Sin duda los memes son uno de los símbolos de la historia actual de internet. Uno que se ha vuelto muy popular es la imagen la reconocida actriz y presentadora Silvia Pinal acompañada de la leyenda "acompáñenme a ver esta triste historia". Se trata de una parodia de Mujer, casos de la vida real, unitario que la Pinal condujo durante 20 años y en el cual se presentaban historias de la vida real protagonizadas por mujeres. Durante los ochentas los casos retratados en este programa eran muy blancos, pero con el pasar de los años las historias se tornaron cada vez más truculentas.
Un joven que a cambio de droga permite que sus amigos violen a su hermano menor, una muchacha que debe soportar el ser ultrajada sexualmente por su hermano, el niño que queda traumado luego de presenciar como su padre asesina, en un ataque de celos, a su madre y todo por pensar erróneamente que una carta que el pequeño le había escrito a su progenitora era en realidad de autoría de un amante de la señora. Así eran las retorcidas historias de un formato televisivo que no tardó en ser replicado en Colombia a través de programas como Siguiente el Rastro que llevaba a la pantalla casos completamente morbosos y sórdidos en los que rara vez no había un abuso sexual u otro crimen execrable.
En la biografía de la Pinal también abundan episodios dignos de Mujer, casos de la vida real, como el maltrato que sufrió por parte de uno de sus cónyuges, el haber compartido con su hija Silvia Pasquel un mismo hombre o la muerte de Viridiana, otra de sus hijas.
Precisamente, la señora Pinal bautizó como Viridiana a su fallecida hija como homenaje a una película homónima de Luis Buñuel que la actriz mexicana protagonizó en sus años mozos. En efecto, Silvia Pinal se convirtió en una actriz fetiche de uno de los cineastas más importantes de la historia. Viridiana, a grandes rasgos, contaba la historia de una beata recluida en un convento que un día visita a su millonario tío y con el tiempo descubre el amor pecaminoso que él le profesa al punto de llevarlo a intentar abusar de su propia sobrina. El tío muere y le hereda su fortuna a la beata, la cual, fiel a sus espíritu cristiano, decide emplearla dándole ayuda, comida y cobijo a un grupo de pordioseros y leprosos. Pero mal le pagan estos miembros del lumpen la obra de caridad a la mujer: en su ausencia arman una gran fiesta, destrozan la mansión donde vive la beata y cuando ella lo descubre todo uno de esos miserables intenta ultrajarla, abuso que es frustrado por un hijo del tío millonario que aparece durante la trama.
La cinta en cierto modo me recuerda a Dogville de Lars Von Trier ya que ambas retratan esa naturaleza corrupta y pérfida del ser humano que a vence vence y traiciona la supuesta bondad y generosidad que debería ser inherente a él. Mientras en la película danesa la protagonista debe soportar que los habitantes de un pueblo abusen de ella de mil maneras como contraprestación por haberle dado refugio y protección, en la de Buñuel una aprendiz de monja vive en carne propia cómo un grupo de desposeídos terminan aprovechándose de su generosidad.
En síntesis, Silvia Pinal, aquella que protagonizó una película que brilló en el Festival de Cannes, en estos tiempos frívolos y vacíos es recordada y reconocida por muchas como la señora del meme llamado "acompáñenme a ver esta triste historia".