“Su trabajo consiste en hacerse odiar. Única unanimidad del fútbol: todos lo odian. Lo silban siempre, jamás lo aplauden. Los derrotados pierden por él y los victoriosos ganan a pesar de él. Coartada de todos los errores, explicación de todas las desgracias, los hinchas tendrían que inventarlo si el no existiera”
(El árbitro- Eduardo Galeano en “Fútbol a sol y sombra”
Por: Roosevelt Castro B.
La necesidad de cubrir los gastos académicos en el Politécnico Pascual Bravo hizo que Dana Isabel Largo Vanegas escogiera el difícil oficio del juzgamiento en el fútbol y por la invitación de Robinson Monsalve, su profesor de educación física, aceptó ese gran reto.
“Cuando estudiaba en el Pascual Bravo, mi profesor de educación física me invitó a que hiciera parte del equipo de fútbol. Jugué como defensa centro. Después, y ante las dificultades económicas de no tener para el algo o mis útiles escolares, me dijo que si le gustaba el arbitraje él me colaborara para que lo hiciera. Inicialmente, me ganaba $ 4000.oo que también me servían para los pasajes y otros gastos. Luego, me comentó que iba a nacer CASDA y que, si quería hacer el curso, lo hiciera y me aconsejó que si era disciplinada llegaría muy lejos en este mundo del juzgamiento”, comentó la segunda entre 4 hermanas de la familia Largo Vanegas.
Dejando en fuera de lugar sus miedos y sacándole una tarjeta roja al machismo atávico, se enfrentó a su núcleo familiar para hacerle un gol a la incredulidad inicial de sus padres y de sus tres hermanos.
“Mi familia al principio fue muy reacia en que yo arbitrara, pero con el tiempo se dieron cuenta que esto me gustaba y que podía hacer historia en el fútbol desde el juzgamiento. Mi mamá me decía que eso era un oficio de los hombres, pero fue la que más me apoyó. Mi papá, al comienzo, le dio muy duro, pero me fue acompañando a los partidos y hoy por hoy me pregunta acerca algunas de las jugadas que suceden en el fútbol profesional y ya prácticamente el núcleo familiar se ha unido en torno al arbitraje”, expresa la hija de Alejandro, un empleado de mantenimiento en Zenú, y Lina María, una hacendosa ama de casa.
Nacida en Bello, Antioquia, un 27 de diciembre de 1998, pero criada en la Comuna 13, más exactamente en el barrio El Pesebre, de Medellín, la joven árbitro se ha convertido en un referente en el juzgamiento del fútbol.
“Dana es una mujer empoderada, muy disciplinada y muy estudiosa del reglamento. Ella se ha convertido en un referente del juzgamiento de las niñas en CASDA y a quien respeta y admira todo el colectivo de nuestras mujeres árbitro de la Corporación que preside Wilmar (Roldán)”, comenta Marco Antonio Ayala, árbitro categoría Master de la Corporación Arbitral Social y Deportiva de Antioquia, CASDA, y compañero de Dana en ete duro oficio.
Hoy, después de siete años y medio, recorriendo las canchas medellinenses y de Colombia, Dana mira hacia atrás y ve esa senda de grandes aprendizajes en este duro y desagradecido oficio en el que, y en palabras del escritor uruguayo Eduardo Galeano, se convierte en coartada de todas las desgracias, pues los perdedores pierden por los árbitros y los ganadores triunfan a pesar de ellos.
“Hace 4 años sufrí una agresión física y me bajonié mucho, pero sali adelante con la ayuda de mis compañeros y mi familia. Al principio me dio muy duro, pero nuestro presidente Wilmar Roldán me dio muchas frases de aliento y comentó que el mejor árbitro es el que menos se equivoca. Así lo entendí y por ello estoy aquí”, comenta la amante de Niño y Lupita, sus dos perritos que tiene como mascotas.
Las grandes enseñanzas de sus tutores como Wilmar Roldán, sus 24 colegas en el juzgamiento del fútbol femenino en CASDA, y los sabios consejos que les da María Edilma García Porras, la primera juez FIFA de Antioquia, hacen que la amante de los espaguetis, su comida preferida, mire lejos en su proyecto de vida.
“María Edilma siempre nos da buenos consejos. Ella siempre está atenta a todas nosotras. Esto de la virtualidad nos ha acercado mucho a ella, ya que, y como de muchos es conocido, María vive en los Estados Unidos. Por ello, siempre me miro en el espejo de ella y quiero llegar a instancias superiores y tener una escarapela FIFA, como ella lo obtuvo, para ello me preparo todos los días” manifiesta la joven estudiante de sexto semestre de Licenciatura en Educación Infantil de la Universidad Católica Luis Amigó.
Así, el machismo atávico quedó en fuera de lugar y Dana le dio la ventaja al juzgamiento del fútbol como un estilo de vida, muy al pesar de los pasionales hinchas del fútbol.