De cómo un exguerrillero le ganó a un delfín político

De cómo un exguerrillero le ganó a un delfín político

La remontada de Petro sobre Vargas Lleras, a quien hace un año muchos daban como presidente, no es esporádico, es resultado de un cambio social y generacional

Por: Ana Bustos
junio 15, 2018
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De cómo un exguerrillero le ganó a un delfín político
Foto: Las2orillas

En septiembre del año pasado el diario The Economist publicó un artículo pronosticando que Germán Vargas Lleras sería el próximo presidente de Colombia. Esta afirmación no solo era una conjetura del diario británico, era un pronóstico compartido tanto por analistas políticos como por detractores que daban por sentada la victoria de Lleras como un designio lógico y providencial de nuestro sistema político.

Luego de ver su renuncia a la vicepresidencia y lo bien librado que salía en las encuestas, me imaginaba al nieto del expresidente Lleras Camargo con los pies sobre el escritorio haciendo cuentas alegres de la larga lista de favores que tendría por cobrar para asegurarse el asalto por maquinaria al Palacio de Nariño. Es más, no solo me lo imaginaba. Me parecía verlo frotándose las manos mientras arqueaba las cejas y decía con el despótico tono que lo caracteriza: ¡Ahora me toca a mí!

Mucha agua ha pasado bajo el puente y él que parecía ungido para ser el siguiente presidente de la República sacó tan solo 1. 407.840 votos en estas elecciones. Es decir, poco más del 7 % del total de los votos y 65.787 votos menos que los obtenidos cuando fue candidato a la presidencia en el 2010. Entonces, ¿cómo fue posible que el exvicepresidente Lleras, líder del segundo partido con más escaños en el congreso, exministro de vivienda (quien ejecutó un mediático proyecto de vivienda) y se alió con influyentes políticos regionales sacase tan deprimentes resultados?

La respuesta ya la anticipó el artículo El colapso de las maquinarias: ¿qué le pasó a Vargas Lleras? de Natalia Springer. En su artículo la analista dice que tan espectacular caída tiene una sencilla explicación: traición. Los gamonales de la Costa Caribe traicionaron a Lleras, le apostaron a lo seguro y se sumaron a las filas de Duque ante el inesperado crecimiento de Gustavo Petro. La analista también agrega que la desinflada de Lleras "es síntoma de un cambio muy importante en la forma como se ha hecho política tradicionalmente en Colombia”. No obstante, la periodista no precisa las implicaciones ni el porqué de este.

El cambio al que se refiere Springer no es una transformación esporádica, es el resultado de una transformación social y generacional. También, de una creciente parte de la población que ve el diálogo no como una derrota, sino como una solución política hacia la paz; que entiende que en esta sociedad debe haber cabida para distintas formas de amar y desear, que exige la defensa de los ecosistemas y que reclama un trato más digno para los animales. Incluso una población que de forma matizada le incomoda la gran desigualdad social.

El cambio que se observa es el resultado de una acelerada transformación cultural que ha empezado a mostrar resultados electorales. La mejor prueba de ello es el devenir político de las últimas tres décadas. Estos son los resultados electorales de los últimos años:

1) El primer síntoma reciente de ese cambio fue la séptima papeleta. Iniciativa impulsada por jóvenes universitarios para anular la vieja constitución y erigir una normativa más incluyente y democrática. Para quienes no lo sepan, la fuerza con más constituyentes electos luego del Partido Liberal fue la Alianza M-19 8 (AD-M19) con un total 19 escaños, superando al disgregado Partido Conservador en un país caracterizado por su marcado bipartidismo.

2) En la primera vuelta presidencial del año 96 el candidato por la AD-M19 obtiene tan solo el 3,79% de los votos.

3) El año 98 pasa inadvertido para la izquierda democrática y en el 2002 gana Uribe con una abrumadora votación en la que “Lucho” Garzón como candidato del Polo Democrático Independiente saca poco más de un 6%.

4) En el 2004 Uribe es reelecto con una abrumadora votación, pero es la primera vez que un candidato de izquierda obtiene la segunda mayor votación. Carlos Gaviria del Polo Democrático logra el 22% equivalente a la nada despreciable cifra de 2.613.157 votos. En esas elecciones Gaviria dobló los resultados del liberal Horacio Serpa.

5) El 2010 la sorpresa la da Antanas Mockus. El Partido Verde pierde en segunda vuelta frente al entonces heredero de Uribe, Juan Manuel Santos, pero logra un 27 % de la votación. Mockus supera por más de un millón los votos de Carlos Gaviria.  Cabe anotar que en esas elecciones también debuta Gustavo Petro con el 9,13% en primera vuelta.

6) Santos gana en segunda vuelta luego de haber perdido la primera frente al uribismo. Aunque no se pueda cuantificar es innegable que Santos gana en gran parte por un “electorado pro paz” que le da un espaldarazo en segunda vuelta.

7) El 2016 es un año definitivo. El plebiscito para refrendar los acuerdos de la Habana lo gana el sector del No. Sin embargo, el sí pierde por un margen del 1%. Diferencia bastante significativa cuando se trata de aprobar que guerrilleros obtuviesen escaños en el congreso de la República en un país que ha sufrido el rigor de la guerra.

La primera vuelta de las elecciones del 2018 demostró que la mentalidad de gran parte de los colombianos está cambiando. Los nueve millones de votos de Fajardo y Petro no se pueden sumar así como así, pero hablan de una tendencia y no mero descontento. No se trata de discutir si es un giro hacia la izquierda, el centro, una nueva derecha o el populismo como algunos lo han querido plantear. Estas elecciones manifestaron que medio país desea un cambio real, donde la paz, la defensa del medio ambiente y los animales, el reconocimiento de las diversidades sexuales, el acceso a la Educación como derecho, la reducción de la desigualdad social y el manejo sagrado de los recursos públicos sean imperativo moral de un nuevo gobierno.

Los resultados de este domingo ampliarán el panorama, pero reafirmarán la existencia de un cambio cultural, y por ende político. En el año 98 la alternativa de entonces, Navarro Wolf, contó con menos del 4 % del electorado, porcentaje equivalente a menos 300.000 mil votantes. Hoy, 22 años después, el Wolf del Partido Verde apoya en segunda vuelta la candidatura de la Colombia Humana proyecto respaldo por 4.851.254 colombianos.

La historia no marcha en un solo sentido, y por tanto no afirmo que la victoria de una fuerza política alternativa y democratizadora sea cuestión de tiempo o un hecho inminente. Pero es irrefutable que los tiempos están cambiando, que las voces reclamando un cambio son ascendentes y que los vientos están soplando en una nueva dirección. En síntesis, hay un nuevo país que se está tomando muy en serio eso de virar las velas de su barco para emprender un rumbo menos injusto, más humano. En últimas, más esperanzador.

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