Lo peor que le puede pasar a un periodista que hable mal del expresidente es que lo vete en twitter. Casos hay miles y por eso ha sido muy criticado, incluso a algunos los ha insultado en mensajes internos. Nada más, de ahí no pasa. A pesar de los señalamientos que le han hecho en dos capítulos que lleva la serie Matarife, Uribe guarda un prudente y, al parecer, inquebrantable silencio. Es como si el periodista o los periodistas que crearon Matarife fueran dos zancudos sumbándole en el oído. De ahí no va a salir ninguna investigación contra él.
En cambio cuando Daniel Coronell se pone a investigar la actitud del senador, líder de la bancada del Centro Democrático, vaya que reacciona. Tanto es lo que protesta cada vez que Coronell escribe algo contra él que en mayo del 2014 la SIP, Sociedad Interamericana de Libertad de Prensa, mostró su preocupación por la cantidad de demandas que ha interpuesto Uribe contra el entonces columnista estrella de Semana: "Si bien respetamos el derecho de cualquier persona a reclamar ante la Justicia, la serie de demandas contra el periodista parecieran tener la intención de acallarlo, en represalia por sus investigaciones incómodas". Esto dijo el organismo. Además, para nadie es un secreto que su posición contra el expresidente fue determinante para que el Grupo Semana tomara una determinación que aún hoy da de qué hablar: su ida abrupta de Semana.
Este domingo, desde su medio Los Danieles, Coronell enfiló baterías contra Uribe y lanzó acusaciones muy fuertes. Dejó abierta la posibilidad de que su socio y amigo Pedro Juan Moreno no muriera en un accidente como dice la verdad oficial y muestra documentos que incriminarían a Uribe en la ayuda a narcotraficantes para sacar sus licencias aéreas mientras fue director de la Aerocivil. No creo que Urbe se vaya a quedar callado como cada vez que Daniel Mendoza usa uno de sus objetivos. Coronell, como los grandes periodsitas, lo único que hace es, por cada frase, meter un dato. Cada adjetivo en el periodismo no es más que falta de reportería.
Esperen, ya vendrá la rasgada de vestiduras de Uribe. A Coronell siempre le saldrá al ruedo