Las pruebas previas al encendido de las turbinas de Hidrotuango, el gigantesco proyecto que hace cuatro años estuvo a punto de colapsar, no ofrecen todavía la tranquilidad necesaria para que el complejo comience a generar energía para 17 millones de colombianos. Un primer intento realizado el martes 25 de octubre produjo fuertes vibraciones en el terreno y la preocupación se apoderó de los habitantes del área de influencia cuando las autoridades anunciaron una evacuación preventiva.
Daniel Quintero, alcalde de Medellín, es el hombre en quien se fijan la mayoría de las miradas. No sólo porque su calidad de miembro de la junta directiva de EPM, operadora del proyecto, sino porque en enero él celebró como un triunfo propio un acuerdo que permitió el pago de los más de $4.3 billones estimados por la Contraloría como el monto de los daños fiscales producidos por errores técnicos y humanos que estuvieron a punto de generar un siniestro tras dos fuertes avenidas del río Cauca mal canalizadas.
El 27 de enero Quintero fue testigo principal de un acto protocolario en el que se firmó el acuerdo que millonarias sanciones impuestas a 26 personas, entre ellas los exgobernadores de Antioquia Sergio Fajardo y Luis Alfredo Ramos, a cambio de que las reaseguradoras cubrieran los perjuicios causados.
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Las reaseguradoras ya pagaron y entonces hay en caja los recursos que los expertos consideran suficientes para reparar lo que estaba mal y permitir que, como estaba previsto, la primera turbina sea prendida durante el último trimestre del año.
Mapfre, en efecto, completo su pago -más del 80%- y dejó constancia en una comunicación que fue allegada ese mismo día por EPM a la Contraloría General de la República. La compañía Suramericana de Seguros S.A. desembolsó $402.454 110.120, mientras que COLPATRIA giró $21.500 millones. Con obligaciones más pequeñas, BS pagó $2.000 millones.
La solución amainó las peleas políticas que se desataron entre el Alcalde y varios de los implicados en el proceso. Sin embargo, los ojos escrutadores se fijan en quien dice haber hallado la solución.
Gran parte de los problemas técnicos han sido resueltos en un complejo en el que la principal falla detectada consistió en que, cuando apenas se iniciaban las obras en la primera década de los 2000, EPM desistió de la construcción de las guías de las compuertas de cierre de los túneles de desviación. No fue tenida en cuenta la opinión de la Junta de Asesores que insistía en que fueran respetados los diseños originales.
El afán radicaba en que Hidroituango entrara a operar en 2018 porque ya había ganado dos subastas que le exigían generar 9.540.821,91 kilovatios hora durante el periodo comprendido entre el primero de diciembre de 2021 al 31 de diciembre de 2038.
Las pelas políticas ya terminaron y ahora el debate es eminentemente técnico porque hay una razón de peso: Hidroituango se apresta a enfrentar una dura prueba luego de haber sido rescatada financieramente. El merquecado solo espera que se enciendan sus turbinas.
