En medio de las lágrimas, Daniela Montoya tuvo la fuerza para apuntar el dedo contra Álvaro González, el poderoso dirigente de la Federación Colombiana de Fútbol que la vetó de la Selección por denunciar las pésimas condiciones laborales, los vejámenes de la dirigencia que no quería reconocerles los premios y logros que habían alcanzado, y el sepulcral silencio al que fue condenada junto a varias compañeras. Durante años y medio, Montoya, la 6 y eje central del medio campo colombiano, fue relegada de la mayores: "Denuncié falta de garantías y premios que nos habían prometido. Esa fue la razón por la que no me llevaron a los Juegos Olímpicos".
Entre lágrimas, Daniela Montoya habló del veto en la @FCF_Oficial: “denuncié falta de garantías, premios y por eso no me llevaron a los J.J.O.O. Yo le escribí a Álvaro González y a Felipe Taborda y ellos me decían: tranquila que la vamos a convocar” pic.twitter.com/xtoPSVbUNW
— El VBAR (@VBarCaracol) 7 de marzo de 2019
Desde niña, Daniela Montoya sabía que no la tendría fácil en el fútbol. En el colegio no la bajaban de marimacha por interesarse en un "deporte de hombres". Se inició como muchos jugadores y jugadoras, en las calles de su barrio. Imitando al Pibe Valderrama, su gran ídolo, se hizo la dueña y ama del balón y el medio campo. Fue su papá quien la motivó y le transmitió el gusto por el fútbol, y fue la única de las mujeres de su casa —tiene tres hermanas— que realmente se interesó por el deporte, aunque su hermana gemela la acompañó los primeros años en las canchas. Daniela dejó el colegio en un segundo plano, pero el carácter fuerte de su mamá Marta Quiroz la mantuvo en los estudios. Incluso la obligó a repetir un año en el colegio a pesar de que no era necesario. Daniela, reconociendo las razones de su mamá, aceptó la decisión, pero nunca abandonó el fútbol.
Daniela llegó por primera vez a la Selección en 2010. Se estrenó en el Mundial sub 20 ante Costa Rica. Con dos goles, le dio la clasificación a Colombia para los cuartos de final. Su debut no pudo haber sido mejor. Sin embargo, siempre supo que no la tenía fácil. Las jugadoras, a diferencia de los hombres, no se pueden dedicar al fútbol completamente, tienen que estudiar y trabajar para poder vivir. Daniela decidió estudiar y convertirse en profesional del deporte, y rebuscarse la vida a sus 28 años. Aunque las condiciones en un principio fueron las mejores, con el paso de los años cada vez habían menos viáticos, menos viajes, menos uniformes que tenían que ser utilizados una y otra vez incluso estando rotos, y arriesgando su integridad al tener que entrenar en canchas que se parecen más a un potrero.
Daniela se volvió incómoda en la Federación cuando empezó a denunciar estos hechos: "Yo sentí que debía hablar de unos premios y de tener unas garantías porque nosotras amamos la selección, amamos el país y queríamos seguir marcando historia e ir a unos olímpicos que era tan importante para todas".
Y se enfrentó al dirigente más poderoso de la Federación. Álvaro González, quien desde hace más de 20 años está en Fedefútbol y es el presidente de la Difútbol, se hizo el de la vista gorda ante las denuncias, pero por debajo de mesa iba presionando para que a Daniela la relegaran de la Selección. Era inexplicable. La 6 de la Mayores siempre fue uno de los ejes del medio campo, y lo demostró jugando en los equipos nacionales, todos querían tenerla en su plantilla.
"Yo hasta le mandé una carta al presidente (de la Federación Colombiana de Fútbol) dirigida hacia él, hacia Álvaro González y a Ramón Jesurún. Ellos nunca me respondieron, le escribí a Álvaro y me decía, tranquila, tranquila que eso es algo del cuerpo técnico y yo voy a ayudar para que algo se soluciones". Nunca pasó.
A Daniela la sacaron, y el entrenador de ese entonces, Felipe Taborda, se mostraba como su aliada pero realmente estaba del lado de González, quien no ha logrado disimular su inconformidad con el fútbol femenino. Su historial habla por él: defensor del Bolillo Gómez cuando golpeó a su compañera saliendo de una discoteca en Bogotá; defensor del presidente del Tolima cuando aseguró que el fútbol femenino era la cuna del lesbianismo, González quiso sacudirse su responsabilidad argumentando junto a Ramón Jesurún que todo era un tema de plata. Hoy sabemos que no es así. Daniela destapó a González en una rueda de prensa, en la que mostró este video en que se ve claramente el veto del dirigente a Daniela.
¡Atención!
Esta es la prueba del veto que presentan las jugadoras de la @FCFSeleccionCol por parte de Alvaro González a Daniela Montoya y Nelson Abadía: "si yo tengo una lanza en el rabo, me la quito y quedo feliz" dijo González pic.twitter.com/AjvUHs2kHm
— El VBAR (@VBarCaracol) 7 de marzo de 2019
Hoy todos piden la cabeza de González, y se sabe que metió la mano para acabar con el fútbol femenino en Colombia. Daniela, quien ahora está respaldada por sus compañeras y algunos dirigentes, no descansará hasta que la Liga Femenina sea otra vez una realidad.
El historial de meromacho que tiene a Álvaro González en la cuerda floja
