David Char y las delaciones de un arrepentido

David Char y las delaciones de un arrepentido

Ante la JEP relató cómo el poder del paramilitar Don Antonio y las 3 maneras de comprar votos tocaron a todos: Gerlein y Cepeda, Name y Pulgar, y a su propia familia, los Char

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octubre 23, 2019
David Char y las delaciones de un arrepentido

A pesar de cargar con el apellido de una de las familias más poderosas de la Costa Caribe, David Char nunca se imaginó que los primeros pasos en la política los daría de la mano de otra importante estirpe: los Guerra de la Espriella, de Sucre. En 1997, Antonio Guerra buscaba elegirse como senador de la República con el extinto Movimiento Nacional Progresista, y para conquistar los votos del Atlántico buscó la ayuda de su cuñado David, quien estaba casado con su hermana Albertina. Aunque éste no tenía trayectoria política, sí contaba con un capital económico lo suficientemente grande como para financiar la campaña en el departamento. Aceptó con una condición: en caso de ganar, desde su puesto en el Senado lo ayudaría para conseguir un contrato con el Estado a nivel nacional, y así recuperar la inversión que iba a hacer.

Poco antes de que Antonio lo buscara, David Char junto a sus hermanos habían comprado Los Campanos, una finca de 900 hectáreas en el municipio de Sabanalarga —a 50 kilómetros de Barranquilla— en donde se dedicaron a producir leche y carne de res. El negocio marchaba a la perfección cuando hasta su oficina llegó Sonia Fontalvo, entonces directora de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos de Colombia (ANUC) en el Atlántico, para proponerle un proyecto. Fontalvo esperaba poder convencer a Char para que le vendiera la finca al INCORA y entregársela a decenas familias campesinas para que las trabajaran. De entrada, Char le dijo que no, pero al ver que Fontalvo tenía el contacto de varios líderes en los municipios del Atlántico, principalmente en Baranoa, la involucró en la campaña de Antonio Guerra organizando reuniones con la ANUC y así asegurar los votos en favor del político sucreño.

A David Char le quedó gustando el proselitismo político, y en una reunión que tuvo con su amigo del colegio Julio César Polanía, le contó el acuerdo al que había llegado con Sonia Fontalvo y el trabajo que estaba haciendo para conseguirle votos a Antonio Guerra en el departamento. Polanía, quien en ese momento era el segundo renglón de Hernando Marriaga, candidato a la Asamblea del Atlántico, no dudó en mantener cerca de Char para hacer nuevas alianzas en Barranquilla. Precisamente, fue a través de Polanía que el sobrino de Fuad Char conoció a Eduardo Pulgar, actual senador por el Partido de la U y entonces candidato al Concejo de Barranquilla; y a Alonso Acosta, quien buscaba reelegirse en la Cámara de Representantes con el Movimiento Participación Popular, que lideraba su tío Gabriel Acosta Bendeck.

Sin darse cuenta, David Char en pocos meses había conformado su propio grupo político, y la sorpresa fue mayor cuando todas sus apuestas electorales terminaron eligiéndose: Eduardo Pulgar se convirtió en concejal, Hernando Marriaga llegó a la Asamblea Departamental, en Baraona apoyó al esposo de Sonia Fontalvo para que también fuera concejal y Antonio Guerra de la Espriella sacó 5.000 votos en el Atlántico, un resultado que sorprendió e incomodó al propio Fuad Char, quien no creyó que su sobrino lograra sumarle más de 500 votos en el departamento.

Entre los años 1998 y 2002 David Char se consolidó como la cabeza de un pequeño grupo político con ambiciones mucho más grandes dentro de Barranquilla. Pero para entrar a la arenosa es necesario tener la venia de alguna de las tres familias que controlan la política en la ciudad y los municipios importantes como Soledad y Malambo: los Name, entonces encabezados por el senador José Name Terán y su hermano David Name, empresario y contratista en Barranquilla; los Gerlein, dirigidos por los hermanos Roberto —senador—, Jorge —representante a la Cámara— y Julio Gerlein —empresario y contratista—; y los Char, con el senador Fuad Char como máximo jefe.

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Fuad Char junto a sus hijos el popular alcalde de Barranquilla Álex Char y Arturo, quien heredó la curul de su papá en el Congreso.

Las calles de Barranquilla se llenaron de carteles con el rostro de David Char que lo ponían como candidato a la Cámara de Representantes. El periodista Jorge Cura, que dirige la emisora Atlántico, parte del grupo de medios de los que son dueños los Char, lo llamó para preguntarle por su aspiración electoral. Ni siquiera pudo responder públicamente la llamada. Pero cuando Char se encontró con "sus concejales", como llamaba a Pulgar y Munárriz, no solo supo que ya era candidato por el Partido Liberal, sino que además era la fórmula de Tarquino Pacheco, representante a la Cámara con el movimiento Voluntad Popular dirigido por Fuad Char. Pacheco estaba decidido a hacer su propio camino político, y fue quien le consiguió y tocó las puertas en las toldas rojas para conseguir el aval para los dos.

