Querido Daniel:
Después de enterarme, no sin asombro, que la Alcaldía de Bogotá en cabeza del doc ha decidido que sus redes sociales y, por ende, la interacción con los ciudadanos, sean manejadas por una youtuber alias "Loa", se me ocurre que usted, ya que ha decidido arar en ese difícil terreno de la autocomplacencia en Youtube, debería exigirle a su ungido que le dé ese puestico. Es el colmo de la injusticia que usted que le votó, que le ha cuidado la espalda, que lo protege y le reza, haya sido ignorado de esa manera tan vil. Si usted puede pagar su propia ambulancia, no es una vendedora de tintos callejera, ni una mujer que fue violada, mucho menos un habitante de calle, entonces ¿de dónde acá la indiferencia del alcalde? Si es porque Loa es mujer y es más joven, podemos argumentar que usted se ve más anacrónico y eso va en concordancia con las políticas del gobierno distrital.
Usted dirá que nunca ha querido trabajar en el sector público, que para cambiar el mundo le basta su millón de seguidores, pero doctor Samper, seamos realistas, el disco se le está rayando, la vulgaridad también cansa, y si sigue así va a terminar contando chistes en la emisora de William Vinasco, o, en el peor de los casos, en la Luciernaga. Ya es hora de que asuma su lugar. Mire el ejemplo de la ministra de trabajo o de los niños Galán, que a pesar de ser tan escasos de inteligencia, ahí están chapuceando en el charco del poder. Asuma que es un delfín peñalosista. Salga de la clandestinidad. Exija su lugar. Usted también tiene derecho a tener sociedades en Panamá como Arizmendi, Julito o Yamid.
Además su alcalde lo necesita, no deja de tropezar y dar tumbos, se le ve triste saltando de atraco en atraco, de hueco en hueco y de trancón en trancón. Un día cree que está en París al otro día cree que está en Quibdó. Ni siquiera limpiar postes, su principal pasatiempo, lo saca de la confusa depresión. Solo piensa en vender cosas, echar pañete y en sacar dinero a los bolsillos de los más pobres, lo cual es respetable dados sus cimientos ideológicos, pero no le sirve para su principal objetivo, levantar su deteriorada imagen. Ya no parece el gerente norteamericano de marras, sino un culebrero ante la mirada atónita de los más ingenuos. Tal vez solo usted, que tiene la magia de convertir un debate político en chiste verde y que puede volver los defectos físicos de las personas un asunto de primer orden nacional, sea lo que el alcalde necesite para levantar las cortinas de humo, que necesita alguien de la estatura larga y acabachiros del burdomaestre.
Su delfín de confianza, Miguel Uribe, miembro del cartel del pañal, no le sirve para el cometido. Nada más mire lo que le pasó con el montaje del encapuchado, el ridículo fue monumental, ni con la ayuda de su revista y los demás grandes medios pudieron limpiarle la embarrada. Pobre niño, no solo heredó la lucidez del abuelo sino la costumbre de culpar a las víctimas de sus más crudas heridas. Él, que debería ser el paladín y el bastión del alcalde, para poder llevar a cabo el saqueo que planean, es en sí mismo, el símbolo de la torpeza, la inexperiencia y la improvisación: una persona de las capacidades y edad de Miguelito, debería estar impulsando carreras de pique por las nocturnas vías bogotanas o haciendo videos como usted, mi buen Daniel, pero no encargado de los derechos humanos de la ciudad.
La otra heredera, alias la “conchuda” Araujo, también se ve desubicada. Si Peñalosa quería mantenerla en el gabinete debió crear nuevas secretarías, por ejemplo una secretaría de megaminería a cielo abierto, o la secretaría de la mafia y la corrupción, pero encargarla de manejar la integración social, a ella, que viene de una familia que ha gustado de desintegrar al prójimo, no resulta para nada conveniente, usted sabe que, tal como lo hicieron en la costa, esa estirpe puede convertir la política social en un juego de chance, y aunque eso es lo que quiere hacer el alcalde con la ETB, los hospitales y la ciudad en general, es mejor no ser tan evidentes. El collar de funcionarios y errores de la administración es de nunca acabar, pero el objetivo de esta carta no es hacer esa incansable lista, sino convencerlo a usted de que cumpla con su deber histórico.
Mejorar el ambiente quemando llantas y cerrando reservas forestales, poner una montaña rusa para nutrir sus buses y su ego, vender la empresa de teléfonos para comprar cemento y llantas, hacernos pagar el alumbrado público, incrementar los precios de transporte y del servicio del agua, dejar morir a los pobres o en su defecto encerrarlos, coger a garrote a todo aquel que quiera protestar; no son asuntos fáciles de sortear, el alcalde va a necesitar un ejército de youtubers, que usted podría comandar. Piénselo Daniel, asuma su responsabilidad, antes de que sea demasiado tarde.
Y dejémonos de próstatas ¿sí?
Revocatoria YA. Que se vayan todos.
@Amediacuadra8