Daniel Quintero: el perseguido

Daniel Quintero: el perseguido

Daniel Quintero acaba de obtener el título más preciado que pueda conquistar alguien con grandes aspiraciones políticas: ¡ser un perseguido!

Por: Germán Peña Córdoba
mayo 27, 2024
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Daniel Quintero: el perseguido

DANIEL QUINTERO CALLE EXALCALDE de Medellín es una figura relativamente nueva en la política colombiana, no es un buen orador, pero tiene el tiempo a su favor, quizás, se encuentra en trance de lograrlo. Su proyección nacional es una asignatura pendiente. Daniel Quintero es un tipo de hablar pausado, pero en cada palabra que pronuncia deja ver su lealtad con la causa Progresista; recorre sus espacios en tenis y bluyín, es joven, esbelto, delgado, simpático y cálido. Su espontaneidad lo hace más asequible y la gente fácilmente puede establecer un diálogo abierto con él. Pónganle el ojo a Daniel; en un futuro no muy lejano, lo veo como un fuerte candidato presidencial

¿Por qué me atrevo a expresar la anterior?

Porque Daniel Quintero, acaba de obtener el título más preciado, que pueda conquistar alguien con grandes aspiraciones políticas: ¡ser un perseguido! Lo graduaron y de ahora en adelante, con el título de perseguido, sus innumerables detractores le ejercerán sin descanso. Así las cosas, Daniel estará entre la Democracia y la polarización, algo esencial para brillar en la política colombiana.

Su movimiento político llamado "independientes" acaba de sufrir un grave revés: lo han despojado de su personería jurídica y él, con su bizarro comportamiento, fue determinante en su decisión: anuncia que irá por firmas; fácilmente conseguirá las que se proponga: ¿acaso no es un perseguido?

Los cooptados órganos de control o cortes, torpemente lo subieron a la tarima y le colgaron la medalla que lo acredita como el perseguido a perpetuidad. Ser perseguido por el deshonrado establecimiento colombiano es decoroso, es una condición sine qua non, para llegar a las grandes alturas de la política, o si no que me desmienta Gustavo Petro.

Cuando se es perseguido con saña como se persigue a Daniel Quintero, automáticamente se dispara una masiva corriente de solidaridad que lo abruma. Es la condición humana que surge de manera espontánea, y el hecho es complementado por fuerzas que tratan de arropar al perseguido, protegerlo, para que nada le pase y con más veras, si la persecución viene de donde viene. Finalmente, para el imaginario colectivo el acoso tiene claros visos de injusticia terrenal y al final todo se refleja en votos.

Un hecho claro de persecución, que se convierte en aliada del éxito político, es la que llevo a cabo Alejandro Ordoñez siendo Procurador General de la nación, contra Gustavo Petro; independientemente de sus ejecutorias, capacidades e inteligencia, su trabajo legislativo por más de 20 años, en gran parte la persecución desatada por Alejandro Ordóñez lo llevó a la presidencia de la república. De todos es sabido el éxito que logró en la CIDH, que ordenó restituirlo de inmediato en su cargo. Esa decisión, fue lo que inspiró una gran fuerza que robusteció su base social. En el imaginario quedó grabado esa persecución y me atrevo a decir, que ayudo grandemente en su vigencia política.

Regresemos al tema de Daniel.

Independientemente de las naturales luchas por el poder político, sus causas, sus detalles, su intríngulis, lo más impactante en la vida de Quintero es el desafío que se planteó, de luchar contra grandes poderes fácticos representados por el GEA, ese todopoderoso grupo empresarial antioqueño, donde presenciamos en vivo y en directo, una lucha análoga entre David y Goliat que lo victimiza.

Sus ejecutorias son valiosas a nivel social; Daniel enfrentó con valentía grandes poderes que como tiburones blancos lo rodearon para devorarlo, él desafió esos mega poderes, acostumbrados a que el estado se les arrodille.

Vendrá una lucha intensa para la postulación del candidato del Progresismo en el 2026. Una figura femenina se asoma a la ventana, por ella circula aire fresco, es ¡Carolina Corcho! Carolina es brillante, de una belleza exótica y una inteligencia superior, Carolina seria, una excelente candidata, tiene fuerza en el hablar y es consecuente en su ideología. Para mis amigos que me dicen que no hay candidatos fuertes, ahí los tienen, podría nombrar otros: Guillermo Alfonso Jaramillo, Iván Cepeda, Gustavo Bolívar, etc. Soy un convencido que el próximo presidente de Colombia será presidenta. Curiosamente del otro lado del espectro es lamentable, no veo a nadie... o si veo: Vicky Dávila presidenta y Miguel Polo Polo vice.

 ¡Apague y vámonos!

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