Y así se hizo.

Para la década de los 2000 solo había una forma de hacer política en Barranquilla. El mismo David Char ante la JEP confesó cómo funciona la maquinaria electoral controlada por las tres familias: los Name, los Gerlein y los Char. Estos son los que manejan, aún 30 años después, la política en el departamento. Aunque a David su tío no le había levantado el brazo para ser representante, su apellido parecía suficiente para sacar adelante cualquier candidatura.

Comprar votos con dinero o con materiales de construcción, o pagando matrículas escolares y comprando libros y útiles escolares se convirtió en una institución en la capital del Atlántico. Cada político tiene un grupo de líderes —o mochileros, como se les conoce popularmente— que les consigue los votos en los barrios.

Ubicando a las personas en una misma zona de votación, reteniendo cédulas, entregando ladrillos, tejas, cemento o $25.000 por voto, David Char aseguró que aplicó todas estas prácticas, al igual que las tres familias tradicionales, para llegar a la Cámara de Representantes en 2002. Aunque Char solo reportó un gasto de $220 millones, los libros nunca reflejan la realidad de los dineros que se movieron en la campaña. Por lo menos otros $600 millones fueron repartidos en efectivo para cubrir los gastos en la compra de votos. El resultado: David Char se eligió con más de 38.000 votos.

Pero quien tiene la plata no duda en invertirla. Según el propio Char, que comenzó a destapar la olla de la corrupción electoral en el Caribe, la propio Registraduría tiene montado todo un negocio para la venta de votos, que los políticos veían como un colchón, un mínimo de votos que se aseguraban en el conteo. "El carrusel de la votación", era más costoso, pero al mismo tiempo era más efectivo. La Registraduría puso a disposición toda su infraestructura, desde los jueces de votación hasta los propios votantes. Aunque Char no reveló los nombres de los funcionarios que estarían involucrados en este carrusel, sí pidió una audiencia reservada para entregar los nombres de las personas que aún no están siendo investigadas.

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David Char tenía sus propios concejales en Barranquilla, Alejandro Munárriz y Eduardo Pulgar.

En 2003 a Eduardo Pulgar, concejal de David Char, le fueron encontradas 112 cédulas y casi $ 2 millones en billetes de $ 20 mil. Barranquilla ya se alistaba para unas nuevas elecciones regionales, eligiendo alcaldes y gobernadores. Sin embargo, Pulgar salió limpió del escándalo y nunca se le abrió una investigación formal por el asunto.

Pero en 2007 la Procuraduría General de la Nación sancionó e inhabilitó por 18 años tanto a Pulgar como a Alejandro Munárriz después de comprobarse que los dos participaron en un desfalco al Concejo de Barranquilla en el año 2000 por más de $5.000 millones. Sin embargo, en 2014 el entonces procurador Alejandro Ordóñez le dio un giro a la muerte política de Pulgar argumentando que la Procuraduría había valorado erróneamente varias pruebas que favorecían a Pulgar y otros 9 funcionarios que también habían sido sancionados en 2007 y bajo el amparo del recurso de súplica habilitó a Pulgar.   Sobre la decisión de Ordóñez cayó un manto de dudas y se entendió como un favor personal y de reconocimiento al voto de la entonces esposa de Pulgar, la exsenadora de la U Karime Mota, heredera de su curul, para asegurar la reelección. La decisión  que judicial que sacó del cargo a Ordoñez pondría al descubierto el intercambio de favores que le posibilitaron su reelección.  Pulgar aprovechó su nueva realidad política y logró con 80.000 votos llegar al Senado por primera vez en 2014, y convirtiéndolo en uno de los electores duros de la U en la Costa.

David Char demostró que tenía la vena política de su familia, y no había necesitado de su apoyo abierto e incondicional para conquistar el Congreso. Se sintió fuerte y eso lo notó Germán Vargas Lleras, jefe de Cambio Radical y cabeza de lista de su partido para las elecciones de 2006 al Senado. Vargas Lleras, a pesar de tener a Fuad Char en sus filas y a su hijo Arturo, quien heredó la curul, no dudó en ofrecerle a David la posibilidad de ser el jefe del partido en el Altántico. "A un Char lo recibo sin pensarlo", le dijo el hoy exvicepresidente cuando lo recibió por primera vez en su oficina. Pero el puesto tenía que ganárselo a su primo Arturo en las urnas.

La posibilidad de convertirse en el barón electoral del Atlántico llevó a David Char a aliarse hasta con los paramilitares para alcanzar sus objetivos políticos. Char sabía quiénes eran los representantes de las AUC que desde el año 2000 hacían presencia en la región cuando coparon la alcaldía de Soledad a través de la alcaldesa y se codeaban con la clase política de Barranquilla.

