Para conocer la problemática y el consumo de millones de personas en la actualidad, se debe entender su historia, la evolución del concepto (droga) y las representaciones culturales en la sociedad.
El uso de la droga se remonta al periodo de la Pre-historia y la Edad de Piedra, 4.000 a.c. El hombre primitivo fue el primer consumidor en el planeta y las usaban como sustancias sagradas que permitía curar enfermedades. A partir de allí se gestaron los primeros conocimientos sobre farmacología.
Civilizaciones antiguas como los egipcios, sumerios, mayas, aztecas, griegos, chinos, indo-americanos y egipcios las usaban con fines esotéricos, curativos y reflexivos. Como sucedió en Grecia, los filósofos las empleaban para rituales de iniciación.
Entrada la edad media el Imperio Romano y su religión oficial, el cristianismo, fueron los primeros en oponerse a los rituales. Los romanos consideraban a estas conductas de indecentes e inapropiadas y toda aquella persona que lo practicara sería un hereje. Notaron que los seguidores al estar ebrios se alejaban de la iglesia, perdían devotos y disminuían las indulgencias que tantas ganancias generaban. Además, señalaron que el estado de trance por medio de sustancias psicoactivas era brujería. La tradición cristiana fundamentó el concepto de la droga como acto pecaminoso.
Los primeros cristianos expresaron dudas sobre los placeres del cuerpo, en este caso el consumo de droga era considerado acto pecaminoso ante Cristo. Por ello, durante el siglo IV las personas que consumían estas sustancias eran catalogadas de hechiceras y se introdujeron en la sociedad las primeras leyes anti-drogas, según ellos, las prohibiciones a cualquier tipo de prácticas de “magia negra”.
Estas fueron las primeras cruzadas contra las drogas, el punto de partida del debate moral sobre el empleo de ellas y la connotación teológico-moral que el Imperio Romano, el clérigo y la religión cristiana establecieron.
A partir del descubrimiento del Nuevo Mundo el cristianismo se propagó en América. Se consolidó como el sistema dominante en occidente, y gracias a su influencia, entre el siglo XV y XVI, las drogas adquirieron una concepción negativa en la sociedad. El concepto manejado concebía a las SPA como una amenaza. Las masas y la industrialización iniciaron el rechazo a multitudes y aglomeraciones que usaban SPA. Se convirtió en un símbolo de marginalidad.
En medio de transformaciones y avances de la civilización, los monopolios farmacéuticos buscaban dominar el mercado con sus productos, al mismo tiempo batallaban para que se prohibiera otra clase de drogas. En síntesis, el principal objetivo era manejar el mercado mundial del fármaco medicado y lo lograron. A partir de acá se dividen las drogas legales –ventas formales en farmacias- e ilegales –ventas informales y clandestinas en las calles-.
Influenciados por el millonario mercado farmacéutico, que si distribuía otro tipo de drogas más costosas, en la segunda mitad del siglo XX los norteamericanos comenzaron una cruzada frontal contra los narcóticos. En 1968 el presidente norteamericano Richard Nixon anunció el comienzo de la guerra contra las drogas.
La masificación de los medios de comunicación y la propaganda crearon estereotipos sociales de los consumidores de drogas ilegales: la criminalidad, los asesinatos, la violencia, fueron representaciones sociales que se relacionaron con los delitos de la producción y el consumo de las SPA.
En los últimos años el tema de la droga ilícita ha creado distintos discursos y posturas. La postura preponderante de algunas naciones es la de prohibir. El estigma del consumo, el símbolo social y mediático del uso, instauró una concepción negativa de la droga. Pero la droga legal que suministran la cadenas farmacéuticas es vista con buenos ojos.
@JuanCachastan
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