola o de cualquier otro lado. Como Esaú, cambian todo por un plato de lentejas y a esto se le llama “lentejismo” y "lentejo".
¿Quién es un “tránsfuga” en política?
El término remite a un parlamentario que traiciona a su bancada o grupo parlamentario (i); se aparta individualmente o en grupo de los criterios y estrategias fijados por las directivas del partido por el cual ha sido elegido (ii); o —expulsado por ellas— pacta con otros partidos o fuerzas para cambiar o mantener la mayoría gobernante (iii); o para darle la mayoría a un grupo hasta ese momento minoritario (iv); o dificultando o haciéndole imposible al grupo abandonado el gobierno que detenta (v). Los tránsfugas son el dolor de cabeza de los “látigos” o jefes de la bancada parlamentaria (“political whip”) dado que el transfuguismo suele dar lugar a cismas, a facciones entre los partidos políticos o a la creación de un nuevo partido que “cubra” la traición o la deslealtad a la causa en que se ha incurrido.
El juicio sobre el transfuguismo político
Las posiciones divergen. Unos gritan a la “traición”. Otros, por el contrario, lanzan una moción de “aplauso” a ese que hace resurgir las ideas “verdaderas” de la causa política. Con frecuencia el “ido” actúa como converso, como un iluminado por la verdad verdadera. Diferentes autores de ciencia y sociología política han estudiado el fenómeno. La óptica comparativa parece constatar la frecuencia del fenómeno según el sistema de partidos, la correlación de fuerzas o los clivajes políticos. O por cualquier otra cosa, tan fácil es el actuar de un Teramene urgido en su “dieta”, en su salario.
Sobrevuelo sobre legislaciones nacionales de bancadas
—En Argentina se conoce como “borocotizar” al cambio de bando en política, por un caso de transfuguismo unipersonal en cabeza de Eduardo Lorenzo Borocotó. —En Brasil se protege el principio de la fidelidad partidista: la curul es del partido y no del candidato. —En Chile el Servicio Electoral trata de limitar las desbandadas o desbancadas. —En Costa Rica no existe marco legal que castigue al tránsfuga de su partido. —En España existe un transfuguismo político galopante, pese a un Pacto Antitransfuguismo. —En México el transfuguismo dentro del PRI fue casi un imposible: “El que se mueva no sale en la foto”, pero luego surgieron el PRD y el PAN con numerosos “fugados” del partido hegemónico. —En Perú el transfuguismo político ha sido frecuente, lo que ha llevado a sancionar —con poco éxito— la vacancia automática para quien deja de pertenecer al partido que lo llevó al Congreso o a un Consejo Regional o Municipal. —En el Reino Unido el término “turncoat” designa a los tránsfugas. —En República Dominicana se procura favorecer a los partidos y no a las personas, el tránsfuga pierde su escaño. En Uruguay se trabaja en proteger las bancadas parlamentarias.
Las leyes colombianas de bancadas, muy cotúrnicas según algunos suspicaces
Tienden a fortalecer, institucionalizar y dar mayor cohesión ideológica a los partidos y movimientos políticos. El éxito es relativo. Ninguna persona que se haya sometido a una selección de candidatos para un cargo de elección popular en representación de un partido o movimiento, si resulta vencida no podrá posteriormente presentarse como candidato al mismo cargo en nombre de algún otro partido o movimiento. Se procura aglutinar los candidatos que hayan sido elegidos en la misma lista para que actúen y voten en bloque lo decidido por el partido, so pena de recibir la sanción que establezcan los estatutos. Opera la objeción de conciencia para casos—límites.
Las sanciones en Colombia al transfuguismo en política
El retiro voluntario de un miembro de corporación pública del partido o movimiento político o ciudadano en cuyo nombre fue elegido implica el incumplimiento del deber de constituir bancada y como tal, podrá sancionarse como una violación al Régimen de Bancada. Incurre en “doble militancia” y es sancionado el candidato que se inscriba como tal para un nuevo periodo por un partido diferente del que lo avaló en la elección anterior y para evitarla deberá dar notificación oportuna y cumplir con los deberes de su bancada durante el período que esté vigente. Así era ab initio. En 2009 y posteriormente algunas de estas reglas cambiaron a raíz de la reforma política que permitió el transfuguismo entre partidos. Se aclara que esta vez Teramene no tuvo culpa alguna, tal vez sí sus fans.
Disciplina partidaria y cultura parlamentaria
El “transfuguismo” traumatiza y afecta la organización de las bancadas y fuerzas parlamentarias, enturbia las relaciones entre las ramas del poder, trae volatilidad e involución al sistema de partidos, altera las dinámicas coalicionares, y perturba la gobernabilidad democrática en su conjunto. Se impone regularlo. Por ejemplo, estableciendo que cada coturno sea de pie izquierdo y de pie derecho durante los períodos interelectorales, con frecuencia tiempos de débil disciplina y poca cohesión partidaria por obra del giro de “veletas” de la política transidas o transadas a conveniencia en favor de la mayoría que gobierna o de la oposición. Fluctuaciones que alteran tanto la gobernabilidad, como la representatividad de los partidos políticos.
¿Afecta el transfuguismo los parlamentos?
Definitivamente, sí. Caen en el descrédito. Es sabido que la calidad de la democracia se desmejora o deslegitima cuando no existen partidos políticos que expresen el pluralismo político de la nación. En el plano interno la lealtad partidaria deja de ser un valor importante y la Asamblea —sea bi o monocameral— se ve alterada al hacerse más difícil la negociación entre las fracciones. Así mismo, los personalismos de los congresistas se exacerban y la consecución de los acuerdos se dificulta. Es el momento del filibusterismo y de la afectación de la lógica de los sistemas de gobierno, dado que la regla de oro de mayorías y minorías se ve afectada en la aritmética legislativa que debe regir durante el respectivo período constitucional y, por ende, la gobernabilidad parlamentaria, así como la gobernabilidad del país entero resultan afectadas.
Los factores políticos del transfuguismo
Son muchos. Los hay político—institucionales cuales el sistema electoral, el sistema de partidos y las fuerzas políticas que obtienen representación, el procedimiento democrático o no de designación de los candidatos en el nivel interno de los partidos políticos, el modo de confeccionar las listas. También los hay socioculturales relativos a la cultura política y al sistema de valores, al clientelismo y al oportunismo político, el grado de identificación del electorado con “las etiquetas partidarias”, la influencia de los medios de comunicación, las trayectorias políticas de los elegidos, las características del sistema de partidos. En términos generales el transfuguismo se da más por razones socioculturales, que por motivos meramente institucionales.
Noble tarea de depuración de la política sería la de elaborar en cada país cuadros en Excel donde se sitúen en sendas columnas los nombres de los elegidos y de los diferentes partidos y movimientos políticos, a fin de que puedan los ciudadanos focalizar a coturnos, tránsfugas y otros desleales.