El 2022 es nuestro año electoral, y bien movido sí que empezó, pues finalizando 2021 se ratificó que este año se realizaría la revocatoria del mandato del actual alcalde de Medellín, Daniel Quintero Calle, un joven con un gran liderazgo en las bases de izquierda antioqueña, especialmente de ese equipo escondido de Gustavo Petro.
Quintero llegó como un joven que luchó contra la “politiquería” paisa, pero cada día ese disfraz de joven independiente y democrático se fue desdibujando y como su referente político se fue volviendo más arrogante y pretencioso para manejar a su antojo la política y la economía de Medellín.
Ser joven no es prenda de inexperiencia, y mucho menos de ser anticorrupción. Y los escándalos alrededor de esto no se han hecho esperar en los dos años de alcaldía que lleva Quintero, como son los relacionados a EPM, Telemedellín y la cercanía de su señora esposa con las órdenes ejecutivas en su administración, todo esto para controlar la ciudad y el departamento en miras a su aspiración presidencial a las elecciones de 2026.
Tras esto se desató la revocatoria del mandato del burgomaestre paisa, el cual se llevará a cabo en el primer semestre de 2022. Al parecer sería el 13 de marzo junto a las elecciones legislativas del país; pero al mejor estilo de Gustavo Petro, ya salió el joven Daniel a decir que esto era una persecución, ya no de Alejandro Ordóñez (exprocurador general de la Nación) sino del expresidente Álvaro Uribe y el presidente Iván Duque.
Además, Quintero interpuso una tutela para violar el derecho de revocatoria que 133.248 medellinenses tienen sobre él, y la más peculiar pero no menos importante es la foto que subió el lunes 17 de enero en su cuenta de Instagram, sobre la cual se dibuja en su mano la palabra NO junto a un signo +, añadiendo en la descripción que en la revocatoria diría NoMás corrupción, carteles y uribismo, imitando así los actos en el balcón del palacio de Liévano hizo Gustavo Petro dibujándose un No en su mano, mientras arremetía fuertes discursos contra la institucionalidad y el gobierno de turno.
En fin, Daniel Quintero, quien llegó a la alcaldía como el joven outsider, terminó siendo uno más de esos mal llamados de centro que tan solo son petristas enclosetados, y que como su caudillo busca un montón de leguleyadas para violar el derecho constitucional de un pueblo de revocar a sus malos gobernantes.
Solo nos resta esperar qué sucederá en esta novela política y si por primera vez en su historia la capital de los paisas logrará tumbar democráticamente a su alcalde.