Se instaló el Congreso de manera virtual, a pesar de la solicitud de la oposición para que fuera presencial. Nombraron a Arturo Char, el más anodino de los senadores, a pesar de la citación a indagatoria que tiene pendiente con la Corte Suprema por sus enredos con la fugitiva Aída Merlano. Al presidente Duque se le olvidó dar por instalado el Congreso y llamó “esa vieja” a Aída Avella, vocera de la oposición. Malos antecedentes para el período que inició el 20 de julio.
La única buena noticia fue el nombramiento como segunda vicepresidenta del Senado a Sandra Ramírez viuda de Manuel Marulanda, alias Tirofijo. Y es buena noticia, no porque ella sea especialmente destacada, sino por lo que representa para el país que, en medio de múltiples asesinatos de excombatientes, llegue una exguerrillera que está firme con el acuerdo de Paz.
También con la instalación del Congreso se conocieron las agendas legislativas de las diferentes bancadas, como la del Centro Democrático, por ejemplo, que siempre sorprende por su originalidad. Perlas como cadena perpetua para el narcotráfico, anulación de fallos de la Corte Constitucional vía referendo, hasta genialidades como declarar la cabra santandereana patrimonio cultural, llegando a la absurda pretensión de que se consulte al causante del embarazo cuando una mujer decide interrumpirlo, amparada en las causales permitidas.
Afortunadamente la gran mayoría de las propuestas del partido de Uribe en los últimos años, no han prosperado, pero sigue intentándolo, tal vez animado por tener presidente de bolsillo, fiscal idem y una buena cantidad de ministros. No han tenido las mayorías para hacer barbaridades como la que intentaron con la JEP. Pero que lo han intentado, ¡lo han intentado! Por eso hay que estar muy atentos en este nuevo período, que además será virtual.
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Por increíble que parezca a la senadora se le ha metido que los perjudicados son los hombres. Pobrecitos a ellos nadie les consulta si quieren o no ser papás
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Una de las más retrógradas de esa bancada, cosa difícil con tan dura competencia, es la senadora María del Rosario Guerra que ahora sale con el cuento de obligar por ley a consultarle al hombre sobre la posibilidad de que una mujer pueda interrumpir el embarazo. Por increíble que parezca a la senadora se le ha metido que los perjudicados son los hombres. Pobrecitos a ellos nadie les consulta si quieren o no ser papás.
Empecemos por dejar claro qué el 40 % de los hogares en Colombia tienen Jefatura femenina, es decir no hay un padre que comparta las tareas de crianza o de manutención. Y no lo hay simplemente porque el hombre no se hace responsable de la paternidad, se desmonta de una responsabilidad que debía ser compartida y nada le pasa. ¿Es a esos padres a los que habría que consultar? Muy considerada con semejantes irresponsables a los que debían más bien meter en la cárcel por inasistencia alimentaria o por violencia intrafamiliar.
Otro porcentaje muy grande en Colombia son los embarazos en adolescentes. Niñas preñadas casi siempre por otro adolescente, que no tiene idea de lo que es paternidad. O mujeres maltratadas que no pueden negar su cuerpo al hombre con quien viven y quedan embarazadas producto de una violación “intrafamiliar”. O qué tal mujeres en condición de calle o trabajadoras sexuales que no tendrían una dirección para mandar a consultar al responsable del embarazo. O el caso de niñas y mujeres campesinas que simplemente no conocen sus derechos, pero ahora tendrían que vigilar que le cumplan un derecho al que las embarazó. Afortunadamente la señora Guerra, en un sorprendente acto de sensatez, excluye de esta consulta, a los violadores.
Esperemos que presente su proyecto para ver cómo sería esa consulta, qué mecanismo propone para encontrar al afligido “padre” que muchas veces paga escondedero cuando sabe que dejó embarazada a una mujer. Qué tal una mujer esperando que se cumpla el debido proceso de consulta y pasen dos, tres, cuatro y hasta nueve meses sin que el “señor” le dé la gana de conceder el permiso de un feto con malformaciones severas o a una mujer cuya vida está en riesgo. ¡Eso si es hacerle la guerra a los derechos de la mujer!