Julio César Polanía, su viejo amigo, volvió a aparecer en los primeros meses de 2005 cuando lo invitó al cumpleaños de su esposa. En esa reunión, en la que estaba la clase dirigente barranquillera, Polanía le presentó a Char dos personas que cambiarían el rumbo de su carrera política: Édgar Ignacio Fierro, alias Don Antonio, y Carlos Mario García, alias El Médico. El primero era el comandante paramilitar del Frente José Pablo Díaz, perteneciente al temible Bloque Norte dirigido por Jorge 40 y uno de sus hombres de confianza. El segundo era el lobbista de las AUC en la Costa Caribe, el hombre del maletín. Los dos fueron claves para que en 2004 Guillermo Hoenigsberg, hoy condenado por corrupción, llegara a la Alcaldía de Barranquilla.

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Alias Don Antonio y alias El Médico o Gonzalo fueron los hombres de las AUC que penetraron la política en el Atlántico y se aliaron con David Char para llevarlo al Senado.

Aunque en esa reunión no se habló de política, el enlace estaba hecho, y en menos de 30 días David Char se volvió a encontrar con Don Antonio para definir un acuerdo político. Hasta el campamento Corea, en medio de la Sierra Nevada de Santa Marta, llegó Char, donde lo esperaban los paras con unas condiciones muy específicas: él recibiría todo el apoyo de las AUC para su campaña al Senado con Cambio Radical, pero ellos pondrían el candidato a la Cámara de Representantes con el que haría campaña. Char no tuvo ningún problema cuando supo que la ficha de los paras era Alfredo Arraut, exalcalde de Soledad y actual candidato al concejo de ese municipio, el segundo más importante del departamento.

Inmediatamente alquiló una casa en la calle 85 con carrera 47, en Barranquilla, y la convirtió en el comando para la campaña electoral de 2006. Varias veces se reunieron en la sede con Carlos María García, Mario Marenco Egéa, alias el Gordo, otro jefe paramilitar de la zona y Alfredo Arraut, quien para ese momento, a pesar del respaldo paramilitar, contó con el apoyo del Partido Conservador a través de Efraín Cepeda y la familia Gerlein. Todos llegaron hasta la sede política para mostrar sus cartas, qué líderes tenían en los municipios y cuántos votos tenían a grosso modo.

Y para demostrar su compromiso con la causa, Char le entregó en efectivo $50 millones a Carlos Mario García, el Médico, mientras extendía su influencia sobre otro grupo también manejado por los paramilitares: Rosa Stella Ibáñez, alcaldesa de Soledad entre 2004 y 2007; y Robin Hernández, alcalde de Malambo en el mismo periodo. Los dos le entregaron la contratación de los municipios a las AUC, que convirtieron el Hospital Materno Infantil, al igual que David Char, su fortín burocrático.

Todo estaba listo para iniciar formalmente la campaña al Congreso. En 2005, en el Hotel Dann Carlton de Barranquilla, David Char personalmente junto a varios hombres de su campaña organizaron el lanzamiento tanto de su campaña como la de Alfredo Arraut. Al evento llegó incluso Germán Vargas Lleras, quien habló en un auditorio con más de 1.000 personas, entre los que estaban los jefes paramilitares. Sin embargo, la candidatura de Alfredo Arraut nació muerta, y ese mismo día Vargas Lleras se encargó de enterrarla. Al terminar su discurso, el primero de la noche, los periodistas le preguntaron por las sospechas alrededor del nombre de Arraut. El jefe de Cambio Radical respondió sin vacilar: "si son ciertas las acusaciones, Cambio Radical no puede apoyarlo". Dos semanas después Arraut fue capturado por la Fiscalía.

El Médico, Don Antonio y el mismo Julio César Polanía se inquietaron por el futuro electoral con David Char. No estaban felices con la captura de Arraut, que ellos interpretaron como una orden del propio Vargas Lleras para cerrarle las puertas del partido. Polanía, que siempre tuvo mucha confianza con Char, le dijo que iba a ver una reunión en La Mesa, Valledupar, para decidir qué hacer. Mientras tanto, fue haciéndole un nuevo contacto con Alonso Acosta, con quien ya había tenido buenas relaciones y volvía a hacer una alianza para llegar al Congreso.

El fantasma de la parapolítica quedó rondando alrededor del nombre de David Char, quien sacó 28 mil votos engrasados con la maquinaria electoral que Char ya sabía utilizar con destreza. Esta vez fueron $1.800 millones los que se gastó para comprar votos en Barranquilla y buena parte de la Costa Atlántica. Después de dos años en el Congreso, dejó su curul sin mayores explicaciones y se retiró de la política.

Once años después David Char decidió confesar no solo su relación con los paramilitares que se tomaron el Atlántico, sino la filigrana de la política barranquillera encabezada por su los Name, los Gerlein, pero principalmente, por su familia: los Char.

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