Con los entes investigadores siempre desbordados con casos de atentados, asesinatos y masacres, es poco el tiempo que les queda para investigar y judicializar a quienes dañan el medioambiente.
Y lo peor del caso es que los mismos medios de comunicación tradicionales, propiedad de grandes emporios económicos, se prestan a este juego.
Por costumbre y facilismo (pues llevan décadas haciéndolo), los periodistas comunes y corrientes siempre están ahí prestos a cubrir la nota roja: que un caso de sicariato por aquí, que una masacre por allá, que un ataque a una patrulla militar o policial por acullá, etcétera.
Muchos carecen de una formación integral que incluya temas como desarrollo sostenible o manejo de residuos, y por lo mismo son incapaces de identificar, investigar y denunciar los muchísimos casos de depredación ambiental y de mal manejo de residuos que abundan en el país.
Un caso lamentable ya denunciado en este espacio es la depredación de los Cerros Orientales (en bosques de Torca) a manos de desarrolladores inmobiliarios y supuesta “gente bien” de la élite bogotana, que en realidad son simples hampones que se han ido robando poco a poco una montaña completa que es patrimonio público.
Pero, así como este hay muchos otros casos, y basta ver cómo los alrededores de Bogotá (debido a lucrativos e inescrupulosos cambios de suelo), en las vías a Chía o a Guasca, se han ido llenando de casas y conjuntos residenciales que antes eran bellos y prístinos paisajes naturales montañosos.
A ver si tanto autoridades judiciales como medios de comunicación tradicionales ya se ponen más las pilas para también denunciar la grave depredación ambiental a manos de avivatos que solo se aprovechan de la distracción del conflicto armado para seguir haciendo de las suyas impunemente.