Nació cercano al poder pero se ha hecho famoso burlándose de él. Aunque creció al lado de su padre, Daniel Samper Pizano, viéndose cada miércoles en Ramoncito, el personaje de la serie Déjemos de vainas, ha logrado sacudirse de su influencia. La suya fue una infancia feliz. Los domingos iba a El Campín y a veces posaba en la foto previa al partido junto a Ernesto Díaz, Alfonso Cañón o James Mina Camacho, los ídolos de su santafecito lindo. Entre semana, después de una fatigosa jornada en el Gimnasio Moderno, en donde no sólo desesperaba a sus profesores con su hiperactividad sino que agitaba avisperos desde las páginas de El aguilucho, el periódico estudiantil que dirigía, se divertía dándole de comer jugosos filetes de carne al Monaguillo, el león mascota del equipo de sus amores al que albergaron los Samper Pizano durante todo un año por pedido de La Chiva Cortéz.
Creció entre periodistas y libros. Intentó ser abogado pero al segundo mes se pasó a estudiar literatura en La Javeriana. Escribió cuentos, poemas y, recién graduado, dio clases en el Gimnasio Moderno. Pero no por mucho tiempo. A los 26 años se tiró de lleno con un proyecto que socavó la moralina Colombiana. Soho empelotó a reinas, futbolistas, políticos y cantantes. Allí Carlos Gaviria fue Papá Noel, Gustavo Gómez Córdoba agente del ESMAD, Navarro Wolf Jack Sparrow y el Tino Asprilla el pensador de Rodin. Desde las páginas de Soho tuvo agarrones con Carolina Sanín, que acusó a la publicación de machista y con Alejandro Ordoñez, a quien le agradece la publicidad gratuita que le dio a la revista.
Sin embargo fueron sus columnas en Semana, que para muchos son unas caricaturas las que lo convirtieron, sobre todo en la época de Uribe, en el escritor satírico más reconocido del país. Aunque se le puede criticar exabruptos como decir que Santiago Gamboa o Jorge Franco son grandes escritores y algunas veces se apropie con descaro trinos ajenos para construir sus chascarrillos, ningún columnista, ni siquiera Daniel Coronell, puede presumir de tener 1.180.000 seguidores en twitter.
Por eso, Daniel Samper Ospina, cansado de meterse con José Obdulio, el Procurador, Pachito, Uribe y toda la godarria desde su columna impresa, empezó a dar lora en Youtube el año pasado y ya es un susceso absoluto. No tiene la pinta de Garmendia ni el conecte de Juan Pablo Jaramillo, pero empezó a ser el primer columnista de un medio nacional que saltó al Youtube y aunque otros han intentado seguirlo han estado lejos de conseguir su éxito. Cuando salió su primero video no creía que iba a ser un referente para los adolescentes, que ni siquiera sus hijas Guadalupe y Paloma lo verían. Ahora es un ídolo entre los universitarios que ya no solo lo leen religiosamente en sus columnas semanales sino que lo ven en sus espectaculos en vivo. Danny es un exito.