El escándalo de FIFA Gate en 2015 desató una crisis en varias federaciones futboleras del mundo salpicadas con corrupción y entre ellas estuvo Colombia. Se descubrió que el presidente de la FCF de aquel entonces, Luis Bedoya, estuvo involucrado en el escándalo de corrupción de la FIFA donde se declaró culpable de fraude en transferencia bancaria y conspiración de soborno.
Su reemplazo, Ramón Jesurún, respaldado de toda la vida por los Char, llegó en ese año con la misión de continuar el camino de éxito que se había logrado pero lentamente todo se fue desmoronando. El camino a Rusia de la selección de José Pékerman fue más complicado, las selecciones sub-20 y sub-17 fueron un fracaso, no se hizo nada importante en los Olímpicos de Rio 2016 y no se clasificó a Tokio 2020. Piscis Restrepo salió y su gran idea fue traer a Arturo Reyes, costeño igual que él.
Todo esto sin mencionar el escándalo de reventa de boletas. Él y todos los altos directivos de la FCF organizaron un cartel de reventa de boletas junto a las empresas que gestionaban la venta: Ticketshop y Ticket Ya. La FCF direccionó el contrato de venta de más de 40.000 boletas y entregó las boletas a Ticketshop. Posteriormente, esta se las dio a Ticket Ya que las revendió a precios más altos, dando ganancias de más de 13.000 millones de pesos a las partes.
Ni con ese escándalo donde ya fueron declarados culpables y condenados a pagar millonarias multas, Jesurún y sus amigos tienen el descaro de renunciar. Ahora la eliminación de Colombia del mundial de Catar fue la puntada final. Demorarse 8 meses en contratar el reemplazo de Pékerman, sacarlo porque a su parcero González Alzate no le gustaba y traer a mitad de camino a Reinaldo Rueda tienen a Colombia sin cupo a la cita mundialista. Lo peor de todo es que toca aguantárselo 4 años más porque no tiene vergüenza para asumir sus errores. Mientras tanto, él está en Catar para el sorteo del mundial y muy inteligentemente se hizo reelegir dos semanas antes de los partidos para que nadie lo pueda sacar de su cargo.
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